viernes, diciembre 02, 2005

El ala en el sueño


¿Se quema el ala en el sueño
o vuela la realidad en círculo?

ROLANDO GABRIELLI©2005

Feliz Navidad y Venturoso 2006


Para todos los Internautas y Bloggers, en especial para la gente de MI BLOG, los compañeros de ruta, visitantes de PLAZA GABRIELLI, TALLER HUACHACA, de Tribuna de Periodistas y en los Portales donde acogen mis textos, mis deseos de paz, solidaridad, felicidad y amor, en estas fiestas de fin de año de renovación, amistad y balance. Se despide el 2005, tiempos difíciles, muchos no nos acompañarán en el 2006, otros porque prefieron hacer la guerra, pero las fechas son inamovibles en los calendarios. El mundo a veces pareciera un circuito cerrado de desesperanza y terror. Aún así, con todos los flagelos, derrotas, errores, que el hombre se impone a sì mismo desde antes de los tiempos, la vida sigue viviendo. Feliz Navidad y un Venturoso año 2006
La naturaleza nos indica el camino...
Rolando Gabrielli 2005

No todo está perdido John Lennon-Imagina



Una canción de Rolando Gabrielli en respuesta a IMAGINE de John Lennon, en el aniversario 25 de su sensible e irreperable desaparición, este 8 de diciembre.


NO TODO ESTÁ PERDIDO, JOHN
Rolando Gabrielli

John, el mundo es inimaginable hoy,
cómo imaginarlo sabiendo
que en cada esquina
está a punto de estallar.
Es un mundo de muros mutilados,
las rosas son un hierro ardiente,
los sueños parecen cosas del pasado,
alguien, alguien se los ha robado.
John, todo no está perdido
cuando se ha perdido todo.
es hora de empezar en ese mismo lugar,
que el corazón nos invada
con nuevos sentimientos,
escribe tu nueva canción,
mis palabras quizás no sean, ni son
las verdaderas para tanto dolor.
Ven, baja, pulsa la guitarra,
la música no tiene tiempo, ni fronteras,
no hay lugar equivocado,
ni sueño que no se pueda cumplir.
ROLANDO GABRIELLI©2005

Imagínate
Imagina que no existe el Cielo
es fácil si lo intentas
sin el Infierno debajo nuestro
arriba nuestro, solo el cielo
Imagina a toda la gente viviendo el hoy...
Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nadie por quien matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente viviendo la vida en paz...
Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno
Imagina que no hay posesiones
quisiera saber si puedes
sin necesidad de gula o hambre
una hermandad de hombres
imagínate a toda la gente
compartiendo el mundo
Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno
John Lennon

En una estación de Denver...


Soñé que atravesaba la noche de Denver
en un tren de Illinois y la nieve borraba
el sueño pero no el tren que era tu cuerpo
y me abrazaba en la estación de Denver.

Rolando Gabrielli©2005

EDITORIAL






Mujer Suspendida


El cuerpo flota profundo,
despide el leve aire
de tu triangulo aún más hondo
y se vuela mi mano.
No debiera abandonarnos
la escena, a su suerte.

Rolando Gabrielli©2005

Nieve


La nieve me mira con sus ojos blancos,
azules de frío y se asombra que no la toque.
Es tan albo su sueño y dibuja mi nombre
con sus colores vírgenes.
Ámame, me dice, la noche es blanca.


Rolando Gabrielli

Editorial

miércoles, noviembre 30, 2005

Stop: Chile Poesía


Stop: Chile poesía
Lanzo una moneda al río Mapocho y sé que no me la devolverá. El río tiene aguas achocolatadas, sucias, no es un espejo. Veo su hilo grueso, pero no estoy allí. Lo siento crujir entre las piedras, su espinazo largo, dormido, herido. Le viene la primavera al río, menos agua, más sombrío. Río sombrero en verano, ardiente, menos cordillerano, lento, de aguas mansas. La moneda va en el aire, siento su silencio. Pienso que la verdad es una esponja que debiera absorber todo. Lanzar en otoño una moneda al río se puede confundir con una hoja dorada. El tiempo se dobla como un papel de diario y se guarda en el bolsillo trasero. Las noticias no duran nada, cada día menos. El hombre inventó la velocidad en este tiempo, para derrotar su propio calendario. La moneda va hacia el vacío y el río la espera inmutable. No sabe si será cara o cruz el primer contacto del metal con el río. La suerte se rifa a sí misma. El río me recuerda un largo sueño que no termina.
La despedida en un andén desconocido. El río viaja más en el invierno que en el verano. La moneda no compra más que un segundo, el instante que dejará de serlo. El metal se irá sin sonar en el río. Una moneda que se gasta en el agua. La mano es el último contacto de intercambio para lo que fue creada. Se desprende del mundo que le asignó una función y lugar. Dejará de tintinear en un bolsillo, ser moneda de casino circular en un monedero de bus. Llegará más lejos en el río que en mi bolsillo. La primavera cuenta sus primeras monedas en el brote de sus flores.
Huele un nuevo tiempo, ya se puede lanzar una moneda al río. El tiempo, a la vuelta de la esquina, se deja ir en el río. La ciudad es un viejo patio, el lugar común de mis pasos, una calle que me recuerda el abecedario, la deletreo, nombro, escribo en el pizarrón de clases. El Norte, la entrada a Chile, el Sur, un camino hacia el fin del mundo. Mi tiempo real lo ocupó el ombligo de su geografía, Santiago, el espacio vital de la memoria. Somos Sur simplemente. La metáfora de la S, Una Rompiente ruta de mar. Chile se atraviesa fragmentado en el aire de su espacio, copihue roto sangrante, rojo y blanco, la geografía Sur, eslabón perdido unido a América.
Somos el anca de Fresia e Inés de Suárez, las manos de Galvarino (un perro ladrando en la noche mapuche), las batallas de Caupolicán y Lautaro. La ignorancia de Almagro, la codicia de Pedro de Valdivia. La escopeta europea, blanca, cazando mapuches en la Frontera, la muerte que avanza en la noche india, el resto de nuestra miseria. Somos la geografía que no le concede centímetros al infinito. Se desmembra el país y hace mar Es fuga Sur. Somos nuestro propio olvido y no somos, ni nosotros mismos, ni otros, sino nuestros errores.

