sábado, enero 05, 2008

De Buenos Aires a La Habana




Pero vuelvo a decirte que los hombres estamos ya tan cerca los /unos de los otros que sería un error, si el estallido mismo es un error, que sería un error el que no nos amáramos. Gonzalo Rojas
No pueden ser más opuestas Buenos Aires y La Habana, pero inmensamente poéticas y bellas. Allí escribieron poetas legendarios como García Lorca, Neruda y tan opuestos como Borges y Nicolás Guillén. Pero todos, Lezama Lima, Gelman, Eliseo Diego, Girondo, llevan en el alma los sentimientos de la ciudad y la poesía. El poeta chileno, parroquiano de las dos ciudades, Gonzalo Rojas acaba de volar desde Buenos Aires a La Habana, con sus flamantes 90 años y siempre en misión poética y amatoria. La poesía siempre será noticia secreta, voz oculta entre ciudades y lectores que se aferran a la palabra más allá del silencio, como si el tiempo dejara de existir en ese instante.
Gonzalo Rojas ahora es leyenda junto a Nicanor Parra, Ernesto Cardenal, Juan Gelman, Ferlinghetti en Estados Unidos, sobrevivientes a su tiempo y presentes en esta época. No es lugar común decir que la poesía sobrevive a sus propios fantasmas.
Poeta del aire, se proclama, del relámpago, del profundo Sur diría yo, subterràneo mineral marino, de palabra universal, muy chileno, de lento y prolongado crecimiento, vive eternamente en su niñez, de acuerdo con sus propias afirmaciones. "Pero yo soy el viento que sopla sobre el mar del tormento y el gozo".
El poeta mexicano José Emilio Pacheco, con palabras más bien lúdicas acierta sobre el teclado oculto de la poética rojiana que nio deja de tocar a sus ritmos, repiración, silencio, pausa, cuando dice que "sus poemas son casi invariablemente posía y muchas veces gran poesía, pereo antes constituyen verdaderos modelos de versificación, más allá de las normas y formas sancionadas por el uso". El oído de Gonzalo Rojas es infalible, subraya Pacheco.
Lezama Lima dijo una vez que cuando escuchaba los textos de Rojas sobre la muerte, le llegaba un acento de río sumergido, con escamas que vuelan y ojos para pesadumbre esencial.
Rojas es de esos poetas, como los últimos mohicanos, de la pasión, la palabra y el silencio total. Rojas pasa como el Cometa Halley, pero no sabe si retornará, aunque la palabra es todo el silencio de lo posible.
Oh voz, única voz, todo el hueco del mar, todo el hueco del mar no bastaría, todo el hueco del cielo, toda la cavidad de la hermosura no bastaría para contenerte. Y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera oh majestad, tú nunca, tú nunca cesarías de estar en todas partes, porque te sobra el tiempo y el ser, única voz, porque estás y no estás, y casi eres mi Dios, y casi eres mi padre cuando estoy oscuro. Al Silencio G.R
ROLANDO GABRIELLI©2008

viernes, enero 04, 2008

UN BELLO ANIMAL









La carretera está desolada,
sólo un bello animal
frente al motor de su automóvil
detenido respirando compulsivamente
sus propios gases
de máquina imperfecta
alumbra el atardececer.
La silueta de la esbelta mujer
plantada en su frágil belleza
de ángel caído,
viste pantalones blancos
y un abrigo blanco invierno
desciende perfecto
hasta sus rodillas,
su boina ha caído sobre el asfalto
y su color se asemeja a una herida
infligida en el corazón de su amante.
Sólo la socorre mi sueño.
rolando gabrielli©2008

DESAFIO Y ENCRUCIJADA DE LA NOVELA






El Boomeran(g) es un Blog del diario español El País que promueve la literatura hace poco más de dos años con un grupo de 12 escritores y críticos profesionales, que interactúan con un público de Europa. América latina y Estados Unidos. Las tres notas sobre el ensayo de Milan Kundera, El Arte de la novela, fueron escritas por el novelista y crítico de cine argentino Marcelo Figueras. Adjunto a los planteamientos de Kundera y Figueras, unas apreciaciones al vuelo digital de mis dedos, muy personales. El tema de la novela seguirá vigente. Hay mucha tela aun por cortar en este género. Que el lector interesado saque sus conclusiones. (RG)


