Puede ser divertido subir
una escalera sin un destino definido,
solo ascender en el límite
del último peldaño,
sin pretender alcanzar
más que una modesta altura
y saber que nunca nos encontraremos,
porque somos dos paralelas
que hacen su propio camino
sobre pasos hacia ningún lugar.
Podría ser real permanecer
un tiempo imaginario,
equidistantes como dos flechas
lanzadas por un mismo arco
a un mismo tiempo
y aún así iríamos por sendas distintas.
Rolando Gabrielli©2019