Donde las piedras hacen poesía
Un país donde las piedras hacen poesía y bajo ella nacen, crecen, los poetas de Chile. Stop, Chile Poesía. Norte y Sur, en el reloj de su Cruz / la poesía, manecillas de un metal ciego / puerta de arena / agua / el tiempo oxida la noche / la rueda gira / en el lejano Sur / el día olvida / y los días se acumulan en una vieja postal / Yo escribo mi futuro, que borra mi pasado / La ciudad tiene escamas poderosas / lentes de plástico / Nadie volverá a retratarme / que otros cambien de imagen / este paisaje no requiere del cristal / para ser visto, el sueño / la ventana azul de la memoria. / Una larga piedra lanzada al mar / Chile, el sol abierto de sus catástrofes / garganta de gorriones / no me asombres con tu mudez / yo te debo el grito helado de una madrugada / noches sin noches, el principio del fin / tantas horas muertas / el hilo de los días / Llueve en este calendario rojo / corre el agua, tal vez el olvido / La marea se recoge como un mantel / doy un paso al revés / nadie responderá / debió haber una puerta / aquí, donde el alba hiela la cicatriz / Suda cuerpo suda / alguien pagará esta fiesta.
La poesía respira. Usa snorquel, mascarilla de enfermera. Opera un verano y en la morgue recoge su cadáver. No muere. Se escapa del gusano, que no la deja ser mariposa. El poema vuela, cuando alguien lo lee. Las palabras que alguien ve cuando abre el libro dejan de existir cuando son leídas. Se instalan otras para un siguiente lector. Nunca dos lecturas fueron de un mismo río. El poema ejerce su soberanía, cuando alguien lo encuentra y lo lee, descubre, en una palabra. Es su momento de autonomía, plena libertad, gloria. El poema se compromete con la nueva mirada del lector y le otorga su tiempo para que haga su trabajo en solitario. Sólo hay entrega cuando el lector descubre la llave del poema. De lo contrario, el poema es una concha cerrada, ciega, hermética, se asfixia. La seguridad del poema está en la llave del lector.

Londres siete
Londres bajo la máscara,
su pálida fuente, jardín colgante,
qué rosas, qué buganvillas,
cemento no te arrodilles,
una luz de huérfanos
pálidos pétalos subterráneos,
Liverpool Street, King’s Cross,
el horror hiela las estaciones,
Oh rieles,
la sangre de Londres,
aroma de perros infieles,
un ladrillo para la dura muerte,
ay amapolas, lirios ciegos,
la vida es un folletín envenenado,
pasajero, la estación del muerto,
su traje nos habla,habla
y corrige los siete puntos cardinales,
La ciudad tiene rodillas blandas.
Julio es más cruel, engendra rojas amapolas,
La fría sangre del verano, los muertos callan.
La ciudad extiende sus sábanas rojas,
plumas que vuelan, señoras,
un sombrero cabecea entre mis manos,
dentaduras doradas, oh cocodrilo,
estas calles dolidas, fangosas,
conversa con mis sueños en un pub
de nalgas aterciopeladas, pelo de chamusquina,
Rojas flores artificiales,
aquí la muerte idolatra su escena, se pavonea,
y a Londres no hay quien le gane en tristeza.
Un pedazo de mierda vomita el Piccadilly,
las ratas viven sin colorete el sueño de Londres.
Londres ok, Londres one way, Londres 7. Stop.
Todos somos impostores vieja capital del capital.
La soga estrecha la cuerda del ahorcado,
mi casa arde en llamas y mi muerte agoniza,
payasos de mi risa, apláudanme,
el público vuela con mis carcajadas.
Escupe un verso para mí, Londres, digo,
la nariz rota, el gusano de oro muerde,
el cuerpo es un libro sin palabras
que el forense hojea.
Támesis, testigo de excepción,
te compro un boleto
con Alicia en el País de Las Maravillas,
until I find you.
Rolando Gabrielli

Chile remo, pétalo y espada, un copihue
Norte, Centro y Sur, desierto, valles y grandes lagos, volcanes, fiordos, selvas, caminos ignotos, Patagonia SUR. Santo y seña de la geografía en el poema, verso de mar y tierra, urbano. La palabra rueda el cristal oscuro de su sombra, la opacidad del sueño en el espejo y la memoria que lo cautiva en el recuerdo que es futuro. La palabra está atravesada a lo largo de Chile, remo, pétalo, espada, y es copihue. Poema ciudad, calle, individuo. Stop. Chile poesía. Luz roja / filamento nocturno / mi plaza pública / a ti te debo mi discurso / esta noche de caupolicanazo / A estadio lleno grito la palabra alma / dejo la lengua dorada de la serpiente / arrastra su larga cola / la noche de Chile / espanta desierto / memoria de lo prohibido / luz del nomeolvides / sube al trapecio estrella solitaria / más alto / más cerca de mi mano / el rayo / su luz / la cruz de un mudo silencio / Los cuerpos vuelan.
La vereda de Chile es larga. Un hueso de rocas frías. El que recuerda, luego existe. Memoria borra, borra la imagen del miedo y dolor. Alguien levanta una piedra. Alguien esconde una mano. Alguien cae al piso. Alguien sale corriendo. Alguien ya no estará con nosotros. Chile espectacular, noticioso, brillante: un sueño. De copas se va el país, champagne, vinos rojos y blancos. El tiempo se deja vivir. Alguien que ha muerto ya no nos mira. El día es un ratón cobarde . Un martes 13. / Bajo la escalera, / sólo los sueños se pueden extraviar / un gato negro prefiere el tejado / caliente de agosto / aullar la luna a las tres de la madrugada / el sol está dormido / una esquina, un balcón, la vereda / la noche es propiedad privada del amor.
La poesía es una caja de Pandora sin repuesto. La invención de un pozo sin fondo. La superficie tibia de la yema de los dedos. El resplandor de una luz que no sabemos a quién pertenece. El motor del tiempo acelera, desacelera, se ahoga, caes pieza metálica abandonada a tu propio olvido. País de nobeles poetas, o noveles poetas, noveleros poetas del Norte, Centro y Sur, con sus cajitas de Pandora viajando con la palabra bajo un gran laúd. La originalidad está debajo de una piedra a la vista de todos. Para ser original es necesario escribir bien poesía, no descolgarse con palabras que el autor cree originales, y más bien las mutila. Sin lenguaje no hay poesía. Sin poesía el lenguaje es un turista literario. Darío, Vallejo, Neruda, Whitman, fueron originales porque escribieron con un nuevo lenguaje. La Mistral, Huidobro, Parra, De Rokha, Rosamel del Valle, Díaz Casanueva, Rojas, Hernán Uribe Arce, Oscar Hahn, Rubio, Lihn, Teillier, basaron su originalidad en su manera personal de mirar el mundo, como los poetas predecesores, y en el uso particular del lenguaje. Manuel Silva y Gonzalo Millán, cierran a mi manera de ver, el original ciclo de la poética chilena. Seguramente se me escaparán algunos nombres nuevos y no tanto. Hay una rica diversidad poética chilena desde el siglo XX y no digo nada nuevo bajo el sol de la poesía. Algunas luciérnagas vienen con sus destellos, bengalas, simples fuegos artificiales, voladores de luces, ráfagas de neón. La poesía tiene luz propia, poetas, apaguen la linterna, vamos en un túnel. La luz viene opaca abriéndose paso desde el interior de la palabra y es el lector quien encenderá su propia lámpara. La palabra habita lo desconocido, es reflejo de su memoria, presente de su futuro, un pasado que la convierte en porvenir siempre.

