sábado, diciembre 30, 2006

Del año que se va, recojo lo que viene...



Del año que se va,
recojo lo que viene.
No lo dejen,
no lo dejen partir,
que no se vaya,
que se quiere ir.
Pon un pie por mí
en el aire,
deja caer una hoja,
mira hacia donde mira,
que se va, que se va,
te digo despidiéndose,
una hoja detrás
de otra hoja,
de tus manos,
ese tiempo ya lejano
del tiempo por venir.
Del año que se va,
recojo lo que viene,
lo que tú me das,
sigue respirando
junto a mí.
Pon un pie por mí
en el aire
y el sueño se cumplirá.
Noches y amanecidas,
tiempo, mira hacia
donde mira.
No lo dejen,
no lo dejen partir,
que se va, que se va,
te digo despidièndose,
una hoja detrás
de otra hoja.
Del año que se va
recojo lo que viene,
lo que tú me das,
sigue respirando
junto a mí.
Pon un pie por mí
en el aire
y el sueño se cumplirá.
Rolando Gabrielli©2006

jueves, diciembre 28, 2006

EN RED ROCKS




En Red Rocks
alguien cuenta
esta historia
que escribo
sin saber
si mi memoria
repasa el futuro
en esta roca roja
donde nació tu palabra.
Red Rocks
está bajo la nieve
y tus ojos ven
un tiempo por mí
el tiempo sepultado
de mi memoria.
La montaña devuelve
este silencio helado
y no hay palabra
que no deje un eco
en estas rocas rojas,
piedras que en otras piedras
vive la memoria.
Rolando Gabrielli©2006

ELLA LEE...



Ella lee,
ama,
adora los libros,
respira,
goza,
confía
en mis palabras,
sueña
con la libertad
de cada página,
se entrega
a la aventura
con su
(a) dorada inocencia,
y atraviesa el bosque
el sol,
las estrellas,
la montaña,
el mar,
un camino
entre campanas.
Con una sola
mirada,
lee el futuro

que está
en estas palabras.
Mis manos,
sus manos,
escriben
de memoria
los libros
perdidos en Alejandría,
el poema que Ella
camina
cada día,
sobre mis palabras,
puntos y coma,
respira
y agrega
su silencio
entrecomillas.
Ella reescribe
la historia
cada mañana,
por amor,
vive y muere,
en las palabras
y vuelve a nacer
en el ovillo
de su madeja tibia,
el hilo
de la palabra
que calla y escribe
sobre la ventana.
Una página,
un río ,
el Sur...
Rolando Gabrielli©2006

martes, diciembre 26, 2006

Se vuelan, se vuelan




De sólo verlos
se vuelan, se vuelan,
uno en el otro
se van, se van,
y queda el paisaje
que copian al despertar
cada mañana
y se vuelven a cerrar.
De sólo verlos flotan,
pero están,
para ser el sueño
o el hilvan.

de la ventana
un día,
la noche cierran
y vuelven a volar
al despertar.
Rolando Gabrielli©2006

La noche de James Brown

Esta noche me voy,
estatua de flores muertas.
¿La fama es una estrella?
Arriba, abajo,
más allá del sol,
en cualquier lugar,
sudé por todas las generaciones.
Es hora de partir, tal vez,
donde la luz viaja
por primera vez
en una estrella sin luz
hacia el firmamento.
Please, please, please,
déjenme pasar,
todo queda abajo
en orden
para volver a empezar.
Esta noche me voy,
estatua de flores muertas.
Rolando Gabrielli©2006

