Ahora que
el tiempo ha seguido su curso
y poco o nada ha cambiado, los hechos
anidan en la memoria,
sus salvajes, crudas palabras,
crían polluelos inocentes, aparentemente ciegos
los primeros días sin plumas piando al cielo
y la madre los cubre de amor y silencio,
los alimenta y protege de las rapaces aves,
que nunca faltan en
toda época y partes,
más
cuando confías en tus semejantes,
que también usan alas y
tienen filosos picos,
rapaces y capaces de atravesar una piel
tan tierna como inocente.
Rolando Gabrielli2023