Parra forever
Ya no volveré a ver, ni a conversar con Parra,
se puso metafísico y yo tendría que vivir
cien años para encontrarlo despierto,
junto al océano Pacífico y al inmortal Hamlet.
No me hago ilusiones, es un viejo shakespeareano,
un diablo vendiendo cruces y sigue rimando,
junto a su jardín, las palabras del Edén perdido.
Parra nos sigue tomando el tiempo, sin dar la hora.
Viejo Oráculo de Delfos, en un país de tuertos,
la poesía no es reina, ni tiene rey,
solo el verbo la corona en su laurel.
Rolando Gabrielli

La poesía tiene ombligo y corazón
Poetas que pisan el aire, etéreos, equilibristas del miedo, se bautizan frente al abismo, escalan en el juego de la noche, artificio, artificio de la media luna, fantasiosos ante el pupitre del viento. La farmacia tiene grandes bodegas y hay de todo, “como en botica”. Sigo creyendo que la poesía tiene corazón, más allá del equilibrio de las palabras.
La poesía tiene ombligo, un centro, y son las palabras las que sostienen el cuerpo. Pero el poeta no debe mirar su propio ombligo, porque su perspectiva será muy inferior al Oráculo de Delfos. La poesía es Utopía, no miopía. Quita luz a la oscuridad donde la sombra orienta a la noche. Ninguna sombra más real que la poesía y su misterio, la palabra. Todo día tiene un ABC, un pizarrón luminoso donde la profesora abre el tiempo de una mañana con las vocales. La materia poesía cuelga del suspenso de sus siglos sin futuro y la profesora comparte sus lecturas en una baraja de riguroso azar. El poema es un azar, antes de su realización y también cuando lo enfrenta un lector X. La sorpresa se va multiplicando y ningún saco debiera estar roto para la poesía. El poema se planta en la boca de la profesora y crece la voz de su semilla, cargada de palabras. Nadie aspira o respira más que el silencio del poema. No hay más centro, la palabra revolotea, mora en la memoria. Es el corazón de la madera. La superficie firme, limpia, hermética del acero. Al Sur del poema ocurre el mundo que yo vivo, describo. El poema ejerce sus convicciones básicas en la inmóvil noche de los tiempos. Se hace ciudad, camino, puente, pequeño reino. El poema es tránsito, un ejercicio en sí mismo, la vocación de su ser, un pequeño universo abierto a la exploración. Es tan hermético el poema como su sombra, y sólo filtra luz en sus palabras. El poema no se equivoca, sus palabras hablan lo que es en apariencia y realidad, lo que podría ser para cada lector. El poema no piensa por el otro, se presenta libremente para cualquiera. Es un acto solitario en sí mismo y se considera resuelto en primera instancia. Nada más redondo que el cuadrado de un poema, porque debe ser un círculo perfecto. Usted, amigo lector, es quien debe cuadrar su propio círculo, el poema.
Rolando Gabrielli

Pájaros de Nieve


Son negros los pájaros de nieve,
vuelan sus inviernos despreocupados,
alas, alas, dicen y la nieve les repite
en el vuelo blanco de sueño.

Rolando Gabrielli 2005©

MI PALABRA


Mi palabra tiene filosos dientes banquero,
usurero del alma, sé que te vestirás con mi piel,
sobre tu piel escamada de oveja inocente.
Ya verás, en un mismo pantano,
reciclaremos tus falsas monedas
y las bóvedas velarán tus ojos.

Rolando Gabrielli 2005©

EN OTRO TIEMPO Y LUGAR



De alguna manera la nostalgia me golpea,
con el pie huérfano de la noche.
Fui un poeta inútil durante el estado de excepción,
días patibularios que nadie me devolverá,
vaya guante de hierro en el atardecer de Santiago,
la muchedumbre solitaria que yo era,
me enseñó mi nombre la identidad mal parida
de la noche, cada día bajo los peldaños
de una escalera sin una opinión clara hacia el cielo,
un río en el hilo pendiente de la muerte.
Una página mía se despedazaba en un cuarto,
detrás de una tintorería, estábamos los poetas
pintados en la pared, la muerte rondando la basura
con sus colmillos de fuego y hormonas celestes
de emperatriz persa desdentada.
El país viajaba en silla de ruedas,
como el verdugo treinta años después,
sin memoria falsificándose un pasado,
presente hundido en su ola de cinismo celestial.
Que Dios me proteja y si hay paraíso me lleve
a disfrutar la hazaña de su perdón.
Los poetas salían por una cañería de humo,
amarillos de terror, alucinados, el yeso
helado del sueño perdido de la nada,
el aire, el tiempo, un paisaje sin anteojos.
Se ha roto la infancia de la Patria,
el gran tesoro de la irrealidad
es dueño de una alcancía de agua bendita.
Qué pozo milagroso rejuvenece al dictador,
que quiere morir cuando todos se hayan muerto.
Mi tumba le pertenece con sus ojos morados,
los gusanos en flor marchitos bajo sus guantes blancos,
no me abrace padre, del mal no se recupera nadie.
No bien usted recobre la memoria saldrá corriendo
por la inocente bacinilla del olvido.

Rolando Gabrielli©2005

Detrás de tus Cabellos


Detrás de tus cabellos,
el sol seguirá alumbrando
y tú no sabrás quizás,
que todo deja una huella,
la sombra y la luz,
que a ella se debe.


RG2005©

lunes, noviembre 28, 2005

Puente de Florencia


Un puente de Florencia
es la acuarela
de los pasos del Dante,
Comedia Divina la nuestra,
que hace polvo la poesía
y no regresa sus cenizas
tantos siglos después.


RG 2005©

SÓLO PREGUNTO


¿Eres mi antepasado
o yo soy tu futuro?
Solo pregunto.


RG©2005

EL CIELO DE COLORADO


El cielo de Colorado es azul y rojo en el atardecer
de un dÍa cualquiera y los dÍas no cambian
si miras para el cielo con los pies en la tierra. RG©2005

