Alguna vez el tiempo
fue su curso
solo nada,
una caja de sol agonizante,
sin el azul la noche se hizo mar,
se extendiò la mesa y el mantel
en una azotea del mundo,
el cuchillo y el tenedor
compartieron un plato,
se subiò el hombre a contemplar
las estrellas que nacen y mueren
envueltas en un gas
y el tiempo quizàs mida
cada uno de nuestros actos
y aùn asì no sè còmo naciò
este tutor del Fin,
convenciòn perfecta de la agonìa.
Tal vez ese sea nuestro tiempo.
Rolando Gabrielli©2008
No hay comentarios.:
Publicar un comentario