Adrenalina/ dopamina/ serotonina/ oxitocina / vasopresina, la fórmula química que mueve todos los sentidos. Velocidad/concentración/ fluidez de la sangre/pensamientos en una sola dirección.
Lo importante de la química es que la fórmula funcione. El azar forma parte de este misterio indescifrable que moviliza duendes y mariposas en un mismo punto y lugar. Sólo entonces, las flechas dan en el blanco. Una atmósfera densa, gaseosa, ligera, disipa cualquier tiempo que no coincida con algún diagnóstico climático errado. La distancia tiene un tiempo ciego y de olvido. Puede amanecer el día en cualquier punto cardinal, sin horarios, ni lugares definidos. Un viaje de dos en un universo ùnico de silencios ancestrales. El tiempo pierde horarios, andenes y aeropuertos. Hay sueños y actos que se superan así mismos, por eso vuelven a suceder. ¿Alguien puede superar un siete? ¿O un trébol de cuatro hojas? Caminamos detrás de un cangrejo, a veces, ciervos de nuestros temores. Nadie pierde en una batalla verdaderamente compartida. No hay vencedor ni vencido. El sol seguirá escribiendo sus cartas al amanecer. (Rolando Gabrielli)
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Hay otra manera de interpretar estas pinturas y fotografía. Leer, por favor a continuación, el Capítulo 7 de Rayuela, la novela clásica de Julio Cortázar.
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.