sábado, noviembre 29, 2008

BOMBAY









El mundo es un elefante blanco
camina cansado por la India
hacia un cementerio para elefantes
cansados de caminar por la India.
Rolando Gabrielli©2008


viernes, noviembre 28, 2008


¡El terror no se detiene con el Terrorrrrrrrrrrrrrrrr!

jueves, noviembre 27, 2008

Mi amiga la bailarina


Antes de subirme al automóvil me detuve a mirar el desfiladero de pinos Caribe que se convierten en paralela con la parte lateral de la casa, contraste que las ciudades van perdiendo y que los edificios por su estructura, materiales y lugares donde son construidos, no tienen ninguna posibilidad de paisajear. La selva al final de la mirada permanecía silenciosa, pero de un verde brillante, rejuvenecedor debido a los fuertes aguaceros tropicales que caen como ángeles vencidos del cielo. Sólo a la noche podría reflexionar que el agua es la fuente de vida del bosque y del hombre, pero también su exceso destruye los frutos que proporciona la selva "civilizada", a los animales que nacieron hace millones de años en el trópico. Detuve mis ojos como en un caleidoscopio que había regalado alguna vez en otra ciudad, en una ardilla que trabajaba para mí como bailarina cada mañana y yo no lo logré entender este compromiso hasta cuando fue demasiado tarde.
Ese tema insoslayable de atender cosas domésticas, revisar el aceite del automóvil, sus bujías, trabajar, pagar cuentas, escribir como si se apagaran todas las estrellas de un soplo en un segundo, compromisos sociales, lecturas necesarias, y otras urgencias, a mí, me digo, que vivo al lado de un bosque, a veces estos detalles, no me permiten verlo.
Detrás del ventanal la divisé incontables mañanas asomarse como una Diva con aire de Musa, a mi pequeña bailarina, sin inmutarse, con sencillez, humildad y conocimiento de su oficio, porque su rutina no provenía de una preparación descuidada.
Oye, Bonita, sí, tú, la de la cola que comparte el viento y espacio, nos vemos mañana, después de todo el calendario no se moverá más de un centímetro como cada día, aunque el mundo truene, escupa fuego, reviente con sus vísceras de terror y estupidéz, egoísmo, miseria, ambición desmedida y el sistema disfrute de sus propias raterías que lo transforman en un transformer de múltiples rostros como máscaras de un mismo rostro. Las alcantarillas existen para evacuar aguas servidas y esconder lo que somos en la superficie.
Danzó frente a la ventana del comedor y miró por última vez, como queriéndome decir algo, porque ahora puedo tener más clara mi visión, que sus ojos reflejaban una urgencia. No nos diríamos más nada. Me despedía de esos 35 centímetros de amistad que volando llegaban al Cajón del Maipo, allá en Chilito. Y, que conste, que unos 15 centímetros pertenecen a la cola. Los expertos dicen que si se les captura jóvenes, se pueden educar y resultan ser muy cariñosas. Vaya estupidez, cuando la gracia está en la libertad, en el juego entre el aire y la tierra, la vida como en una cuerda donde la aventura es la vida misma como un oficio con sus secuencias y consecuencias. En el nunca acabar està la magia. Que primero se eduque el hombre en su propia libertad y la ajena, y que disfrute fuera de la jaula que se construye con tenacidad de araña en un telar.
Me desplacé por una ciudad en llovizna, con cielo nublado, ennuberrado, frágil, gris y lacrimeante. El día estaba cargado de su propio inestable tiempo. Al bajarme en el estacionamiento, el cielo se desplomó con una carga contenida y alcancé a llegar al lobby, como un fantasma en apuro. El día fue transformándose en el día, lo que es, sin más ni menos. un día es eso, 24 horas. Ignoro por qué se le exige más. Pero suele ocurrir con frecuencia como una deformación profesional, un deseo de irrealidad. Esa manía de querer atrapar, superar, empujar el tiempo. No le di más tiempo al día que su día. Se terminó. Eso ocurre cada día. Un poco antes, un poco después. Pero es inevitable siempre sigue un mismo curso, como si fuera un río encajonado y no tuviera a donde ir màs que fluir en una misma direcciòn.
