Pasa una ambulancia
con su sirena tronando,
estremeciendo los sentidos
de la ciudad
Se abre paso
como un gran oso blanco
sobre los témpanos de hielo
La fragilidad del tiempo
la conocen el chofer
de la ambulancia y el oso
en el gélido invierno de los polos
Alguien respira aún bajo el oxígeno,
el tráfico se paraliza unos segundos
y un corazón anónimo bombea aún en la ciudad
El oso blanco se abre paso
como un gran oso blanco
La sirena es la última en abandonar
la ciudad.
Rolando Gabrielli©2016