-mail a ROBERTO BOLAÑO


-mail a ROBERTO BOLAÑO

Rolando Gabrielli ©

Las cenizas van
al Mar Mediterráneo,
que es el vivir. R.G.
La Diáspora es un lugar bien berraco en el ninguneo, donde se nace y muere, pero se crece como en un saco roto sin fondo ni punta, el vacío pesa y la voz se siente en off. Extranjero, dijiste, siempre, en realidad se sale una sola vez del vientre y no se vuelve más que otra vez, pero en forma definitiva, sin regreso, más bien para adentrarse más y más al fondo de lo inminentemente oscuro, otra matriz sin duda, que no será necesario abandonar. (Si Chile suena, es porque piedras trae).
Es como la reversa y te vas despidiendo en el adiós final, sin pañuelo, sólo con tu epitafio preferido y a pudrirse en el mañana con el polvo de las estrellas.
No es el momento ni en lugar, este paréntesis, para meter el dedo en el tintero y untárselo en el guardapolvo al mejor alumno de la clase, más bien rascarse la cabeza frente al ordenador, y no explicarse tu partida, aunque a este país de tránsito, no nos llegaran más que tus puteadas e ironías bien pulsadas, respecto de otros colegas latinoamericanos, y en especial los chilenos. Ácido hasta el final, un camino que es un túnel, al que se entra para no salir. Es un motor en marcha, difícil de apagar.
Más autobiográfico de lo deseado por él mismo, referencial, y con su bombo personal, como debe ser. Pero supo agregarle dientes y muela a la literatura chilena, para que tuviera donde agarrarse. El trapecista de Hamelín que la literatura chilena esperaba con su flauta, que algunos ratones tocaban airosos en la fiesta del marketing, con ese oficio triunfal de pasarela, una estudiada manera de sorprender a la audiencia a la hora del crepúsculo nerudiano.
Así son los días también, como una neblina en la espesa cotidiana realidad. Me sorprenden, en momentos en que duermo en mi cama con dos docenas de libros, producto de un ataque de comejenes furibundos, al techo de mi casa, sobre la hilera de la repisa del librero, reducto de una sagrada intimidad vulnerada por los amos despiadados de la tierra y los cielorrasos. Devoradores insaciables de madera y papeles, malos lectores, comejenes del demonio, me digo, y aquí están sobre el lecho tibio, casi impreso, entre otros libros, hace una par de semanas, el cubano Eliseo Diego, Martín Fierro, Rayuela, El Quijote con dibujos de Doré (casi dos mil páginas), Las Mil y Una Noches, Borges, Lihn (Diario de Muerte) Poeta en Nueva York Piglia, Carpentier, Mutis, Rulfo, Rosamel del Valle, T.S. Eliot, diccionarios, en fin, y Los Detectives Salvajes.
Los Detectives Salvajes, entraron al Istmo, como una especie de contrabando literario a un muy buen precio: más de seiscientas buenas páginas por 7 dólares. Yo me matriculé con un ejemplar, que tuve que hacer bajar del sitio más alto del drugstore. Ya medio leído, porque el primer requisito de un escritor es escribir, y después viene el placer de la lectura por añadidura, sobre todo cuando ya pasaste los 50 años.
Esto de ser inédito eternamente es un doble trabajo (mérito además), un oficio secreto, especie de borrón en el aire, sin comienzo ni fin. Estas son vainas (palabra caribeña fuera de contexto quizás) personales que te cuento, para que sepas que no todo es gloriola como dijo Huidobro, y también se deja de existir cuando los libros no son impresos y no llegan al lector. Estoy pensando que alguien me borra de noche las páginas que escribo de día, porque esto de la escritura es un cuento de nunca acabar, largo como un río que se devuelve en las madrugadas para volver a empezar o nacer.
Siempre estuve de acuerdo con echarle más leña al fuego de la literatura pacata, coja y bizca, y ese tábano tuyo, Roberto, te estoy tuteando desde el principio, algo que me cuesta, pero aquí si cabe en el aprecio y la verdadera distancia, picó fuerte, tan necesario en algunas nalgas rosadas, pudorosas, fruncidas, afrancesadas, llenas de naftalina, simplemente señoriales.
Es que si no, una marcha castrense tiene más sentido literario que algunos textos, verdaderas cubiertas de mármol, lisas, planas tipografías erráticas, de plagiadores del insomnio. Borges fue un ejemplo de burlarse de lo propio y ajeno, de regalarle sus ojos al mundo. Eso fue el colmo de las ganas de que otros vieran su mismo paisaje porteño y universal.
Bolaño, le pusiste chispa a la narrativa chilena y una luz roja a los que manejan pedaleando al revés, con calcetines prestados, una escritura tan acostumbrada a cierta vinagreta, aburrimiento, por eso unos gramos menos de solemnidad no le van mal a nadie, y menos al cartón piedra que utilizan algunos prosistas.
Orden y patria en literatura, conforman un himno decadente, artificioso, un libreto previamente aprendido y que después de entonado desafinadamente habrá sonado en el vacío.
Hombre, Bolaño, es digno de mención, no sólo el haber escrito unos cuantos buenos libros, sino también poner atención como rompiste las roscas, camarillas, los círculos viciosos de la mediocridad, las sociedades secretas del amiguismo. Difícil cuadratura del círculo, pero realizable, y necesaria, sobre todo, en el Circo de las Águilas Humanas.
Arar sólo en el desierto es un ejercicio más que meritorio, sobre todo cuando existe la recompensa del reconocimiento en vida real, más allá de los premios y la pasarela editorial.
Bolaño, eres un escritor de raza como pocos en Chile, en materia de narrativa. Afortunadamente fuiste reconocido en vida como un escritor original, audaz, que rasgó el velo de la abulia y el compromiso con la monotonía en las novelas y el lenguaje. Tengo la impresión que sabías que eras un escritor de futuro. Y te despediste con un libro de cuentos, antes de entrar al hospital, en un maravilloso gesto y compromiso con el porvenir, la literatura que nunca acaba. Un libro nuevo es siempre un relevo. Una buena señal para partir en paz.
Rara especie esta la de Bolaño, por eso habitó poco el país del smog, donde todo es humo, volatilidad, se empañan los vidrios, caen las persianas llenas de hollín y se trancan las puertas, el freno de mano no sirve, y te tiran la chaqueta desde la punta de un hilo hasta dejarte desnudo en el tejado. Es como si te plantaran un tarro de pintura amarilla en la cara y después te dijeran que eres un payaso desempleado, con derecho a permanecer taciturno ocho veces a la semana.
Sé que me estás entendiendo, es difícil vivir con un cadáver de Arica a Magallanes, especie de zopilote negro, carroñero, sobre el espinazo, picoteándote la oreja, alternándose con la nuca y susurrándote Lili Marlen. Por eso tus sacudidas permanentes, para espantar gallotes, malos augurios, aves agoreras, brujas de escobas sin vuelo.
Te comento, se han escrito buenos titulares, en medio de tu partida, que es un hasta luego, porque nos dejaste la imaginación escrita en palabra y eso si no pasa. "Maestro de la generación post boom". No es un mal calificativo y socarroncillo a la vez, como dicho frente a tu espejo. En la onda dirías, el gusano que te corroe, pero con gusto.
Oye, por momentos me recuerdas Woody Allen, a veces un fraile franciscano con sus sandalias mistralianas o el Quijote, que frisaba los 50 cuando partió definitivamente cuerdo, pero venía de una Castilla cardiaca, infestada por caballeros andantes de muy mal paso, a juicio de Cervantes.
