¿De dónde vienes?
le preguntó confundido
el espejo,
acostumbrado a una
cierta
imagen más o menos
continua,
aún en los días
más oscuros,
inciertos diría un psicoanalista.
Le pareció una
sombra angustiada,
la ansiedad de un lunes
no deseado,
parecía un
ladrillo despegado de un muro
a punto de abrir
una silenciosa grieta,
no estaba a la
altura de su propia imagen,
eso es mucho decir
para un prolijo espejo,
que aún no
presenta una trisadura importante,
mantiene la lucidez de una mirada serena,
un registro
impecable para cualquier hora
del día sin
dejarse sorprender
por un mal momento,
ni los años
que van revelando
el verdadero
cambio inevitable
de imagen.
Todo, finalmente,
pareciera quedar
a discreción del
espejo, ver y aceptar,
en su memoria los
recuerdos acumulados,
la repetición de la
misma imagen cada día
casi borrándose
una sobre otra,
acumulando tiempo
para sorprender
en algún momento
que el espejo
cede a la
insostenible repetición del cambio.
Rolando Gabrielli 2021