Pasará a la historia, es cierto,
se repetirá su nombre por algún tiempo,
con sus ridículas letras doradas,
fantasiosos brillantes monumentos,
ya ha ocurrido a lo largo de los siglos,
símbolos impostores del bienestar
y la buena fortuna, para vivos y muertos.
2
El bien y el mal suelen tener
raras inverosímiles coincidencias,
en el corazón confuso del hombre
y la humanidad en este tiempo,
más que en otro quizás apuesta
a una tramposa lotería su porvenir.
3
Somos un montón de piezas originales
y oxidadas que no siempre funcionan
armónica y lúcidamente.
Una noche viajamos a las estrellas,
buscando una casa donde mudarnos
y al mismo tiempo nos tomamos
la vida de los más inocentes.
4
La rata que baila en ambiciosos,
delirantes cerebros huecos
ocultos y perversos,
en delirantes, absurdos pasillos,
prefiere dirigir con pompa
y sonantes platillos dorados
su propia orquesta sobre la espléndida,
mítica, cimbreante cubierta del Titanic
y hacer oídos sordos a la mágica música
del eterno Flautista de Hamelin.
5
La historia podría ignorar esta historia,
dejarla hundirse en el fondo del océano,
pero escapa a los deseos del autor,
que solo es un cronista casual,
del terror de una época de terror.
Rolando Gabrielli2025
1 comentario:
Que poema! Epocal, y evocador de otros tiempos. "Símbolos impostores de bienestar"
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