"El último piel roja", te llamó un diario español monárquico, y pienso que tiene algo de razón, le arrancaste la cabellera a la narrativa chilena.
Te imagino muerto de la risa leyendo los titulares: "Murió Roberto Bolaño, escritor chileno de carácter insobornable" Estás frente a una copa de vino, sonriente, aplaudiendo, y un anuncio: casi abandonabas el panfleto y el libelo, dos disciplinas menores, a tu juicio, pero muy atractivas, sal y pimienta de tus días, que llegaban a espantar moscas en el Chile disciplinado, aterrado, convicto de su pasado, y momia de su propio alcanfor. ¿Tanta democracia vigilada, para qué Benemérito?
Te acuerdas que vendías santitos en las calles del D. F., no eran tiempos de santurronerías, sino de sobre vivencia, para un hijo del exilio que se transformaría en protagonista de lo más universal de la Diáspora.
Perdona un paréntesis, pero es importante, me acabo de enterar que tu hijo lanzará tus cenizas al mar Mediterráneo. Qué buena idea, que hermoso lugar de evocaciones has escogido para vivir para siempre, la dieta mediterránea te asentará de maravillas. Yo ya había titulado este e-mail antes que lanzaran tus cenizas al Mediterráneo, lo dejaré tal cual por una cuestión de cábala, y respeto al autor, a quien me manda escribir esto, ya sabes son compromisos editoriales con el alma, los más permanentes, porque son invisibles a simple vista del comején publicitario, antropófago del verbo.
IL enfant terrible de la prosa chilena, me parece un calificativo al pelo para ti, te peina la mirada de Wooddy Allen, te quita un poco la expresión franciscana, aunque Rimbaud, fuera un místico empedernido en el fondo de la palabra mierda. Te están llamando inclasificable ahora. Eso me huele a incomodidad. Esperemos mejor que los lectores digan su última palabra a través del tiempo, más poderoso que la muerte, que es una puta caliente, como dice el verso de nuestro Hamlet de Las Cruces, refugiado en el poético mundo de la Antipoesía.
Lo que sucede es que Bolaño Belano, es el Parra de la narrativa chilena, se puso a vendimiar la prosa a su manera y se instaló con su propia cosecha en la carpa del Mediterráneo, porque en el circo chileno había muerto la risa, roto la carcajada y asumido el control la solemne payasada.
Oye, algo aparte, pero importante, qué nombre de agallas le pusiste a tu hijo, Lautaro. De sus manos el Mediterráneo está recibiendo tus cenizas. Roberto, coño, que vaina el fantasma de Chile, pero es real.
Continúo, debo aprovechar que los e-mail son gratis y circulan, y espero que este te llegue directo al Mediterráneo, en el caliente verano europeo. Dicen más los titulares en Barcelona: "Una obra llamada a perdurar y muere en plenitud creativa" Dos afirmaciones justas, pero te encargaste de desmentirlas, porque dejaste todo arreglado con el duende y saldrán en serie tus últimos libros inéditos.
El más audaz de los narradores chilenos a partir de los ochenta. Literatura y oralidad, una sola expresión en Bolaño, sin pelos en la lengua, en nuestra opinión. Supo conjugar humor y razón, divertimento en el espíritu y en la forma. Se dejó querer y odiar, en el verbo escrito y en la lengua hablada. Es que, hacerle concesiones a la realidad, es como otorgarle legitimidad a un Bando Militar. Por ahí leí algunas declaraciones de sus pares, que no han leído sus libros, absolutamente descafeinadas, palabras de institutrices de una precocidad feroz en el marketing orquestal.
Entre tus influencias citas a dos poetas, el mexicano Efraín Huerta y a Enrique Lihn, a quien no conociste. Yo tuve la suerte de conocer a Lihn, leer su poesía, ver como tocaba su Musiquilla de las pobres esferas en el Horroroso Chile. En los días finales de mi partida de Chile, fui testigo de una conversación en una pieza oscura entre él y Parra, en el departamento heredado de calle Bustamante, del poeta brasileño, amigo de Lihn, Thiago Di Melo. Lo único que puedo decir, es que se paseaban de un lado para otro en el ring freudiano de la poesía, y se fueron lejos en las reflexiones, donde sale un duende azul y te hace pasar para tomar un té denso con propiedades alucinantes. Es como un boleto sin regreso. Ya Neruda le había dado vuelta al reloj de arena, pero aún no regresaba a Isla Negra, sino estaba en el nicho helado, donde la dictadura permitió que lo pusieran. La República Asesinada, cuesta a bajo, anunciada por Pablo De Rokha. No sé si Teillier ya estaba en Nueva York 11, en la cábala del futuro. Braulio Arenas le rondaba la oreja al Premio Nacional. Y todo lo demás permanecía intacto. Nos encontramos en las inmediaciones de la casa de un joven poeta, ese día, y en el naufragio de la noche recalamos en ese pequeño apartamento que dividía Santiago en dos. Es decir, en la nada. Nada se escurre, es el título de su primer poemario, que Lihn detestaba. Un pecado de juventud, es el más original de todos.
Voy a ir a un punto incómodo para ti, que no comparto, y que voy a adelantar, por una cuestión de orden. Se te fue la mano cuando dijiste que Neruda había escrito sólo dos libros y no mencionaste ninguno. Sólo con las Residencias en la Tierra, cualquier poeta tendría para más que suficiente, y Neruda fue poeta de varias residencias y unas cuantas estaciones. El Canto General, Las Odas Elementales (muy aplaudidas en silencio por Parra), El Hondero Entusiasta, Canto Ceremonial, Plenos Poderes, y numerosos poemas de amor, algunos de Versos del Capitán, otros en Cien Sonetos y esparcidos por sus libros. Pero sus poemarios escritos en su prima juventud, 19 y 20 años, los emblemáticos 20 poemas de Amor y una Canción desesperada y Crepusculario, siguen vigentes en el corazón de la gente.
Mariposa de Otoño de Crepusculario, escrito hace 80 años, " LA MARIPOSA volotea/ y arde-con el sol-a veces. Mancha volante y llamarada, /a hora se queda parada/ sobre una hoja que la mece. Me decían no tienes nada/ No estás enfermo. Te parece. Dice más adelante el verso neftaliniano, ya camino a las Residencias, Hoy una mano de congoja/ llena de Otoño el horizonte./Y hasta de mi alma caen hojas. Lo cierto es que en 1962, Parra publica sus famosos Versos de Salón, que traen una Mariposa, pero parriana, aunque también vuela con alas neftalinianas a la manera parriana. Nicanor, como sabes, ha sido uno de los principales demoledores del establishment nerudiano, con su poesía. Algo bueno para la poesía, Chile, el castellano, la literatura, y para Neruda, referente obligado, no sólo de los antinerudianos, sino de la poesía misma.
"Me pregunto quién escribirá ese libro que Parra tenía pensado y que nunca escribió: una historia de la segunda guerra mundial contada o cantada batalla tras batalla, campo de concentración tras campo de concentración, exhaustivamente, un poema que de alguna forma se convertía en el reverso instantáneo del "Canto general" de Neruda y del que Parra sólo conserva un texto, el "Manifiesto", en donde expone su ideario poético." Son tus comillas Roberto Bolaño Belano, y el referente está enterrado en Isla Negra.
Parra ha tenido treinta años extras para poner en orden la casa de la Antipoesía, digamos con franqueza.
El hombre confesó, no sólo que había vivido, sino, que se seguiría viviendo, y pienso que tu sigues sus pasos, con méritos propios. Cada uno en su mar, Roberto, tú en el Mediterráneo, y Pablo, en el Pacífico de Isla Negra, viviéndose a su manera.
