La necesité posesa,
obsesiva por la poesía,
entregada como una loca
a la palabras,
auto flagelada en la rima casual,
dolida, ensimismada, ausente,
angelicalmente despierta,
como una armónica alemana,
con dos piedras en la mano,
para reafirmar el silencio.
Rolando Gabrieli©2014