sábado, julio 04, 2009

Viendo The Reader


La Alemania post nazi es casi un viejo tema como la Segunda Guerra Mundial, un interminable escenario de cine serial del Farwest norteamericano. The Reader (Der Vorleser), El Lector, escapa de esa trivialidad, miopìa, atrofia sobre un tema que involucrò a toda la sociedad en su época. El libro del alemàn Bernhard Schlink, retrata una historia que supera la pobreza de espìritu que le impide a la generosidad surgir en los momentos ejemplares de la vida. Una historia sin complejos, que cinematogràficamente juega con el tiempo lineal de la obra escrita, pero no se aparta de la sutil trama bajo el velo del amor de una mujer de unos 36 años y un muchacho de 15, que se inicia a la vida.
El telòn de fondo, detràs de esta aparente y tòrrida historia, que dura un breve tiempo, es el cuestionamiento de la sociedad post nazi basado en un juicio a un grupo de mujeres custodias de un campo de concentraciòn hitleriano, donde Hanna, la amante del adolescente, es una de las protagonistas. Un idilio, donde sòlo la diferencia de edad lo convierte en atìpico, bucea la historia, el conflicto global, una trama de reconciliaciòn con el pasado. No hay propapaganda de uno u otro lado, sino una bùsqueda de la verdad, una mirada al ser humano sin señalamientos y condenas fáciles. La actuaciòn de los protagonistas, la sensual Kate Windslet y el reconocido Ralph Fiennes, es impecable. Trasciende el hecho de que no es fàcil para una sociedad que protagonizò un conflicto mundial, aceptar el pasado sin un largo proceso de anàlisis en el tiempo, esa revisiòn dolorosa necesaria.
Nada como la verdad y conocer la historia para no repetir el pasado y aùn asì el hombre vuelve a tropezar con la dura roca. Es una co-producciòn norteamericana-alemana que logra su objetivo como filme del gènero dramàtico, llamar la atenciòn del espectador que en una guerra nada es blanco ni todo es negro, que hay que atender a los conflictos interiores, que las sociedades sin disparar un sòlo tiro tambièn se hacen cómplices, que un "criminal" no es necesariamente un horroroso personaje, porque puede ser alguien simple e inclusive analfabeto, como Hanna y tener un buen corazòn. Es justamente la protecciòn y verguenza del secreto de la propia Hanna, que es analfabeta, lo que la lleva a la condena mayor de todas las carceleras, que de paso la responsabilizan por todo lo actuado y la firma de un documento que ella no podrìa haber suscrito. Una sutileza de esa magnitud da con sus huesos por un largo tiempo en una càrcel.
Hay momentos poèticos interesantes relacionados con El Lector y sus lecturas. lo que rodea, la atmósfera, la lectura y los textos mismos, el interès de Hanna y el desconocimientodel Lector sobre la persona que le escucha sagradamente y es analfabeta. Lee La Odisea, Safo en griego, otros en latìn. Son clàsicos y existe una notable complicidad entre El Lector y quien escucha. Ella le estimula dicièndole que lee muy bien y èl consideraba que no era bueno para nada. Y lo premia en el amor, lectura por entrega.

La Musa en borrador














Suma el verbo la luz que lo opaca y admite/
en tus horas màs brillantes/
anuncias el dìa relumbrante/
No estàs a ciegas ni el alba oscura/
Sòlo cabecea el pèndulo en tu pozo/
cuya fe en fiestas del corazòn me delata/
La Musa espera y no olvida/
humana, prisionera, hermosamente desvalida.
rolando gabrielli©2009

viernes, julio 03, 2009

Sólo plagio puro y duro


La parodia del narrador sueco no superó la inmortal potente sombra que construyò J.D. Salinger sobre el personaje de su novela El Guardìan entre el centeno,(The Catcher in the Rye) - el joven Holden Caufield-ante los tribunales de Nueva York. El escritor sueco F Colting, no podrá hacerse el sueco, al menos en Estados Unidos, con la ediciòn de su obra "60 años después: Recuperándose del centeno" (60 Years Later: Coming Through the Rye). La juez Deborah Batts prohibiò la ediciòn y distribuciòn de la obra temporalmente en todo Estados Unidos, aunque ya fue editada y circula en Inglaterra.
Los abogados del inefable Jerome David Salinger (J.D. Salinger), rechazaron categòricamente la existencia de que se trata de una parodia, reconstrucción, ni reinterpretación, ni intercambio de nada: «Sólo plagio puro y duro». El Guardiàn, cuyo autor no escribe desde 1965, ni brinda entrevista hace casi 30 años, se venden anualmente 250 mil ejemplares. El viejo Caufield, que se escapa de un hospicio para recorrer Nueva York, segùn Colting- no ha tenido la suerte, en Estados Unidos, al menos, del adolescente rebelde de 16 años, que es admirado y amado por los lectores de todas partes del mundo. Es un libro que un adolescente y joven debe tener hoy entre sus manos. Un personaje fresco, actual, tierno, real, no acartonado, abosolutamente identificable y muy queribe por sus millones de lectores.
El anciano J.D. Salinger, ha salido de su propio olvido, a defender a su personaje. El astuto Colting, segùn la juez, ha tomado la filosofìa, la trama misma del personaje de Salinger, Caufield.
No es el ùnico, no serà el ùltimo y son tantos los libros que llegan a manos de los promotores, editores, secretarios de la palabra escrita y de ahì a los cajones o al basurero del olvido, que hay quienes buscan asomarse a la fama sobre los hombros de un famoso. El tiempo dirà que suerte corre esta versiòn continuada de la historia original, basada en una misma filosofìa y narrativa secuencial del personaje principal. Se pudo escoger otra ciudad que no fuera Nueva York, otra trama, en fin, impulsarse a travès de la atmòsfera y de un sueño, pero no del cuerpo del delito. Aunque nadie es dueño de un personaje, tampoco es posible que otro se monten en su historia, amputando la originalidad que debe tener la lietratura. Algùn critico dijo que se trata de un bodrio. Nunca segundas partes fueron buenas, a excepciòn del Quijote, que tambièn lo escribiò el Manco de Lepanto.
Fredrik Colting, utiliza como pseudònimo J. D. California, e identifica al personaje del libro, Mr. C, con J.D. Salinger.
Colting no deja de ser astuto, logrò dos cosas: editar y hacer circular su libro y llamar la atenciòn mundial por su caso en Estados Unidos. Lo extraliterario juega tambièn en las cartas de un autor.