Lo interesante son tus coincidencias con Neruda, Bolaño. Y me digo, no podía ser de otra manera, dos chilenos verdaderamente grandes, auténticos, no, no, no estoy entrando al himno nacional, ni voy para Chile, ni me enloquecí en su geografía, ni por la Razón (que perdimos por tantos años) ni por la Fuerza, todo lo contrario, sólo que el Sur tú sabes puede estar para mí en el Norte y no dejará de seguir siendo Sur. Perro del Amor, dice el verso nerudiano, Perro Romántico, el de Bolaño. Dos axilas para un mismo cuerpo. El Vate dejó unos ocho libros antes de morir y tú dejaste lo tuyo, tu monumental obra, dicen, el 2666, desglosada en cinco partes autónomas.
Bolaño es el 666 de la narrativa chilena, en mi opinión Le hacía falta un verdadero demonio. Un duende que le hiciera cosquillas al ombligo del largo cuerpo de Chile. Que le encontrara las cinco patas al gato. Es que no estamos para tantos homenajes. País de sietemesinos. Te salvaste de las recomendaciones para premios, anarco, iconoclasta, trotskista, aventurero de corazón, trasgresor, echaremos de menos tu lanza en ristre de viejo caballero manchego, hombre del Mediterráneo.
Belano, perdona, Bolaño, ya me confundo. Te acaban de despedir en el cementerio del barrio barcelonés Les Corts. Un centenar de amigos y parientes, estoy leyendo el mensaje en Internet, y alguien te recordó como un trapecista sin red. Te intrigaba y apasionaba la Argentina, dijo Fresán. Bueno, ya somos dos. La mujer más importante, decisiva de Neruda, fue la argentina Delia del Carril. Huidobro lanzó su Manifiesto sobre el Creacionismo en Argentina. La Mistral editó Tala, uno de sus libros de mayor registro, en Buenos Aires. Neruda escribió buena parte de sus Odas Elementales en Argentina. Nos regalaron a Manuel Rojas, uno de los más grandes prosistas chilenos. Si hasta Borges dijo que era argentino. Si supieras mis deudas con Argentina, y están comenzando. Me gustó lo que dijo Fresán, que eras un libro inmenso. Cada vez que tome un libro, diré, Hola Bolaño.
P.D.
"No sé cómo hay escritores que todavía creen en la inmortalidad literaria. Me dan ganas de abofetearlos para que reaccionen y salven su vida".
Roberto Bolaño.
Epílogo, no sé si esta figura está permitida después de la Posdata, pero amerita. Voy a conservar el título, aunque sé que estás en el Mediterráneo. Déjame decirte, que eres uno de los buenos productos chilenos de exportación. Estás en el lugar correcto. Me acaba de llegar un correo sorprendente desde Panamá, donde suelo vivir. De un joven librero, hoy periodista, que trabajaba en la librería El Hombre de la Mancha. ¿Qué casualidad con el título y tus quijotadas?
Hace un mes o más, le hablé de ti. No había un solo libro ahí tuyo. Y me acaba de decir que leyó mis artículos sobre tu despedida. Ahí yo digo, que de a vaina encontré Los Detectives Salvajes en un drugstore y de los nazis, tiempo ha. Me dice el joven Guillermo Ávila Nieves, "que con respecto a la carencia de la literatura del gran Roberto Bolaño, en este submundo bananero, estamos de acuerdo, pero además de Los Detectives Salvajes, hay un ejemplar de "Putas Asesinas". Y después de hacerme una pormenorizada descripción donde queda la librería, se recuerda que estuvimos conversando en ella. Después del olvido, Ávila concluye en una buena prosa de periodista que es,"aprovecho la ocasión para saludarlo y desearle lo mejor en medio de esta algo inhóspita jungla del barbarismo primitivo, pero también cálida en oportunidades, y a veces, afecto, llamada Panamá."
"Sólo una cosa no hay. Es el olvido. / Dios, que salva el metal, salva la escoria / Y cifra en Su profética memoria / Las lunas que serán y las que han sido", Borges.
Se nos adelantó Roberto
Pérdida irreparable para Chile.
Pérdida irreparable para mí.
Pérdida irreparable para todos.
The rest is silence
Now cracks a noble heart.
Good night sweet prince,
And flights of angels sing thee to thy rest!
Lo demás es silencio
Ahora un noble corazón se rompe
Buenas noches dulcísimo príncipe
Y que coros de ángeles salgan a recibirte.
Nicanor Parra.
Versos de Parra y Hamlet.
Epílogo dos
Ya no sé si es pertinente o no esta separación, pero es necesaria. Pero las noticias sobre tu partida Belano no cesan. ¿La inmortalidad es una cosa que amerita un muerto?. No sabemos. Nocturno de Chile será lanzado en Estados Unidos, por Susan Sontag. Ya estaba bueno que la narrativa chilena llegara hasta California. Estás abriendo un sendero, Bolaño, gracias de antemano. Las traducciones de tus libros, llueven como si Babel hubiera estallado en una calle de Bagdad. Alguien dijo que eras un perdedor. La literatura, digo, es una resta del cero al cuadrado, cuando es verdadera.
Un adelanto, es el final de cualquier comienzo que no lo tiene. Este es un párrafo al azar de la novela 2666, de nuestro inefable 666.
"Belano llega a Chile con un turbante azul. Lo están esperando en el aeropuerto "Pablo Neruda", un representante del Orfeón de Carabineros y del Grupo Móvil, uno de la DINA, otro del CNI, un Sargento vestido de las cuatro armas, un miembro del Ejército de Salvación, un delegado de los Canutos de Chile, un representante de la Sociedad 4 Jinetes del Apocalipsis, un delegado semioficial de Los Amigos del Tata, un lector aventajado de Nocturno de Chile, un miembro honorario de la Fundación Neruda, una joven escritora asidua a la SECH, el agregado cultural de México y España (países de exilio), un redactor de El Mercurio, un secretario de la Academia Panameña de la Lengua, una oficial de turno del Ministerio de Educación, un Subsecretario de La Moneda, un detective civilizado, un representante por los Senadores Vitalicios, un representante por cada Campo de Concentración de Pisagua a la Isla Dawson, el último Edecán del Paciente Inglés, un miembro de la Diáspora escogido de a dedo, un vocero de la Colonia Dignidad, un dignatario del Opus Dei, (en una cajita las mancuernas de uno de los desaparecidos), tres mil pancartas con fotos de los que aún no se encuentran, Gracias a la Vida de Violeta Parra llena de recuerdos el aeropuerto, (Belano va sobre el aire de su propio impulso), alguien grita viva Neruda, país de poetas, una monjita llega con un retrato de Allende, varios Parlamentarios alzan un carteloncito con la leyenda siguiente: "La Concertación es una realidad", una delegación de los nietos del Tony Caluga, trae su consigna: "Chileno no te sientes, Chile está de pie", Belano sigue avanzando y firmando de memoria, ya sólo deja la B en las primeras páginas (un cargador de maletas que tiene su ejemplar auto biografiado interpreta la segunda letra del abecedario: " bueno, bonito, barato," al fondo se divisa por sus alas lo conoceréis, el angelorum de Parra,
Y lo declaran, al entregarle las Llaves de la Ciudad, Belano Ilustre hijo Trotskista, Iconoclasta, Trasgresor Supremo de la Literatura Chilena, con asiento en Santiago del Nuevo Extremo. Belano comienza a firmar los últimos autógrafos con la mirada, y de pronto al prusiano ritmo de Lili Marlen, se anuncia la muerte del Inmortal Capitán General, y todo Chile comienza a bailar Regué.
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ÉSTE ES TU ESPEJO