El arte de la novela (1)
Marcelo Figueras
Ocurrió como ocurren casi todas las cosas que valen la pena. Estaba buscando otro libro, apremiado por la inminencia de las Navidades, cuando di con un ejemplar de El arte de la novela, un volumen que reúne ensayos, artículos, entrevistas y ponencias de Milan Kundera. Me llevé el libro que buscaba, debidamente envuelto para regalar, pero también éste a modo de auto-regalo. Que leí ese mismo día, en los huecos que me dejó la actividad pre-festiva. Me deslumbró. Encontré en sus páginas una poética de la novela con la que me identifiqué casi por completo.
Kundera revisa el derrotero de la Edad Moderna y las contribuciones que la novela hizo a este tiempo. "Con Cervantes y sus contemporáneos investigó la naturaleza de la aventura; con Richardson comienza a examinar ‘lo que ocurre adentro', desenmascarando la vida secreta de los sentimientos; con Balzac descubre la forma en que el hombre se enraíza en la Historia; con Flaubert explora la terra previamente incognita de lo cotidiano; con Tolstoi se enfoca en la intrusión de lo irracional en los comportamientos y decisiones del hombre. Pone a prueba el tiempo: el pasado elusivo con Proust, el presente elusivo con Joyce. Con Thomas Mann examina el rol de los mitos del pasado remoto que controlan nuestras acciones presentes. Etcétera, etcétera".
Para Kundera, "la única raison d'etre de una novela es descubrir lo que tan sólo una novela puede descubrir". La novela tiene "un extraordinario poder de incorporación: mientras la poesía y la filosofía no pueden incorporar a la novela, la novela puede incorporar dentro suyo poesía y filosofía sin perder nada de su identidad". Esa es su capacidad: "combinar todos los medios intelectuales y todas las formas poéticas para iluminar lo que sólo una novela puede descubrir: el ser del hombre". El camino mediante el que logrará semejante cosa es inequívoco: la belleza. "Cualquiera sea el aspecto de la existencia que la novela descubre, debe hacerlo mediante la belleza... Belleza, el último triunfo posible para el hombre que ya no puede tener esperanzas. Belleza en el arte: la súbita llamarada de lo nunca-antes-dicho". Una novela que no descubre un matiz hasta entonces desconocido de la experiencia humana es, para Kundera, simplemente inmoral. "La única moralidad de la novela es el conocimiento", afirma sin duda alguna.
Tan claro como desafiante, ¿no les parece? La sigo mañana.
El arte de la novela (2)
Por supuesto, el mundo está lleno de novelas que no quieren descubrir ni conocer territorios nuevos. Novelas que, según Kundera, "no agregan nada a la conquista del ser", que "tan sólo confirman lo que ya ha sido dicho". Es inevitable que así sea. Todos nosotros necesitamos leer novelas que tan sólo nos entretienen, o confirman nuestra visión del mundo. Nadie es iconoclasta, o explorador, o visionario full time; para lanzarnos a esas empresas hace falta energía, y esa energía se almacena durante largos períodos de tiempo. Ni siquiera los grandes escritores son siempre geniales. Sus carreras están llenas de obras menores, quiero decir menores no sólo por su concreción sino también por designio. Cervantes escribió tan sólo un Quijote. (En realidad fueron dos, pero ustedes entienden a qué apunto.)
Lo que es indiscutible es, tal como Kundera lo expone, si tan sólo se editasen novelas de estas que "no descubren ningún segmento nuevo de la existencia", la muerte del género ocurriría de inmediato. No porque dejen de editarse, sino porque la historia de la novela -esto es, el arco de su desarrollo ininterrumpido, de Cervantes a Carlos Fuentes- se habría detenido entonces para limitarse a la repetición de lo ya hecho, a una duplicación de sus formas vaciada de su espíritu.
Como imaginarán, Kundera está muy lejos de creer en la inminencia de esta defunción. En El arte de la novela marca cuatro pistas por las que cree que el género todavía tiene mucho que dar: la del atractivo del juego (a lo Tristram Shandy, a lo Jacques Le Fataliste), la del atractivo del sueño (como en Kafka, que fusiona como nadie sueño y realidad), la del atractivo del pensamiento (como en Musil, que concibe la novela como la síntesis intelectual suprema) y la del atractivo del tiempo, que Proust y Joyce desarrollaron para que tantos otros -Kundera menciona a Aragon y Fuentes- siguiesen desovillándolo. "Si la novela fuese a desaparecer de verdad -afirma-, no se debería a que hubiese agotado sus poderes, sino porque existiría en un mundo que se le vuelve cada vez más ajeno". ¿Y de qué forma se expresaría esa ajenidad creciente? Una con la que lamentablemente tenemos una enorme familiaridad. "La estupidez moderna no es la de la ignorancia, sino la del no-pensamiento de las ideas recibidas". Esto es, la catarata de nociones que nos llega a través de los medios de comunicación y que asimilamos de manera acrítica, como si se tratasen de verdades reveladas.
Y la novela, o por lo menos la novela como Kundera la entiende y yo querría entenderla, debería ser la perfecta antítesis del no-pensamiento. Según Kundera, esta novela debería decir siempre: "Las cosas no son tan simples como parecen". Si alguna sabiduría tiene este género es la del cariño con que se abraza a la incertidumbre. "La novela es incompatible con el universo de lo totalitario. Su incompatibilidad... no es sólo política o moral, sino ontológica. El mundo de la Verdad única y el mundo ambiguo, relativo de la novela están hechos de sustancias completamente diferentes. La Verdad Totalitaria excluye la relatividad, la duda, el cuestionamiento; nunca puede acomodarse a lo que yo llamo el espíritu de la novela".
Lo cual me pone a pensar en las novelas que se escriben hoy en idioma español. Umm. La seguimos mañana.