Llegada la hora, cumplida la jornada, me disparé y a rodar de vuelta por la misma ruta. Las luces amarillas sobre la avenida, el asfalto doblado por el tiempo inclemente, los recuerdos del día, el mismo ruido del motor y las marcas japonesas que se han apoderado del mercado del automóvil. El paisaje nocturno se revela a su manera en la profundidad silente de la noche. Pero es el mismo dia en su ocaso. Hago memoria frente al paisaje de la mañana, el de un principio y la oscuridad sólo me permite avanzar con mi memoria. Entro a la casa en la semipenumbra, bajo el rastro de una jornada ya concluida. Dejo mi mochila, libros, papeles sobre el sofá y avanzo a la cocina por un jugo. Enciendo la luz y veo a mi amiga, la hermosa Alicia, la bailarina inerte al medio de las baldosas de la cocina. Su mirada gris, su cola detenida en el tiempo, su barriga hinchada y ni una sola gota de sangre por ningún lado. ¿El crimen perfecto? Todo el silencio de las galaxias màs apartadas como un agujero negro solitario, abandonado en si mismo, entrò por la ventana de la noche tibia, ya ciega y ese àspero paisaje de soledades e infortunios, que cualquiera puede cargar en una ciudad hostil, se avalanzò como una lenta ola que en dìas pasados miraba desde la terraza en una playa. El mar me llegò con su marea profunda del horizonte a rescatarme de ese instante no buscado.
La noche era lo ùnico que me quedaba màs a mano. Repasè la mañana y retrotraje la alegrìa y la danza, esas ganas de vivir sobre la dimensiòn del tiempo que le tocò vivir. Mi pequeña Alicia no estaba en una perfomance nocturna, en esa mìmica de la màscara. Yacìa, yacía. La noche ciertamente es la oscuridad pero tambièn trae luz y recordè que tenìa una pala nueva, impecable, con el precio aùn en la cubierta de metal. Me inclinè con algo de solemnidad, como si estuviera en un teatro en Moscù, donde se presentaba el viejo Bolshoi, la levantè como si fuera a desprenderse mi espìritu de Nureyev y ascendiera por el escenario frente a un pùblico profesional, atento, respetuoso, devoto, entregado a este acto final tan real como la muerte. Que lo inmaterial prevaleciera, la danza, el arte, la vida, la musicalidad silenciosa de su cuerpo. Que la noche se estrellara con su propio dolor y los aplausos del viejo Bolshoi se congelaran en la memoria de cada uno de los espectadores. Moscù puede contemplarse asìmismo en su nieve, en las cùpulas de sus iglesias, en el Kremlin, esa babel de lo gòtico, arabesco, italiano, griego, chino, ciudadela amurallada que sòlo se atreviò a abandonar Pedro El Grande, no por un acto de humildad, sino para vivir en la ciudad que se habìa construido para si mismo: San Petesburgo.
Yo esperaba arrinconado por la oscuridad y el contraluz de una luna famèlica, que la Sylphide volviera con las fuerzas de la naturaleza y del aire. No tenìa otro pensamiento ni voluntad en mis manos. Sólo depende de nosotros que el arte resucite y remonte màs allà de las montañas y estrellas. Que la palabra sea la voz callada en el desierto.
Cada ser humano podrìa escribir una pàgina diaria de sus tristezas, ansiedades, malestares, odiosidades, fobias, aprehensiones, soledad, conviciones, amores y hacer colapsar las bibliotecas y archivos pùblicos y a Google, si se lo propusieran. Documentar actos de una y otra naturaleza, como un mar froidiano de egos y super egos enrarecidos por el smog, vomitados sobre las consolas de los videos.