ESTE ES TU ESPEJO

Este es tu espejo, amor
y la cruz de mis días, la imagen
que tu proyectas en el ciego cristal,
que te refleja como si mi memoria
viviera con tu cuerpo desnudo, afiebrado
en el temblor de estos días inútiles.
Oh, señora mía, libérame en la carne,
la piel nos grita en la sabia memoria de la noche.
Luna, las albas sábanas, nieve de estos días,
tus copas alzadas, aguas contenidas.
Sólo entremos a un tiempo, digo, ahora,
que en nosotros avanza la noche
y nos nombra extranjeros.

ROLANDO GABRIELLI ©

UN CAMINO, UNOS PASOS


En un camino se pierden los pasos,
si no son verdaderos.


RG©2005

Castillos de Arena


Están vivas en la arena, Oh diosas,
el mar las reclama y bendice,
salvadas tres veces las tres,
de espalda al mundo no viven,
reinan, son de Copacabana.


RG2005©

FERLINGHETTI ESTÁ VIVO EN SAN FRANCISCO

Sobreviviente de la generación beat de Ginsberg, Kerouac, Burrouhgs

Rolando Gabrielli©

Qué horror, qué placer, Lawrence Ferlinghetti está vivo en San Francisco y Joaquín Vergara, periodista chileno, que llegó antes que el tranvía a la mítica ciudad, no sólo no lo conoce, sino hace oídos sordos a mi súplica que lo ubique para conversar algunas cosas sobre poesía, de su ciudad, Kerouac, Ginsberg, los beatnik, el mundo que es una margarita en un racimo de bombas subterráneas. La poesía se deshoja con una granada en la mano y en la otra no sabemos que verso se está cocinando. Ferlinghetti sabe que se está cocinando.

Al diablo me digo, qué saben los periodistas de poesía, y me pongo a buscar en mi vieja biblioteca alguna huella de Ferlinghetti y recuerdo que un marica de teatro, panameño, me robó Aullido (Howl) de Allen Ginsberg, otro santón carismático de San Francisco, el padre espiritual del Flower Power y del Hippismo. Aún siento los aullidos de ese libro perdido. No lo he vuelto a comprar, el griego vende a unos precios horrorosos, y hace creer que es un duende quien marca y remarca los nuevos valores que les asigna de noche a los poemarios para hundirnos en la oscuridad de la palabra escrita.

Ginsberg gimió el primer borrador de Aullido, vomitó sus versos, los expulsó de sus vísceras, en un recital, una noche mítica del 55 en la Galería Six, el día del reencantamiento del público y la poesía en San Francisco. "La mente es la belleza de la forma", decía Ginsberg. Un chillido rítmico supurante de la sociedad y sus comparsas, subterráneos sonidos, vociferantes formas, se instala en la cátedra de la desolación, un camino de presagios, lo que viene.

Ahí está Ezra Pound con su gusanillo atornillado a la garganta del poema, con sus cantos y ecos mayores, desde Lorca a Whitman, Blake, y más. Ginsberg, además de ser un gran poeta que marcó el rumbo a la poesía en Estados Unidos en el siglo XX, fue un luchador social incansable, un detonante silencioso, ruidos, solitario, de las grandes masas subterráneas, un espíritu generoso de época, alguien especial, abierto, desprendido, solidario, amigo de sus amigos, y supo compartir el catre, la vida todo, con sus compañeros de juego. Una leyenda más allá de las fronteras de Estados Unidos, vaciado de su propio Espíritu Santo. Ángel y Demonio, arrastró la estrella fugaz descolgada de un balcón en San Francisco. Desnudo ante su espejo trizado avanza por Denver, Colorado, sin fronteras, en las rocas rojas bajo las montañas de un sol rojo, en Colorado, espacio mítico de los beat. Y en Aullido dice, proclama la sociedad contaminada de dolor, muerte, subterránea, agónica, enfrentada al establecimiento... y habla también de quienes viajaron a Denver, murieron en Denver, que volvían a Denver; que velaron por Denver y meditaron y andaban solos en Denver y finalmente se fueron lejos para averiguar el tiempo, y ahora Denver extraña a sus héroes.

Si Ferlinghetti lee esta nota, sabrá de que estoy hablando. Busco una vieja antología de poesía norteamericana de tapas gruesas, blanca, editada por Ernesto Cardenal. Este es el proceso, puesta en escena, atmósfera para entrar en Ferlinghetti, comunicarme con la memoria, y rodar por un San Francisco que no conozco. Me acompaña un señalizador mágico de libros que me envió mi amor con un tranvía ascendiendo por las calles que llevan al cielo en Fan Francisco y detrás la Bahía. Unas nubes delgadas, esponjosas, de algodón empañan el cielo azul de San Francisco, pero no se borra.

Hace muchos años me imagino, adivino la ciudad, viajo insomne, asciendo por sus calles, en algún bar me detengo, toco la madera del mesón, miro a mí alrededor, un cielo azul me espera para inaugurar el día con una buena cerveza y caminar las calles sin tiempo.

San Francisco, California, es tierra gemela con Valparaíso, Viña del Mar, la costa central de Chile, ambas tienen la misma geografía, la falla geológica, telúrica, el mar, las calles empinadas. Frutas de un mismo paraíso, ambas ciudades son secretas canciones de marineros, nostálgicas bahías bohemias, sus cerros imitan las escaleras al cielo, pero son terrenas, frutas de un mismo árbol, la poesía. Puertos del Pacífico, ciudades hermanas en el lenguaje telúrico de la tierra, balcones de asombro. Ventanas que miran más allá del mar, sin límites los ojos de la ciudad que sabe ser íntima, personal, callada, auténtica. Portal a Oriente de Estados Unidos, le llama Rudyard Kipling a San Francisco, y serena indiferencia al destino, guardiana de dos continentes, le dice Bret Harte y Shapiro, el último rincón de los bohemios. Es en ese escenario que aparece Ferlinguetthi en 1950, ciudad de jazz, poesía, bohemia pura, de calles plateadas por la luna, con su inconfundible habla coloquial. Ginsberg, Kerouac, James Harmon, Gregory Corso, Philip Walen, Michael McLure, Robert Creeley y Gary Snyder.

No nos vayamos fuera de la línea del tranvía, hacia una ascensión equivocada, que no sea otra que la palabra en el poema. Ferlinghetti ya está instalado con los santones de San Francisco, el movimiento Beat, la nueva poesía contaminada con la vida, sin adornos, destemplada, y se apoya en Pound: "el objeto en su naturalidad es siempre el símbolo adecuado". Pound decía que la poesía es el lenguaje cargado de intencionalidad, y los poetas beats, jugaron esa carta con Ginsberg a la cabeza, abriéndole los sentidos a la palabra, al poema, al máximo, en caliente y tiempo real. Un grito, un aullido, un estallido. Los beat nacían en 1958, según el Time. En los 70, fundaría Ginsberg con Anne Walden en Boulder, Colorado, una escuela alternativa para enseñar poesía y brindar oportunidades de trabajo a la gente joven. La llamó de Jack Kerouac School of Disembodied Poetics.