El arte de la novela (3)
Me pregunto si puedo hablar de la cuestión de la novela en Hispanoamérica, dado que formo parte del baile. Y me cuestiono también la validez de mi opinión al respecto, en tanto sé que soy un pésimo lector de las ficciones escritas por autores de nuestro continente y también de las españolas. Me respondo entonces que el hecho de escribir ficción no invalida que hable sobre la novela: tengo tanto derecho a hacerlo como un lector, un editor, un crítico. (En esencia -esto es algo que se me olvida nunca- sigo siendo lo que fui originalmente, esto es un lector más, con todos los derechos y obligaciones del caso.) Y me contesto además que mi testimonio es válido a pesar de ser tan mal lector de ficción hispanoamericana, porque las razones que me hacen así tienen que ver con el quid de la cuestión.
En primer lugar, no leo demasiadas novelas originales en español porque lo que sé de ellas no basta para atraparme, para concitar mi interés. Estoy informado, sí, pero no logro interesarme del todo. Lo cual es preocupante, al menos para mí. Porque significa que no encuentro novelas que puedan convertirme en lector, cuando lector es todo lo que deseo ser. Y al preguntarme a qué se deberá este desierto recuerdo algo que me ocurre cada vez que viajo por nuestros países. Siempre descubro novelas y novelistas de los que nada sabía, cuyos libros no llegan nunca a mi país. A pesar de internet, a pesar de las casas editoriales de alcance internacional, la circulación de nuestras obras por el continente idiomático es pésima, quizás peor que nunca. Los diarios y las revistas especializadas son una correa de transmisión más ineficiente, más atomizada que hace veinte, treinta años. Cuando era chico leía en tal diario o cual revista que el autor Equis era magnífico, posiblemente un genio. Corría a comprar su obra y comprobaba que el periodista o crítico había dicho la verdad, o cuanto menos no había estado del todo errado. Ahora leo cosas semejantes y cuando acudo al ensalzado autor Zeta me siento engañado: por Zeta y por el medio en que leí sus loas.
óEs posible que la novela que estoy buscando no haya sido editada aún. Hace un par de días Rolando Gabrielli decía aquí mismo, en un comentario: "El público está cada día menos educado, preparado para leer textos trascendentes. Hoy Tolstoi y Dostoievski se morirían de hambre". Pero también es posible que la novela exista y haya sido editada... y que nunca nos hayamos enterado de su existencia. Kundera se pregunta: "¿Dónde están hoy los grandes poetas? ¿Han desaparecido, o es que sus voces se han vuelto inaudibles?"
¿Saben de muchas novelas contemporáneas, editadas en Hispanoamérica, que cumplan con el modelo kunderiano? Novelas que observen la moralidad del buscar conocimiento profundo por la vía de la belleza. Novelas que tengan ‘la sabiduría de la incertidumbre'. Novelas que digan, o cuanto menos insinúen, cosas que no han sido dichas nunca. Novelas que perturben, que nos sugieran que las cosas no son tan simples como parecen. Nacidas de novelistas que sean como "exploradores tanteando el camino en el esfuerzo de revelar algún aspecto desconocido de la existencia... fascinados no por su propia voz sino por la forma que están buscando".
Sí, ya sé. Algunos títulos vienen a la mente. Pero son escasísimos, tratándose de un continente idiomático tan poblado. Y algunos de sus autores, ay, han muerto incluso antes de tiempo. Por lo general no encuentro novelistas exploradores sino novelistas preocupados por encajar en el nicho del género. (Amo los géneros, como a ustedes les consta, pero creo que el desafío no es copiar sus recetas sino reinventarlos desde dentro: subvertirlos.) O novelistas ocupados en escribir en los márgenes de los nombres de moda que por supuesto vienen de otro continente: sub-Bernhardts, sub-Houellebecqs. O novelistas aliviados por la posibilidad de especular sobre el azar (ah Paul Auster, cuánto daño has hecho sin desearlo), en la medida en que eso los releva de la responsabilidad de "investigar la vida humana en medio de esta trampa en que el mundo se ha convertido".
Lo que percibo en general es una increíble falta de ambición. Una aceptación, una subordinación voluntaria al hecho de formar parte de una presunta periferia: muchos escriben lo que desde los centros de poder mundial se supone que debemos escribir los que vivimos en otra parte, los que pensamos y soñamos en otro idioma: ejercicios de estilo inconducentes, filigranas; o miserabilismo, color exótico de Tercer Mundo. Escribimos como si aceptásemos que estamos en inferioridad de condiciones, como si diésemos por sentado que no podemos dialogar de igual a igual con los grandes -y no me refiero a los grandes de hoy, sino a los de siempre. A la hora de sentarse a escribir no existen escalafones predeterminados: todo escritor es un Cervantes potencial, un Kafka, un Murakami. Hace falta talento, eso está claro. Pero lo primero que hace falta es coraje.
Les pido perdón por este discurso interminable, que ante todo me interpela a mí mismo. Ocurre que en la inminencia del Año Nuevo me puse a pensar en lo que deseaba para el 2008. Lo primero que vino a mi mente fueron los buenos deseos de rigor. Les deseo a todos ustedes ‘más vida', en el sentido de la bendición bíblica arrancada al Angel a brazo partido: no tan sólo una vida más larga, sino una vida que sea ‘más' en sí misma. Pero además pensé que deseaba -para mí, para ustedes- que de una vez por todas apareciese una de ‘esas' novelas que nos revela que lo que considerábamos imposible es posible, que lo que parecía inconcebible es natural, que donde veíamos muro se ha abierto una puerta.
Ojalá el 2008 sea ‘ese' año. El año bisagra.
Felicidades para todos.
(1) Gabrielli