domingo, diciembre 24, 2006

DIARIO/Day


Sólo le quedan unas cuantas plumas a este 2006. Gran año en lo personal. El ángel bajó del cielo, con su sueño dorado. Maíz, luz y mar. Año mágico de largas piernas. El tiempo parece doblado como una guitarra y sus cuerdas están para tocar. Hay raíces que se pudren y otras tienen vida propia, crecen profundas y firmes. El camino de los maya era recto y me enseñó muchas cosas cuando comencé a darme cuenta que era posible recorrerlo, trazado sobre la memoria de lo real, ahí, para transitarlo.
El mundo es otra cosa. Registrarlo día a día, es copiar en calco la tragedia. De alguna manera viajamos al revés, pero también existe un precipicio a nuestras espaldas. Se respira con fatiga en los centros de redacción internacional, la noticia bufa, se cuela por la cañería que conduce al desague infernal, como si la noche y el tiempo pudieran lavar el espanto.
Es un día especial para Occidente, pero el mundo no tiene un sólo ojo y camina rengo. Cualquier reflexión, por ligera en medio de los regalos y las copas, debiera apuntar hacia la Paz y la convivencia de todos los hombres en la tierra. Es una Utopía, tal vez, por los vientos que soplan a diario donde sólo el desierto sabe cuantos granos de arena tiene, y el calendario del 2006 posee más sombras que luces.
Miro en la palma de mi mano, Oriente y Occidente, el mundo se ha empequeñecido, pero los problemas agigantados. Qué Lejos estábamos de Oriente, aún Cercano para algunos, pero ahora a la vuelta de la esquina la montaña de Mahoma. Una espada atravieza el mediodía de Bizancio y reluce el brillo en otro siglo. Debemos apurar el paso, para encontrar la salida. No pasará el camello por el ojo de una aguja mientras el petróleo nos quite el sueño.
Un Alto/Stop, sería un primer gran paso en este año, para retomar el mundo, que se dispara como una bola de fuego a ras de tierra, más allá de nuestra propia comprensión. Las noticias siguen siendo malas noticias. El diálogo sigue teniendo intereses particulares. ¿Es una época para cuadrar el círculo o cerrarlo? Cara o cruz, la moneda en el azar vertiginoso del aire y sus palabras cuando alguien las pone a rodar. Son tantos los gestos detrás de la máscara y más cosas son las que suceden para no ser vistas.
Usted amiga/o/ Internauta, tiene la palabra. Una famosa revista estadounidens-Time- lo escogió como el personaje del año, YOU/TÚ/USTED, porque dice libremente la verdad y con ella influye y puede llegar a mejorar las cosas, transformar el mundo, hacerlo más confiable y vivible. Siga leyendo, analizando y opinando. Exprésese, no comulgue con ruedas de carretas, los dioses no se lo perdonarán.
El mundo, en algunos lugares, vive blindado por una cortina de plomo, la nube de la guerra, las huellas del terror, miedo, del espanto, suspendido, vigilado, en la nausea fría de la nada. El mundo siente estos ruidos, como ojos ciegos, agujeros negros, simples pedales del gran caos. El miedo es cosa viva, respira, alienta a crear más miedo y tiene un apetito voraz, insaciable, es ambicioso como un gran Dios sin fronteras.
¿Somos el lugar común, tal vez, Heráclito, de lo que todo pasa y nada queda sobre un mismo río, una, dos, tres, un millón de veces inequívocas? Allá nosotros con las preguntas, la muerte tiene sus propias respuestas. La regla de oro, según ella, es sobrevivir, sin pasarse, quizás, del tiempo reglamentario, ni de lista. ¿Para qué apurar las manecillas del reloj, cuando todo tiempo tiene su tiempo y hora?
¿Vamos en una caja de fósforos, en una vagón de tercera hacia un andén desconocido? A veces pareciéramos empujados por dioses terrenales erráticos, provistos de brújulas locas, ambiciosos dinosauros de múltiples cabezas. ¿El tiempo muere si alguien se roba un reloj? ¿La noche es más negra si alguien apaga la luz? ¿El sol desaparece si alguien cierra una ventana? ¿La luna no volverá a la noche siguiente, si alguien no mira hacia el cielo?
Nada desaparecerá mientras una estrella muera por nosotros.
DOS
Pudo ser una noche de luces como la cascada que vi de fuegos artificiales sobre el cielo y la ciudad estremecida en la gracia de su noche, brillando con máscara nueva de fin de año. Sobre las colinas, sobre las tejas rojas, frente al cristal de los rascielos, el mar, el mar, la ciudad devoraba en su oscuridad las luces artificiales, estrellas de la mano del hombre. El fuego luminoso de la noche del 24, el inicio del 25 de diciembre del 2006, con su eco en el espacio y a lo lejos. La noche tropical es hembra y estalla en mil luceros, que es Ella, en la plenitud del luminoso instante. La ciudad, en verdad se brilla así misma y no hay luto, ni tristeza, tal vez, que los ojos puedan percibir. La noche enredada en la noche, respira la luz que la convierte en día. Todo el espacio de la noche para una luz inesperada. Toda la noche retoma un tiempo artificial. Son largos minutos sobre el ventanal que asoma a la ciudad en 180 grados y las lomas y los techos de las casas y las antenas y por fin sólo el cielo en su horizonte se erige inflamado en el aire.
Al otro lado del corazón, la nieve cae sobre la nieve, el blanco sobre el blanco, y todo aparentemente se borra o pierde, pero queda en la inmensa noche que se abraza a tus ojos volándose. Sobre el domo de la noche, todo lo demás es paisaje.
TRES
Sé que la garganta negra de la noche desesperada le pertenece a África, territorio vencido por la codicia rapaz, el subsuelo del intinto humano depredador, insaciable. Alguien dijo que al África le ha quedado la risa o la mueca de su esperanza, el rosado despertar de un amanecer que nunca llega¨la noche africana en su eterno desencuentro. Mano blanca, mano colonial, mano más oscura que la mano negra. Tantos mensajes de fin de año, para nada, intenciones como tarjetas de Navidad, y el África sobrevuela su espesa, honda geografía y tragedia. Àfrica vuelve a su pasado, ser el oscuro diamante de su porvenir. ¿El cuerpo seco no tiene fuerzas ni para morir?
La realidad no se borra escribiédola al revés.
Rolando Gabrielli©2006





Amor, el tiempo,
la aguja en su hilo.
No tiene manos, ojos,
el tiempo no se detendrá
en tus pasos
que la ciudad me regresa
y yo camino.
La navaja le sonríe
a la herida,
el perro de la noche aúlla,
un mundo inútil
a pesar de nosotros
rueda detrás del muro
y sonríe con su flor desdentada.
No me describan el nudo
sobre el cuello del ahorcado.
Sus pies, el aire,
el rostro frío,
la memoria del cordero
que alguna vez fuimos.
Amor,
desde este lado de las cosas,
una orilla busca su orilla,
luz que la ciudad filtra,
un cuarto retrotrae
el verano, sol descabezado.
La historia es en otro lugar.
Rolando Gabrielli©2006