Salì de la cocina con Mi amiga la bailarina y ya estaba todo decidido. La dejè livianamente sobre la yerba por donde viviò la vida que le tocò vivir y volvì por la pala. Alguien debìa estrenar esa herramienta casi tan antigua como la muerte. Todos tenemos algo de sepultureros, pensè,y de cadàveres, por supuesto, aunque las cenizas ganan su espacio. Dura la tierra, piedra, pedregosa, el metal empujaba contra lo que resistìa y mi indignaciòn, iba de frente. El rìo llevaba agua y la noche una oscuridad plateada, lunar de cara conocida. ¿Es màs dura la tierra que se conoce o desconoce? El metal intentaba hacerse paso. Y pensaba, ni una gota de sangre. ¿Còmo, una muerte tan limpia? La tierra se abriò por fin, pròxima a los pinos, pero la noche no entiende de epitafios, recoge todo como las manecillas del tiempo en un andèn sin hora. ¿Ni una gota de sangre se lleva la tierra? ¿La vida sòlo abona la muerte? ¿La muerte recibe a la vida? ¿Se baja o sube hacia algùn lugar? Un ascensor es un invento reciente en la historia del hombre y del universo ni hablar. No llegan muy lejos, suben hasta un mismo lugar y bajan hacia otro idèntico. Suelen trabarse y no tienen ningùn otro acierto que subir y bajar. La sombra de la última palada desciende con la incredulidad de mis pensamientos y dudas. ¿Quièn fue? ¿En que momento? La vi revolotear alegre frente a la casita de los pàjaros sobre la ventana. Y como si me dibujara un adiòs en su sonrisa de roedora, nos despedimos con un tàcito hasta luego. Siempre hay que emparejar la tierra por donde uno siembra la amistad, el amor, la nueva vida. Muchos años antes, ese era un terminal de escombros, desechos de casas, restos de techos nuevos, lo que queda de las construcciones recièn terminadas, esas sobras de todo. Con las manos fuimos ordenando, limpiando el sitio y cavamos huecos, duros hoyos para plantar pinos recièn nacidos. Todo parecìa nuevo, un comienzo. El tiempo impone sus lecturas, las recrea, hace memoria.
Ni las nubes rondaban por la noche. Sòlo la memoria. Sòlo la memoria.
Descansè la incredulidad del dìa sobre el mango nuevo de la pala. Dejè los ùltimos segundos que se acomodaran. Que un día borrara a otro día, cuando sentì el aliento sobre mis piernas de White, la perra, huzmear la tierra recièn ordenada. No me habìa dado cuenta de su presencia absolutamente discreta, respetuosa.
Fue cuando comencé a pensar, a sospechar que había ocurrido en verdad cuando dejè la casa sola de soledad infinita.
Detràs del dìa, el dìa. Nos despedimos seguramente, White y yo de Mi amiga la bailarina, a nuestra manera, claro està, pero existìa un tàcito respetuoso silencio. Entramos a la casa, pero yo ya iba con alguna idea en mi cabeza. ¿Respiraba un aire de culpabilidad a mi alrededor? Es difìcil indagar en la mente de una persona, de un animal y màs de una perra extranjera. Ya a solas intentè reconstruir la escena del crimen. Me pesaba la prueba mayor, ni una gota de sangre. Algunos utensilios de la cocina en el piso. Y ahí despuès de todo estaba Mi amiga la bailarina, inerte como si un ùltimo esfuerzo por vivir la hubiese llevado a la muerte. ¿Por què tenìa la panza inflada y los ojos no encontraban salida hacia ningùn paisaje aparente? La noche se cargaba de dudas, interrogantes, de maniobras y situaciones propias del olvido, donde las respuestas son simples marionetas del azar.
El desorden de la cocina era mìnimo. En verdad todo estaba en su lugar, aunque no se notara. Buscaba la prueba, algún indicio, porque ya sabìa quien era la autora del ardicidio. Había nacido en un barco, el Captain Vincent Gann, un atunero lleno de filipinos, mexicanos, un chileno, portugueses. Allà en el Pacífico Sur, en Cook Island, la Polinesia. White tiene un cruce con un pastor alemàn y un callejero de Samoa. Y en verdad vino a vivir en la tierra por primera vez en Panamà. A Panamà llegò Paul Gauguin y se fue a la Polinesia, un viaje a la inversa y con objetivos distintos.