Big bang, BOOM de la novela
por Rolando Gabrielli
UNO
El mundo editorial empresarial anuncia que prepara un nuevo boom para la narrativa latinoamericana: léase la novela. El cuento, la poesía o cualquier otro género, son meros fantasmas editoriales para quienes mueven los hilos del negocio del libro. La novela es el mercado. La literatura en general es un fantasma de períodos cíclicos, restos, tiempos mediáticos, digitales, de imágenes, TV y games. La novela, que hace medio siglo viene siendo desahuciada, sobrevive a pesar de los pesares con sus best seller y algunos relumbrones históricos, pasionales, negros, ligeros, divertidos, ficcionados por el terror y el gran espectáculo. Son los nuevos cachorros aullando detrás del viejo primer boom de los años sesenta, con Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes. Son otra cosa dicen, más contaminados por la nueva civilización. Con menos complejo de país. Lejos del ombligo patrio. La "nueva novela" la están subiendo a un patín diferente para "encontrar" un camino distinto al del realismo mágico, del que literalmente hablando abominaba el chileno Roberto Bolaño. Los que vienen con sus cuchillas más o menos afiladas, también intentar amputarle la cabeza al autor de Los Detectives salvajes. Condición sine qua nom de quien quiere subirse al podium del Olimpo.París fue la capital incubadora de este fenómeno, me refiero al boom de los mayores. Jorge Luis Borges nunca escribió una novela, fue un cuentista magistral, poeta y ensayista borgeano, eterno ciudadano del Otro, de la palabra. El cubano Cabrera Infante sólo pudo oler el boom. Juan Rulfo llegó después y muy calladito para quedarse para siempre. Tampoco perteneció al boom el peruano José Maria Arguedas, ni el uruguayo Juan Carlos Onetti, un prosista profundo que hay que leer y olvidar menos, porque su prosa crea nuevos mundos y funda un lugar mítico, como lo hacen sólo los grandes novelistas (Faulkner, García Márquez, Rulfo). El cubano José Lezama Lima llegó más atrás que el último vagón del tren de la novela boom, pero para quedarse con Paradiso.¿Esta ola es una nueva camada como la pintan los agentes literarios en la Feria de Guadalajara? En Bogotá, Colombia, ya había surgido el movimiento de los 39 escogidos por su edad, pertenecer a una nueva narrativa fiel a su mestizaje, su condición de diáspora, prosa sin fronteras y unas cuantas características que definen el siglo XXI, a juicio de sus promotores, como la contaminación de géneros. Viven en su mayoría fuera de sus países, estudiaron en universidades extranjeras, casados algunos con personas de otras nacionalidades, hablan idiomas, les atrae el imán de culturas diferentes a la propia, etc. Me pregunto si Cortázar no reúne esas características y la mayoría de los escritores narradores latinoamericanos no hicieron su literatura fuera de su país, como Gabriel García Márquez, inclusive, Álvaro Mutis, Carpentier, Cabrera Infante, o el excluido novelista paraguayo Augusto Roa Bastos. Cortázar es el símbolo de ese escritor cosmopolita que suelta amarras regionales sin dejar de ser argentino. París fue la capital de la novela latinoamericana. Al menos allí dormían, escribían, conversaban, se reunían, leían y hacían el amor alguno de ellos. ¿La ciudad luz parió la bengala del boom? Ni tanto, diría, fue el lugar, el escenario propicio para repensar los escenarios, salir de la región y botar el ombligo de la originalidad local.
DOS
Ahora la comunicación es global, más expedita, autónoma, pero los capitanes del mundo editorial clasifican sus nichos con especialización, porque el público está cada día menos educado, preparado para leer textos trascendentes. Tolstoi y Dovstoyeski se morirían de hambre hoy, por citar a dos novelistas clásicos para cualquier iniciado en la novela. James Joyce se ha quedado con lectores académicos o enfermos de literatura. Roberto Bolaño ha resultado ser la bisagra del viejo Boom, que detestaba, y el nuevo ad portas, que seguramente le partiría el espinazo. Sobre el primer movimiento dijo algunas cosas que a continuación detallaré en sus palabras. Respecto de lo que viene, no alcanzó a pronunciarse directamente, porque murió antes de tiempo, sólo dejó su novela prima 2666."No creo en el triunfo. Nadie, con dos dedos de frente, puede creer en eso. Creo en el tiempo. Eso es algo tangible, aunque no se sabe si real o no, pero el triunfo, no, de ninguna manera. En el campo de los triunfadores uno puede encontrar a los seres más miserables de la tierra y hasta allí yo no he llegado ni me veo con estómago para llegar.No, no, no me siento heredero del boom de ninguna manera. Aunque me estuviera muriendo de hambre no aceptaría ni la más mínima limosna del boom, aunque hay escritores muy buenos, que releo a menudo, como Cortázar o Bioy. El boom, al principio, como suele suceder en casi todo, fue muy bueno, muy estimulante, pero la herencia del boom da miedo. Por ejemplo, ¿quiénes son los herederos oficiales de García Márquez?, pues Isabel Allende, Laura Restrepo, Luis Sepúlveda y algún otro. A mí García Márquez cada día me resulta más semejante a Santos Chocano o en el mejor de los casos a Lugones. ¿Y quiénes son los herederos oficiales de Fuentes? ¿Y de Vargas Llosa? En fin, corramos un tupido velo. Como lectores hemos llegado a un punto en donde, aparentemente, no hay salidas. Como escritores hemos llegado literalmente a un precipicio. No se ve forma de cruzar, pero hay que cruzarlo y ese es nuestro trabajo, encontrar la manera de cruzarlo. Evidentemente en este punto la tradición de los padres (y de algunos abuelos) no sirve para nada, al contrario, se convierte en un lastre. Si no queremos despeñarnos en el precipicio, hay que inventar, hay que ser audaces, cosa que tampoco garantiza nada".