jueves, julio 02, 2009

Asì las cosas







Al revès del revès
un guante tiene
los mismos dedos
y a mi me gusta.
sentir la piel de tus manos
El mundo al revès
como dos cuerpos contrarios,
debe tener alguna gracia.
En un orden màs amplio,
la justicia no tiene
pies ni cabeza,
la libertad cuelga
de la sombra de un hilo
invisible.
La estupidez, si somos sinceros,
no se hace problema,
su espìritu invencible
no reconoce derrotas.
Rosamos el filo de alguna navaja
como una misma piel
Nada damos por terminado.
Rolando Gabrielli©2009

miércoles, julio 01, 2009

¿Còmo està, Onetti?...dejemos hablar al viento


Cien años, es parte de su juventud. Ahora se le recuerda, despuès de tanto olvido. En el Sur aùn tenemos memoria y la trasladamos de paìs en paìs, donde estemos, y al menos llegamos a su centenario. Su pequeño paìs le dedica un año, como si fuera Faulkner o Joyce, y para nosotros usted es uno de los grandes novelistas del habla castellana y tengo la impresiòn que siempre lo ocultò. Fue genial esperar la vida y la muerte juntas, durante sus ùltimos cinco años, sentado en una cama escribiendo, con la espalda a una ventana, para que el mundo mirara su propia decadencia. ¿Su ùltima jugada para reconocer la inutilidad de la esperanza? Sus dòsis excèpticas, son proverbiales, como su visiòn crìtica, cuestionamiento de lo real, què es la literatura, la fragmentaciòn invisible de su palabra.
La importancia es una manera de estar de moda, pero usted nunca le dio importancia. Nunca lo estuvo. Ordenò su maleta y palabras de otra manera. Su mirada en sus ùltimos dìas como un monje budista de civil, descreido, al menos, eso me reflejan las fotos de esta gran morsa de la literatura universal, que recreaba sus ojos hinchados con la visiòn de sus personajes. La moneda que lanzaba al aire Juan Carlos Onetti, montevideano, posiblemente carecìa de rostro y tenìa una màscara cambiante. Literatura en la literatura, la vida desplomada en un haz de luz oscura en un cuarto sin testigos màs que dos. La literatura era su amante, la deseaba y empujaba arriba de la pàgina y comenzaba a amarla con el frenesì que todo deseo real impulsa a hacerlo.
Sus libros debieran leerse en silencio. Onetti, exiliado en España, se entregò a la apremiante fuerza de su presente, que transformò en destino y nunca rindiò pleitesìa al èxito y a la banalidad de la vanidad.
Onetti y Garcìa Màrquez estàn emparentados con William Faulkner en la creaciòn, como bien anota Àngel Rama, de sus pueblos literarios, Santa Marìa, en el caso del uruguayo y Macondo, en el del colombiano. Ambos lo admiran y reconocen la influencia del norteamericano que inventò el imaginario de Yoknapatawpha. La literatura se abraza a la distancia, tiene mas caminos que se bifurcan, que esos reales de un gran sendero.

Como peces







Sueltenmè,
oye, sueltenmè
que del aire
me puedo caer
Soy agua, mar, pez
y la red se levanta
como un muro
de luz oscura,
invivisible,
sin ver, sin ver,
nada, nadan,
como peces en el agua.
Rolando Gabrielli©2009

lunes, junio 29, 2009

Del otro lado del poema







La musa no me habla
ni me dicta
no me dice que hacer
con las palabras
Màs bien
me calla
con su silencio.
Rolando Gabrielli©2009

El muro






Repaso el muro
no veo y toco
miro y siento
la fuerza del muro
en lo que presiento
puede ser una pared
detràs de tus ojos.
Rolando Gabrielli©2009

domingo, junio 28, 2009

Pasos que las luz deja







Pasos que la luz deja
la sombra ilumina.
Recuerda el tiempo,
recuerda el tiempo,
nadie lo supera.
Sobre el reflejo,
alguien camina
en tu memoria.
Rolando Gabrielli©2009