Se fue en nochebuena Harold Pinter, unos de los màs grandes dramaturgos del siglo XX y de los pocos intelectuales comprometidos con su tiempo. Un britànico que rechazò el tìtulo de Caballero que otorga la corona. Nos quedamos con una treintena de obras, muchas convertidas al celuloide, pero sin su voz comprometida en tiempos de afonìa. Nada de Sir Pinter, si Companion de Honour. Su discurso el 2005 en Estocolmo con motivo del Premio Nobel, fue un latigazo a la conciencia imperial, a un mundo devastado por guerras inútiles, conflictos prefabricados, naciones que han eprdido su Norte, ètica, principios. Hijo de un modisto judìo inglès, hilvanò sus propias ideas y fue el sastre de su propio traje hecho a la medida y circunstancias del mundo que le tocò vivir. Hombre comprometido con las causas decentes, limpias, legìtimas.
Fue y es grande Harold Pinter, el 2006, a pesar de su dura y terminal enfermedad, volviò a subirse al escenario e interprtetò sobre una silla de ruedas a los 76 años un monòlogo de Samuel Beckett, en medio de estruendosos aplausos. Gracias señor Pinter, perdòn, compañero Harold...Rolando Gabrielli©2008