TRES
Un escritor incómodo Bolaño, para editores y sus propios pares. Un acierto de Herralde y Anagrama transformarlo en papel y circularlo. Susan Sontag antes de morir le dio el pasaporte y bendijo para entrar a Estados Unidos. La literatura anglosajona y su mercado tienen mucho de ombliguista, sólo existen prácticamente los autores del patio. Juan Goytisolo advierte que la cultura que sólo mira su propio ombligo es una cultura que cae. Para M. Kundera se trata de una suerte de provincianismo, esto de rechazar otras culturas o hacer cultura con otras culturas. Su propia literatura les parece tan rica que no tienen que interesarse por lo que se escribe en otros lugares". Esto va también para Europa Central y África, marginados eternos del escenario global.Por ahí leí un artículo y le sugerí a una amiga que vive en Estados Unidos que piense en un ensayo sobre este tema de la literatura local, que tanto apasiona y aprisiona a editores y a un público prisionero del mercado. Todos estos preparativos del nuevo boom no tiene el menor eco en el mercado norteamericano, ni en su prensa que hace crítica literaria especializada y masiva, como los diarios. Pareciera que Nueva York, la Babel de las artes, es el lugar cedido al idioma español, su nicho, aunque se haya cerrado recientemente la librería más importante para los libros en castellano. Existe un gran optimismo porque desde ahí se genere una cultura hispana y algunos ven a NY City como el relevo de París. ¿Nuestros países en América latina se han quedado sin espíritu, conciencia crítica, escenario, voluntad para crear o las editoriales tienen otra agenda? Colombia es un país de novela. Muchas novelas se van por "el despeñadero del recto", parodiando a Goytisolo, cuando nos alerta sobre el consumismo más que la lectura. El tema de los lectores siempre ha preocupado y a las editoriales más. Lector macho o hembra, como decía Cortázar, o el lector fantasma se va apoderando de una lectura invisible o sostenida por la chatarra comercial
..CUATRO
Imperdonable, dejé por fuera de la fotografía al escritor, profesor y crítico argentino Ricardo Piglia, un animador de estos nuevos tiempos literarios en la tradición borgeana. Gran lector, académico estudioso y crítico tenaz. Piglia sostiene en su libro Formas Breves que Borges considera que la novela no es narrativa, porque está demasiado alejada de las formas orales, es decir, ha perdido los rastros de un interlocutor presente que hace posible el sobreentendido y la elipsis, y por lo tanto la rapidez y la concisión de los relatos breves y de los cuentos orales.Sobre la novela se ha novelado mucho. Existen recetas, decálogos y mandamientos. El colombiano Fernando Vallejo, no invitado a la Feria de Guadalajara por sus continuos enfrentamientos con las autoridades colombianas y sus dichos no ortodoxos, es un ejemplo de como se entra a la literatura con pasaporte propio, como si no le quedaran letras al abecedario, utilizando todos los recursos, la contaminación de la imaginación y de sí mismo si fuera necesario. Tuvieron que ocurrir varias ediciones de su libro La Puta de Babilonia, antes que la editaran en España. La novela no necesita más retórica, ni compromisos, ni declaraciones de principio, sino que la liberen del mercado. La novela es cómplice con el lector, su tiempo o cualquier otro, no tiene lugar y seguirá atada a su monólogo esencial entre el autor y sus fantasmas.Roberto Bolaño había entrado a Estados Unidos de la mano de Susan Sontag. Ambos ya habían desaparecido. Sólo quedaba la recomendación, los buenos oficios. Un acto legítimo, sin compromiso más que con la literatura. No es habitual en estos ni en otros tiempos. Ahora The Washington Post confirma en una lista de preferencias para el 2007 que Los Detectives Salvajes figuran entre los cinco libros seleccionados por el público. "The Savage Detectives", es una novela premiada por el Rómulo Gallegos de Venezuela y Herralde de España. Sólo Gabriel García Márquez, una ironía para Bolaño, había ingresado con igual fuerza en el mercado norteamericano.Bolaño se jugó siempre, como pocos, al estilo Gore Vidal y Mailer, en otro escenario, pero con fuerza, como el desarraigado que fue, el escritor en permanente diáspora de si mismo que también fue, el Otro Bolaño que creció en el Sur, DF y se quedó finalmente en el Mediterráneo. La lejanía de un escritor y sus temas, la aventura hacia lo desconocido está finalmente en el corazón, como dijo Rimbaud, el más desesperado de todos los poetas, según Neruda.
CINCO
¿El mercado necesita reactivarse o estamos ante un boom literario con obras reconocidas que el público debe leer? No hablemos de tendencias, nuevas formas, vanguardias, ni la nueva novela, ni el fin de los santones de la novela de los 60 y 70, sino de contaminación, ejercicio libre, porque la novela surge donde uno menos se la espera, sin reglas, el amor es desamor y viceversa y el juego puede llegar a ser tragedia, la improvisación o la anarquía, un nuevo orden. Todo el espacio y las vísceras para la novela, es lo que digo o quiero decir. Que toquen fondo los calificativos, rótulos, porque nada está ni estará en un mismo lugar.Género popular, vulgar, para divulgar los grandes escenarios, la historia, la pasión del monólogo, la pasión cómplice y la vida calzada en el feroz guante de la realidad o de la ficción del yo. La novela no escapa de sí misma y no busca autor. Es ella misma. Aún se leen novelas en los baños, salas de espera, aviones, hasta en las bibliotecas y se hojean muchas en las librerías. Hay interés por la novela, vivir la vida de otro, correr una aventura, viajar, estar en otros lugares, recorrer con los protagonistas una misma suerte y destino. Es un buen síntoma para la novela y el libro.

