Mis queridas bestias,
la poesía es cosa animal, el verbo bufa ,
saliva la palabra sin academia desdentada
La página querida del elefante,
¿quién podría pisarla?,
un ratón, una hormiga, quizás,
la vida da tantas vueltas, rueda,
respira la palabra sin academia desdentada.
¿Una flor qué hace en un desierto?
subterráneo nocturno de los amaneceres,
lo que nace no muere,
perpetúa en silencio la especie
A mí un animal me rompe el alma
los huesos duros de la poesía,
si me habla de las pellejerías de vivir,
con su lomo al sol y salario de cuatro patas,
puedo al buey entender su castrado verbo,
nuestro sacrificio, el yugo de la palabra.
Rolando Gabrielli©2012
Rolando Gabrielli©2012