Kafka,
nunca dejó
de ser kafkiano.
Tal vez, el primero
en mandar a quemar,
el mundo que magistralmente
describió,
como si hubiese vuelto,
del futuro.
¿Un kafkiano consciente
del propio terror
que puede llegar a producir
la realidad?
No tuvo màs tiempo
que el asignado
a sus palabras,
absolutamente kafkianas,
irreconciliablemente kafkianas,
maravillosamente kafkianas,
para fortuna de la literatura
y del lector kafkiano.
Rolando Gabrielli©2019