(2) Gabrielli
Comentado por: rolando gabrielli el 26/12/2007 a las 17:03
La novela es su propio e indefinido, contaminado escenario. No siempre un autor de ese género está o puede estarlo en acción de gracia. García Márquez tiene tres novelas notables...Cien años de soledad; el amor en los tiempos del cólera y el coronel no tiene quien le escriba.En literatura, y esto va para la poesía, es muy difícil establecer un nuevo perído, una ruptura, como l ohizo Eliot en idioma ingles. El período Eliot se llama a ese cambio. Darío, Neruda y Parra lo han hecho en el siglo XIX y XX para la poesía del habla castellana.Pero de Cervantes podemos llegar hasta Bolaño, que es mucho más joven que Fuentes e innovador, tal vez. No habrá muerte súbita del género por falta de talento, surgirá con más variantes aún, porque narrar es una condicón sine qua nom de la especie humana. Lo que está cambiando es el gusto, la capacidad de leer con capacidad de aventura, el mundo es un video juego. Las lecturas se enfocan hacia los celulares. La pasión TV por todos los deportes y la cervesa. Una vocación irrefrenable de millones escribiendo blogs, cubriendo esa necesidad de lectura y comunicación, escribiendo muchas veces cosas intrascendentes.La intimidad se borra en la novela y todo lo cubre el YO-escritor.
Comentado por: rolando gabrielli el 27/12/2007 a las 14:46
(3) Gabrielli
Es necesario, Marcelo, remover el árbol de la novela desde un sitio del primer mundo, para llegar a los mercados. Hoy existen demasiados intereses, sin duda.La novela pareciera sepultada por su fama, protagonismo, vedetismo de diva solitaria en el mercado de la palabra en tiempos digitales. Kundera es europeo, kafkiano, francés, piensa, razona, escribe, teoriza, y al otro lado, incluyendo el Norte, hay mucho de vodevil literario.Por eso Susan Sontag ingresño a Roberto Bolaño al mercado norteamericano como el último grito de una mohicana. Mujer inteligente, viajada, pensadora, crítica, son la n de nacionalista ni la f de frontera ni la m de mezquina. La novela del pobre mental es hoy la TV, los video juegos, el chat y los celulares. La trampa digital que digiere un par de neuronas descarriadas.Incertidumbre, contradicción, aventura, vértigo,pasión,poesía, explorar, contaminación.... todas son palabras para novelar la novela.
Comentado por: rolando gabrielli el 28/12/2007 a las 18:00
La novela es un género camaleónico, cambiante, respira el yo personal, colectivo, la realidad y la ficción, recicla lo que se produce en la vida, historia, memoria, sueños, tiene un contrato a perpetuidad con el tiempo. Trabaja con lo que tiene a mano y eso es todo. Siempre se escribirán buenas y malas novelas, y lo difícil seguirá siendo innovar dentro de la novela. Eso no lo hace un blog, sino un autor -lector que prepare, cree un escenario diferente para la nueva novela más allá de satisfacer a un público X. Las nuevas tecnologías, de alguna manera están influyendo, pero a la vez aislando cada vez más a numerosos lectores de la gran aventura de la novela.El estilo lo crea un autor, nunca una herramienta.
Comentado por: rolando gabrielli el 02/1/2008 a las 00:29