Detrás de ellos o delante, Burroughs, Ginsberg y Kerouac. Especialmente Kerouac que sostenía que había que escribir de acuerdo con las leyes del orgasmo, a toda prisa, hasta sentir calambre, con intensidad. Era el iluminado entre San Francisco y Denver, que llevó a decir a H. Muller, que quizás la prosa norteamericana no se recupere más después de Kerouac. Y más atrás, no del movimiento beat, sino de la inspiración de Ginsberg, Whitman y William Carlos Wlliam junto al ya comentado viejo Ezra. Ahí está el circuito más o menos cerrado, más o menos abierto, como debe ser.

Cuando Nicanor Parra estuvo en Estados Unidos a fines de lo sesenta, Ginsberg leyó un poema de él en inglés (máximo honor para un visitante), porque el poeta chileno había sido escogido como el poeta de una reunión internacional. Sin duda la poética de Parra está vinculada con ese movimiento, una poesía desgrasada, pero sacada de la calle, del subterráneo psicológico del individuo, del hollín de sus días. Cada poema en sus pisos de doble fondo, la máscara y la ironía, una corriente fría, electrizante, la palabra deshuesada, pero no invicta, si renovada, usada de una manera sin uso. Ginsberg ya había estado en Chile tres meses, y en una entrevista que es historia, el poeta chileno Jorge Teillier, lo describió así: Su aspecto varía entre el de predicador religioso, comerciante ambulante y guerrillero cubano: frondosa barba, melena, desaliñado atuendo y un equipaje consistente en un gran bolso de buhonero y una caja de cartón.

El estante me devuelve la mirada, busco, todo está cambiado desde que saqué a asolear los libros este verano, para quitarles la humedad tropical, el camino más corto para que se desintegre la palabra, con lo floja que está la verdad en estos tiempos. Blake, Michaux, Eliot, Diego, Cardenal, Kavafis, Cáceres, y van saliendo, pero la antología blanca, no hace la menor seña. Sigo con el texto.

Ferlinghetti es el sobreviviente de todo ese movimiento, una generación que Ginsberg dijo en Aullido, la vio morir, perderse en la droga, los talentos se volaban los sesos en las calles, con alcohol y fornicaciones sublimes. Dueño de la célebre librería y editorial City Lihgts de San Francisco.

En el recital que dio un viernes 13 del 2002, en México, dijo: "Soy un artista de los medios publicitarios... Soy el más avant de los avant... Soy el poeta que ha deshecho el idioma.... Yo pinto imágenes profundas... Le escribo canciones a la gente común... Estoy muy joven para morir". Eran sólo algunas de las ideas que mostraba Lawrence Ferlinghetti en su poema Poeta ciego, que él mismo leyó entre varios más" Y volvió a México a principios de este año y a sus 84 años, editó el libro La Noche mexicana.

Ferlinghetti creía en el trabajo poético, hacer el poema, laborar la palabra, y no quedarse en una primera intención como preconizaba Ginsberg: la total naturalidad del texto. Ferlinghetti es un hijo autorizado de la búsqueda, muy próximo al innovador constante, Ezra Pound, al corrector incorregible. Es una vos en medio de muchas voces, recoge los escombros del mundo y levanta sus edificaciones, Será una voz mestiza/ una voz políglota cantando/ tarde en la noche/ en las extendidas llanuras/ donde la desaparición de las luciérnagas/ señala el amanecer de una época.

Es un crítico de su tiempo, revaloriza el caos, un cronista, registra la atmósfera, las cosas Ha sido enviado, dicen sus versos, a describir la vida/ en el planeta tierra/ a contar las historias/ de qué Cuándo Dónde Cómo y Por qué. Poeta de la coyuntura, podríamos decir también, de los hechos, la actualidad factual, del presente porque cree en un mañana mejor, y desde su época beat Ferlinghetti se ha jugado esa carta del hoy, porque mañana puede ser demasiado tarde. Un poeta del presente inmediato pero con visión de futuro: 'Entonces ahora es el momento para que hablen/ Todos ustedes amantes de la libertad/ Todos ustedes amantes de perseguir la felicidad/ Todos ustedes amantes y dormidos/ Profundamente en sus sueños privados/ Ahora es la hora para que hablen/ Oh mayoría silenciosa/ Antes de que vengan por ustedes'.

Quizás esa generación beat podría definirse como la que asaltó el sueño americano, no le arrancó la cabellera, tal vez algunas plumas, pero sentó el precedente de la inconformidad del sistema, se desintegró con él, le prendió fuego e inauguró un nuevo espíritu para la poesía, la sociedad en rebeldía y terminó inmolándose físicamente más allá del poema. Generación que usó la jeringuilla abiertamente en los sótanos del alma y se paseó desnuda por las aceras de la vida norteamericana, no comulgó con Viet nam, amó la paz por sobre todas las lápidas de la vida y aún así subió al caballo de la muerte para alcanzar la victoria.

El poeta y editor de City Lights, es lo que nos queda d ela leyenda beat, y para él son estas líneas.

Una de las famosas frases de Ferlinghetti es : yo veo lo que ustedes no ven. Y fue lo que me ayudó a encontrar la vieja antología norteamericana, pero ya el texto estaba escrito.

Está en mis manos la edición Aguilar, pero no está tan blanca, el tiempo, los viajes, las bibliotecas, las manos, me dicen que nosotros, los de antes, ya no somos los mismos, y los libros tampoco.

El poeta como pescador
L. Ferlinghetti

A medida que envejezco
percibo que la vida
tiene la cola en la boca
y otros poetas y otros pintores
ya no encarnan para mí
ningún tipo de competencia
El cielo es el desafío
el cielo
que aún debe ser descifrado
ese alto cielo
ante el que caen agobiados
los astrónomos
con sus grandes orejas electrónicas
ese cielo
que nos susurra constante
los secretos finales del universo
el mismo que respira
hacia adentro hacia afuera
como si fuera el interior de una boca
del cosmos
el mismo cielo
que es el borde de la tierra
y del mar también
el cielo
de voces múltiples y ningún dios
rodeando un océano de sonido
que devuelve ecos
como las olas
que estallan en el murallón
Poemas enteros
diccionarios completos
enrollándose
en la explosión de un trueno
Cada atardecer un cuadro instantáneo
cada nube un libro de sombras
a través de las que vuelan salvajes
las vocales de los pájaros
que llorarán repentinamente
Ese firmamento para el pescador
está despejado
a pesar de las nubes oscuras
Él lo observa
lo estima por lo que es:
el espejo del mar
a punto de precipitarse sobre él
en su bote de madera
al filo del horizonte oscuro
Nosotros lo imaginamos como un poeta
siempre cara a cara con la vieja realidad
donde los pájaros nunca vuelan
antes de la tormenta
No lo dudes
él sabe lo que caerá desde las alturas
antes de que amanezca
él es su propio vigía
en su embarcación
atento al sonido del universo
dando cuenta de las visiones
de la tierra de lo viviente
con su voz poderosa