Nos quedamos solos esa noche observándonos, sin tiempo. ¿Para què estàn los amigos? ¿Què psiquiatra no ha hecho esta observaciòn? Estaba el cuerpo del delito enterrado y la autora a mi lado. Aquì no tenemos 911, debe haber algùn nùmero, los detesto, para preguntar, informar, intercambiar puntos de vista. Preferì la noche y el bis a bis. Habìa que dejar pasar las horas y con la luz del día quizàs todo se aclararìa. Eso ocurre, al menos, con la noche anterior.Escuchè que alguien me decìa, podìa ser la misma White:-serenidad querido Watson, todo tiene soluciòn, menos la muerte. Pero de eso hablamos, pensè una respuesta ràpida. Quizàs estaba sintiendo el complejo de detective de Robereto Bolaño. No sè. Pero las pistas estaban ahì a mi lado. En mis narices. Recuerdo que de los cientos de casos en Santa Teresa de 2666, se resolvìa uno de vez en cuando y ahora algunas cabezas andan sin cuerpo por algunas ciudades.
Rechacè toda influencia, cualquier pista, me abandonè a cualquier pensamiento que pudiera acomodar alguna situaciòn o respuesta. No le di màs cuerda al reloj de la duda. Bajè el telòn del dìa. White no se separaba. ¿Què estarìa pensando? No seguì en este inexplicable pòker. La baraja para un nuevo amanecer, me dije, y le di carta blanca a la noche. Las baldosas no mienten, me vieron caminar hacia el cuarto con toda loche a mi espalda. El rìo ya era mi memoria. El dìa. Todo convertido en sensaciòn de fuga. Mi amiga la bailarina, descansaba de su peor dìa. No siempre es el ùltimo. Eran mis ùltimas disgreciones antes de llegar a la almohada. Ya amanecerà.
La mañana entrò tibia, grisàcea, de invierno tropical, apabullada por el mal tiempo del norte. La noche y el dìa no requieren presentaciòn, estàn. Volvì a la cocina para cerciorarme con mayor claridad en cuanto a luz natural. La memoria repasa sus fijaciones, sobre todo cuando estàn frescas. Yo me despedì esa mañana y coló entrò a la cocina. ¿Dejè la puerta abierta? Las cinco puertas de la casa, incluida una gran verja, quedna cerradas con doble llave. Los animales del tròpico tienen sus estrategias, conocen los lugares donde viven y sobreviven en una ciudad poco piadosa, en tiempos dirìamos, en una època depredadora. La naturaleza, el ejercicio de la vida en condiciones difíciles, va preparando el ingenio, las habilidades para las nuevas situaciones. El hombre busca otros planetas tal vez porque no està preparado para vivir en un lugar natural, donde la belleza es armonìa y debe respetarse. Los sabios elefantes tienen su propio cementerio,y jamàs se les ocurrirìa que construyan ataùdes para enterrarlos. Nos quedarìamos sin bosques, sin vida. ¿Què harìamos con las jirafas? ¿Las incinerarìamos? Los dinosaurios tuvieron la suerte de desaparecer, quizàs, en un cataclismo. Son tan diversas las versiones de su extinciòn, como las pelìculas. No se me ocurrìa nada. Un jugo. Un tè. Un sandwuich de palta. Y en punto muerto. El cieloraso se hacía màs alto que los pensamientos. ¿El blanco agranda la memoria? Salì a ver por el costado lateral de la casa. Me fijè en un comedero, una casita de pàjaros que cuelga sobre una de las tantas ventanas. En las mañanas se detienen cinco o seis. Es un buen comienzo para el dìa.
De pronto vi un hueco en la malla de la ventana de la cocina. Las ventanas del tròpico usan mallas para evitar protegerse de los mosquitos y refrescar al mismo tiempo. Me puse en el lugar de Mi amiga la bailarina. ¿Por què quiso entrar? ¿Pudo haberlo hecho hace mucho tiempo? A la orilla del parque, mudos unos cocos secos de palmas que dan un jugo refrescante y proporcionan un alimento llamado coco, algo me estaban diciendo. Al aproximarme a la malla rota, huzmiè por la ventana, con los ojos y el olfato sobre todo. Me llegò un fuerte olor a bananas. Irresistible para una ardilla hambrienta. Un bosque despojado de frutos por estas lluvias intensas. Nunca me percatè. ¿Pensè en los pàjaros porque vienen del cielo? Era tan simple todo, el cuadro, la escena se explicaba asimisma, su barriga llena de bananos. No habìa una gota de sangre. Quizàs muriò de la impresiòn. Son muy sensibles sus corazones, se me ocurre. White debiò perseguirla hasta el agotamiento total, terminal. Tenìa sus ojos cerrados. Pero me dejò un mensaje. El bosque es vida. Cuìdenlo. Todos estamos en trànsito, pero vienen otros. Tu amiga, la bailarina...
Rolando Gabrielli©2008