jueves, enero 03, 2008

en Ero...




Entro al fondo,
toco inmóvil,
abismo y cielo,
aire y fuego,
verano,
mi año bisiesto.
rolando gabrielli©2008

lunes, diciembre 31, 2007

Como si un caracol nos escuchara...






























Poesía,
inútil sombrero,
talismán, pedestal de palomas
y nubes,
me haces falta esta noche
de fin de año,
blanca glacial.
Podríamos estar bebiendo
una copa al otro lado
de algún lugar,
el revés de Alicia
en un espejo que multiplicara
nuestros deseos.
Camarero, champagne
para dos y revivir las burbujas
en la memoria.
Tomo nota en una servilleta
frente al mar ante mis deseos,
el tiempo es de una exactitud
que dejo mis palabras para otra ocasión.
La realidad contagia
con más realidad.
Este ha sido un año
de ilustres cadáveres desfilando,
estrellas fugaces
de un firmamento sepultado bajo tierra.
Me miro a un espejo
y el vidrio sostiene una imagen
que quisiera conocer.
¿Y si no soy yo, me pregunto, quién?
Pasa una nube en diciembre
como si me tocara un hombro
y ascendiéramos en un tobogán
al cielo más ligeros que la luz,
sobre la ciudad de los rascacielos
o arriba de estas pobres casas descoloridas
con sus balcones a punto de desplomarse.
¿Qué pienso?,
que la noche sería perfecta si te rieras
a mi lado
y nos fuéramos en un submarino amarillo
lleno de carcajadas.
Soy de la época de los Beatles y de Dean Reed,
el Elvys Presley de la RDA
que nació en Colorado
y murió frente a un lago.
No me arrepiento de haber rayado un muro
alguna vez.
Las consignas nunca fueron
mi pasión o las marcas registradas.
La idea del mundo devorado
por los pájaros de Hitchcock
apasiona a los que no creen
en el paraíso.
La flora y la fauna espera
un nuevo manifiesto
bajo las aguas de Venecia.
Me asombra ver puentes
después del diluvio
y sentir el resplandor del sol
cuando atravieso la calle
un 31 de diciembre del 2007.
He conversado casi sólo con extranjeros,
no sé de que me asombro,
yo mismo,
Nubdigili, Dédalo de río en kuna
y su amigo William Vong,
un grupo de chinos que hablan
si estuvieran detrás de la Gran Muralla,
los griegos ríen y las que usan burkas
son el misterio del atardecer,
la fe que mueve montañas se ve
detrás de sus ojos que no se ven,
hindúes de blanco rezados de Bombay
conversan entre ellos y caminan
con el pasado luminoso de sus sandalias,
los judíos pasan en parejas,
Oriente y Occidente en un solo candado,
El mundo necesita un oído de caracol
donde el tiempo oscuro se pierda
en su laberinto y el ruidoso mar
cuente sus secretos.
...En un puerto donde el tiempo
mece sus velas yo recuerdo
a viajeros y muertos.
Sobre la bahía sé quien regresa
o parte al horizonte más lejano.
El mundo tiene más mar
que viento, pero mucho más tempestades.
Las metáforas sólo adornan los muertos.
El caracol que se escucha asímismo,
produce más silencio.
rolando gabrielli©2007







Aquí yace...




