En realidad, el Premio Nobel, es una apuesta riesgosa, los
académicos pasan un año estudiando obras y autores. En ese círculo virtuoso, se
desprenden los gustos, el carácter universal de una obra. Sus aportes a la
literatura y a los valores humanistas, y el azar echa dados a correr y cartas a
barajar. No debe ser fácil llegar a un consenso. Da voz a lo indecible, dicen
los académicos del dramaturgo noruego, Jon Fosse, galardonado con el máximo premio de las
letras universales. Lo
indecible es una palabra potente, raya en la mudez, en el asombro que produce
un acontecimiento y pareciera no existir palabra alguna que lo pudiera
explicar, narrar, algo así como lo inefable. La poesía es un acto inefable. Es un decir sin decir. Aplaudamos entonces, al silencio.
Confieso que
no lo he leído, tampoco lo conocía, a pesar que sus obras dan la vuelta al
mundo, según las notas periodísticas escritas sobre su elección por parte de
los académicos suecos. Su obra la comparan con Samuel
Beckett, el multifacético escritor irlandés que
se paseó por los distintos géneros literarios, teatro, novela, poesía, cuento,
ensayo, y ganó el Nobel en 1969. Después de todo, además de tener obra hay que contar con un trébol de cuatro hojas y un talismán de la suerte, cuando entras en la ruleta rusa de los favoritos.
Jon Fosse parece un vikingo moderno y además tiene una mirada
vikinga, da la impresión que va a desembarcar de esas naves a remo tan ligeras,
listo para el asalto de algún territorio, y en este caso es el de la literatura y sus
lectores en todas partes del mundo. Vive en la ciudad noruega de Bergen, cuyo
colorido de las casas se asemejan a los cuentos de hadas y de príncipes llenos
de aventuras soñadas. Precisamente manejaba su automóvil hacia el fiordo Norte,
cuando se enteró del anuncio de la Academia Sueca. Parte de su residencia la
comparte entre Noruega y Austria.
Lo sorprendente de su obra, además de los calificativos de la Academia Sueca, es que está escrita en nynorsk noruego, lengua que solo habla el 10 por
ciento de Noruega. Afortunadamente, existen las traducciones para su obra y
lectores, que pueden disfrutarla en más de 40 lenguas. El galardonado Fosse
afirma que escribe sobre la humanidad y no de personajes tradicionales. Otro
mérito de su singular obra, radica en que es el cuarto dramaturgo en casi 90
años que ha obtenido el Nobel. Noruega tiene tradición en el teatro, su buque
insigne es nada menos que Henrik Ibsen, cuya influencia en el teatro moderno es
reconocida por la crítica mundial.
Jon Fosse se identifica con dos autores trascendentes, Beckett, como
hemos dicho, el poeta austriaco George Tralk, quien murió a temprana edad, y
nos ha dejado una poesía otoñal, a veces un tanto lóbrega y sobre todo es
considerado un autor de la decadencia. Probablemente, es una opinión personal, Kafka
puede encontrarse también entre sus lecturas favoritas y posible influencia.
Curiosamente es lorquiano, posiblemente por el ritmo de su prosa. Sus
personajes, al decir de la Academia Sueca, se desplazan en atmósferas no
precisas, algo inciertas, no definidas, que carecen de una certeza. En su obra,
destacan y dicen los académicos, hay pausa, silencio y en sus personajes está
muy presente lo no dicho, lo indecible, como se ha enfatizado en su obra.
Fosse no solo ha escrito teatro, su obra incluye novelas,
poesías, ensayos, literatura infantil y traducciones. De acuerdo con los
críticos de su obra, lo consideran un escritor polifacético, pero poco asequible
para el gran público, aunque se le destaca por su lenguaje sencillo,
contradicción que pudiera resultar de la intensidad de las atmósferas que crea,
donde el silencio, lo inefable, se apodera de la escena o situación. Alguna vez
Fosse dijo que escribir es como rezar, quizás podría decir que ese es su
mantra: rezar la literatura, otorgarle el ritmo de la oralidad, con cadencia y
los respectivos silencios y ritmos. De alguna manera los antecedentes musicales
están a la vista, vienen de la adolescencia cuando disfrutaba tocando la
guitarra y el violín. Abandonó la música, pero siempre queda algo en el
pentagrama de la vida. Un escritor va incorporando todo cuanto encuentra en el
camino a su manera de ver y tomar el pulso a la realidad y sus sensaciones.
Fosse se identifica además con que forma y contenido van de la mano en una obra.
Lenguaje preciso, minimalista dicen los suecos.
Me gusta, parece necesario escuchar al autor cuando quiere expresarse sobre su obra, el significado y trascendencia que le da a su oficio, manera de ver y sentir la literatura, acercarse al lenguaje,y ver cuanta distancia toma de él y que le sucede como escritor en función del ejercicio de su obra. Para el noruego que se pierde entre los maravillosos fiordos de su país, "escribir tiene mucho más que ver con desaparecer como persona que con ser visible como persona. Busco escapar de mí mismo, subraya, más que expresarme. Quizás la buena literatura tenga algo que ver con aprender a morir". Después de todo, la parte inferior de un fiordo no es visible, está bajo el nivel del mar.
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Un poema de Jon Foss, traducido por el poeta mexicano Roberto Amézquita
Una persona está aquí
Una persona está aquí
y luego ya no está
en un viento
se desvanece
hacia el interior
y se une al moverse de las piedras
y se vuelve significado
en una unidad siempre nueva
de lo que es
y lo que no es
en una quietud
en la que el viento
se vuelve viento
donde el significado
se convierte en significado
en movimiento cambiante
de todo lo que ha sido
y al mismo tiempo es
desde el origen
cuando el sonido era el significado
antes que la palabra se escindiera
y ya no nos abandonara más
Pero está siempre
en el pasado y siempre en el futuro
y en algo
que no existe en su frontera
que desaparece
entre lo que ha sido
y lo que está por venir
En un solo movimiento no es
ni tiempo ni distancia
Se aclara y desaparece
y al desaparecer
permanece
Y en su oscuridad
se ilumina
mientras dice
calla
No tiene lugar
Es todos los lugares
Está cerca
Está lejos
y el cuerpo y el alma se encuentran
en algún sitio
que es tan pequeño
como grande
como todo lo que es
y como nada
donde toda sabiduría
y nada se sabe
en el íntimo ser indivisible
en que todo es sí mismo y todo lo demás
en la división indivisible
en la frontera ilimitada en la que al desaparecer
como una clara presencia súbita
desaparece
y avanza por el día
donde el árbol es árbol
y donde la piedra es piedra
y el viento viento
y donde las palabras
son una unidad incomprensible
de todo lo que ha sido y todo lo que desaparece
y así es como queda
como una palabra de consuelo