¿Señal que cabalgamos o era de esperar?


El Premio Cervantes es el lauro màs codiciado de la lengua castellana y lo acaba de obtener el catalàn Juan Marsè, 72 horas despuès que otro catalàn, Juan Goytisolo obtuviera el Premio Nacional de España, de "rango inferior", en cuanto a dinero, publicidad, prestigio, reconocimiento internacional etc.
Marsè es Juan Faneca Roca, pero adoptò el apellido de los padres que le adoptaron al morir su madre en el parto. Autor de numerosos novelas y premios importantes como el Planeta(La muchacha de las bragas de oro (1978) y Rabos de lagartija (2000), novela que obtuvo el Nacional de la Crítica y el Nacional de Narrativa.
El Cervantes tenía ya nombre español por esas cosas de los turnos, sin demeritar al autor, porque el pròximo debiera ser para un latinoamericano. Pienso que ya debiera honrarse el premio con dos figuras vivas aùn importantes para la poesìa y el idioma acstellano. En primer luagr, Nicanor Parra, que le dio otra vuelta al idioma y sobre todo al lenguaje poètico en la lengua de Cervantes . Y, tambièn a el nicaraguense Ernesto Cardenal. De paso dirìa que Rubèn Darìo, primer innovador moderno de la lengua castellana, Neruda su sucesor en el cambio y Parra, como hemos dicho, quien cierra por ahora el cìrculo, podrìan llevar el nombre de alguno de los Institutos cervantes regados por el mundo.

Federico García Lorca


Malditos,
bastardos,
miserables,
creen matar
la poesía,
en un barranco
de España,
decapitar la luz
de la oscuridad.
Rolando Gabrielli©2008

martes, noviembre 25, 2008

Nabokov, la última partida de Laura



No sabemos, y podría saberse, que piezas movía el papá de Lolita, esa tarde de verano en algún lugar de Suiza, cuando Vera, su mujer se aprestaba quizas para darle una jaque mate. Se ve el lado de tablero algo más despoblado de piezas y, en posición expectante, mientras su mujer alza mano izquierda, entre la duda y una ofensiva tronante. La montaña forma aprte del paisaje como si estuviera en silencio frente al atribulado tablero inmóvil. En estas partidas suele ganar el tiempo y la vejez. No sé la fecha, ni se sabe que piensan detrás del tablero los viejos ajedrecistas.
No sabemos si Vladimir Nabokov, el autor de Lolita, perdió esa partida en el lejano atardecer suizo, por fijar un espacio en el tiempo. Pero, lo que el tiempo ha traducido de su última partida en el lecho de muerte ante Vera, si es una pérdida en los términos estrictos de un autor. Nabokov, como Kafka a Max Brod, le dijo a Vera que quemara los originales de su novela en borrador: Laura. De eso hace 31 años, como si el tiempo no pasara y la historia se repitiera a espaldas de la historia.
La escena pudo ser esta cuando ya Nabokov partìa de este mundo: Vera, Vera, quema las 138 tarjetas donde tengo la novela inconclusa llamada Laura, promètemelo. En un lecho agonizante se puede pormeter y aceptar casi todo, como dar vuelta una hoja por última vez. Si prometiò, no cumpliò. La novela fue a parar a una caja fuerte como un objeto de culto familiar y la familia, esposa e hijo creyeron màs que en el autor y conservaron las tarjetas, pero no para hacer dinero, porque hace ya de ello 31 años y el descendiente directo, D. Nabokov hijo, ya cuenta con flamantes 73 años. La decisìon està tomada y lo comentè hace unos meses: Ediciòn. El hijo era el último baluarte de esas tarjetas aún algo misteriosas, celosamente encargadas a la madre y después a él. Philip Wild sería el nombre del protagonista de El original de Laura, quien agobiado por el fracaso evidente de su matrimonio con Flora fantasea con suicidarse. Sólo entonces el personaje recuerda que se casó con la mujer que le es infiel por su visible parecido con un amor de su juventud.
Nunca sabremos de Nabokov tuvo la intención real que se quemaran. ¿No tuvo tiempo o valor como Kafka para hacer desaparecer esos textos que no los consideraba dignos de ser leídos por otro e impreso(s).

lunes, noviembre 24, 2008

Cuatro bocas

Tus ojos bisiestos
Tus senos bisiestos
Tus brazos y manos bisiestos
igual que tus dos dos piernas y pies
por donde caminas
sola con tu cuerpo
y tus cuatro bocas
doblemente bisiestas.

