La Alemania post nazi es casi un viejo tema como la Segunda Guerra Mundial, un interminable escenario de cine serial del Farwest norteamericano. The Reader (Der Vorleser), El Lector, escapa de esa trivialidad, miopìa, atrofia sobre un tema que involucrò a toda la sociedad en su época. El libro del alemàn Bernhard Schlink, retrata una historia que supera la pobreza de espìritu que le impide a la generosidad surgir en los momentos ejemplares de la vida. Una historia sin complejos, que cinematogràficamente juega con el tiempo lineal de la obra escrita, pero no se aparta de la sutil trama bajo el velo del amor de una mujer de unos 36 años y un muchacho de 15, que se inicia a la vida.
El telòn de fondo, detràs de esta aparente y tòrrida historia, que dura un breve tiempo, es el cuestionamiento de la sociedad post nazi basado en un juicio a un grupo de mujeres custodias de un campo de concentraciòn hitleriano, donde Hanna, la amante del adolescente, es una de las protagonistas. Un idilio, donde sòlo la diferencia de edad lo convierte en atìpico, bucea la historia, el conflicto global, una trama de reconciliaciòn con el pasado. No hay propapaganda de uno u otro lado, sino una bùsqueda de la verdad, una mirada al ser humano sin señalamientos y condenas fáciles. La actuaciòn de los protagonistas, la sensual Kate Windslet y el reconocido Ralph Fiennes, es impecable. Trasciende el hecho de que no es fàcil para una sociedad que protagonizò un conflicto mundial, aceptar el pasado sin un largo proceso de anàlisis en el tiempo, esa revisiòn dolorosa necesaria.
Nada como la verdad y conocer la historia para no repetir el pasado y aùn asì el hombre vuelve a tropezar con la dura roca. Es una co-producciòn norteamericana-alemana que logra su objetivo como filme del gènero dramàtico, llamar la atenciòn del espectador que en una guerra nada es blanco ni todo es negro, que hay que atender a los conflictos interiores, que las sociedades sin disparar un sòlo tiro tambièn se hacen cómplices, que un "criminal" no es necesariamente un horroroso personaje, porque puede ser alguien simple e inclusive analfabeto, como Hanna y tener un buen corazòn. Es justamente la protecciòn y verguenza del secreto de la propia Hanna, que es analfabeta, lo que la lleva a la condena mayor de todas las carceleras, que de paso la responsabilizan por todo lo actuado y la firma de un documento que ella no podrìa haber suscrito. Una sutileza de esa magnitud da con sus huesos por un largo tiempo en una càrcel.
Hay momentos poèticos interesantes relacionados con El Lector y sus lecturas. lo que rodea, la atmósfera, la lectura y los textos mismos, el interès de Hanna y el desconocimientodel Lector sobre la persona que le escucha sagradamente y es analfabeta. Lee La Odisea, Safo en griego, otros en latìn. Son clàsicos y existe una notable complicidad entre El Lector y quien escucha. Ella le estimula dicièndole que lee muy bien y èl consideraba que no era bueno para nada. Y lo premia en el amor, lectura por entrega.