Rolando Gabrielli©2008

Goytisolo, solo




Què tarde en la tarde de España
viene a caer Goytisolo, sòlo
si en Marruecos llovìa
y más de algùn lucero iluminaba
la oscura noche de Oriente en llamas
y Occidente preso leproso
de todas sus insaciables presas.
Rolando Gabrielli
"La creación es como una fantasía sexual, el ser humano es animal y ser espiritual a la vez", El terror, la religión y el consumismo es la triste realidad en la que vivimos todos
No hay un sòlo libro de Juan Goytisolo, ni para muestra en Panamà. Nunca lo vi en las ferias de libros, ni donde España era paìs invitado. El reino de España le acaba de otorgar muy tardìamente el Premio nacional de Literatura, cuando ya frisa los 78 años y el Quijote muriò de 50. ¿Este alarde de conciencia vendrà acompañado con el Premio Cervantes? Los premios definitivamente son boñigas de cabras en mesetas de montañas pobres y de quebradizas y abandonadas geografìas a pastoreos menores.
JG es un escritor de estos tiempos y otros, eixiliado aquì y allà, autodesterrado, con un pie en oriente y Otro en Occidente. Qùe esperaban los españoles para rendirle un homenaje, no sòlo por esas 40 mil pesetas que se llaman euros en èpocas de crisis y de submundos volàtiles, de mercaderes y mlabaristas tramposos de la la bolsa de los que no tienen valores èticos, morales, ni de afrontar la càrcel por el gran fraude universal.
Catalàn de Barcelona, universal de Marruecos y de todos los universos sin patria fija, ni muros, ni vendas de Guantànamo, ni de Valles de los Caìdos y por caer por la gracia de FFB. Por ahì un diario español, y por eso ha surgido esta fiebre de Internet de disparar sin dios ni ley, ni tapujos, dice que es uno de los escritores màs actuales. Actual es el Ratòn Mickey.
Debièramos presentarlo como un agricultor de la palabra en tiempos secos, desèrticos, áridos, lumpenescos, donde las personas viven su propia tundra de espanto arrinconadas frente a la consola de los video juegos, ante la magia de los números de Wall Street y de sus propias miserias de aspirantes al Ejèrcito de Salvaciòn.
Mèxico, para variar, lo habìa premiado con el Octavio Paz y el Juan Rulfo, que representan ademàs màs de el doble de los maravedìes españolas. Un escritor de su tiempo, JG, ademàs una voz autorizada, valiente, inteligente, audaz, humanista. Ya era hora que se abandonara el comercio literario, la tenaza abrasadora del mercado.

Libros de Juan Goytisolo
El exiliado de aquí y allá
2008 *
Contra las sagradas formas
2007 *
Profecías asedios y apocalipsis
2006 *
Los ensayos: Furgón de cola; Crónicas sarracinas; Contracorrientes
2005 *
El lucernario: la pasión de Manuel Azaña
2004 *
Tríptico del mal
2004 *
España y sus Ejidos
2003 *
Estambul Otomano
2003 *
Pájaro que ensucia su propio nido
2003 *
Telón de boca
2003 *
El sitio de los sitios
2002 *
Tradición y disidencia
2002
Carajicomedia
2001 *
Paisajes de guerra
2001 *
Makbara
1999 *
La saga de los Marx
1993 *
Las virtudes del pájaro solitario
1988 (2007) *
En los reinos de Taifa
1986 (1999) *
Coto Vedado
1985 *
España y los españoles
1979 (2002) *
Juan sin tierra
1975
Reivindicación del conde don Julián
1970 (2001) *
Señas de identidad
1966 (2008) *
Fin de Fiesta. Tentativas de interpretación de una historia amorosa
1962
La chanca
1962
La isla
1961
Para vivir aquí
1960
Fiestas
1958 *
La resaca
1958
El crico
1957
Duelo en el paraiso
1955
Juegos de manos
1954