Aquí yace,
hoja por hoja,
el difunto 2007,
año calendario,
sin días, ni páginas,
como el tiempo
lo echó al tiempo.
rolando gabrielli©2007

Mr. Kindle



De Mr. Kindle ya habíamos comentado en estas páginas. Es un nuevo soporte al lector digital. Un instrumento nuevo para comercializar los libros electrónicos. Tiene algunos primos en el ramo algo fracasados: los eReaders, de Palm, o Sony. Eso dicen. Yo me seguiré moviendo en el libro tradicional de papel, Mr. Kindle. Mr.K permite almacenar unos 200 libros.Y será una herramienta visual con imágenes de los lugares donde se relatan los libros. ¿Se buscan lectores siglo XXI, aficionados más al video juego, las imágenes, que de las palabras? Hay que rescatar lectores de alguna manera, es lo que se plantean probablemente sus promotores. Necesito tener la portada en mis manos y el tacto de las páginas, imaginar los personajes más que ver fotos. Mientras se pueda estaré con Gutenberg. Rolando Gabrielli©2007

domingo, diciembre 30, 2007

YAKAMOZ


La palabra es caverna, la otra cara del sueño, ala de un naufragio, aventura, siempre, más allá, el otro lado del reflejo...

Las palabras son las palabras y no siempre significan lo mismo. Luna, montaña, mar, agua, tierra, tal vez significaron la materia elemental espiritual al inicio de nuestros tiempos. El lenguaje cambia, se recicla, funde, dispersa, se convierte en silencio. Una pared blanca ya no sigue siendo igual para todos. El hombre juega con las palabras y el tiempo termina por asimilarlas, modificarlas, olvidarlas y dar paso a nuevas voces. Su uso va determinando su presencia o ausencia. Y las palabras son aún más distantes en sus significados en otros idiomas. Pierden contexto, gracia e indudablemente sentido y ese sabor oculto referencial del alma de cada pueblo que nace con ellas. Es difícil imaginar un concurso en búsqueda de la palabra más bella entre 58 países de cinco contienentes que hablan lenguas tan disímiles como el chino, noruego, castellano, turco, etnias africanas, inglés, portugués, etc.
Sin embargo, la revista alemana Kulturaustausch,Cambio de Culturas, realizó el concurso, pero nadie debiera salir defraudado, porque la belleza suele estar detrás de las palabras que amamos. de todas maneras resulta un ejercicio gratificante que se acuda a las palabras para seguir significando cosas, en un mundo digital, de imágenes y señas, más bien de códigos. Se siente y entiende de una manera muy distinta, porque la palabra cae con cadencias y contenidos diferentes en cada oido.
Las palabras tal vez no estén para concursos de belleza, sino más bien de contenidos, pero es inseparable la forma y el contenido en cualquier texto que busque la belleza y creatividad. Siempre habrá palabras misteriosas que sólo convocan nuestro corazón, o al menos, las sentimos con mayor intensidad. Son como el mensaje que recibe el caracol de uno a otro océano imperceptiblemente personal. La palabra es un viaje, no tiene paredes, un sonido, un olor, una textura, un destinatario. Un tiempo para madurar. La Palabra no es parole ni word, es algo muy personal. No siempre la palabra es bilingue. su significado y misterio, siento, nos pertenece.
Yakamoz, la palabra escogida por la belleza que refleja del cielo a las aguas del mar, estoy casi seguro que los lectores de este blog desconocen su significado. Palabra para significar un reflejo, palabra palpable en la noche, palabra que convoca milenarios amores y contemplaciones. Palabra que no ha podido desaparecer de la poesía. Yakamoz es una palabra turca, fue la seleccionada por Kulturaustausch, qué palabra impronunciable, como la más bella y significa...el reflejo de la Luna sobre el agua. Todo concurso es un juego con sus leyes arbitrarias. Este no ha sido distinto, tiene la magia de las palabras. Se necesitan ocho palabras en español para decir Yakamoz, es lo que han dicho tal vez quienes la coronaron. El poder convocatorio de la palabra como una síntesis de un pensamiento, idea, imagen, es fuerte, impacta, sin duda, dice. La Luna nació con los ojos del hombre, imagen ancestral, anclada en la noche humana, la oscuridad visual de los tiempos.
La Luna
La luna es el espejo,
el reflejo de lo que no ve la piel
la noche blanca dormida
en la palma de mi mano
un lobo huelo su blanco sueño.
Sobre la montaña
Sobre la montaña
la luna no es más alta
ni oscura.
Tus ojos seguirán detrás,
de la montaña viéndome,
alumbrándome,
como luna nueva.
Sólo las ramas
Detrás del cielo la luna es una ilusión
ciega abandonada al juego de la existencia.
La noche es sabia oscuridad
y deja brillar a la luna
detrás de unas simples ramas.
La Luna
Es redonda y blanca,
el sueño de la noche
suspendido en la nieve,
la luz que sobre el mar
arroja mucho antes de partir
La piedra
La piedra rueda,
si tiene un propósito.
El reflejo permanece invariable,
como una gota de agua,
se parece asímisma.
Hu lu, fue escogida en segundo lugar, un sintagma chino que significa un ronquido armónico, una expresión, esatdo de ánimo, no sé, algo que en occidente es poco comprensible. ¿Dónde estará la belleza de la palabra? ¿O quiere significar algo que no está en nuestro vocabulario y sentimientos? ¿Paz, fortuna, dónde está su enigma? Volongato, palabra africana que significa caótico, también ocupo un sitial de preferencia. La belleza tiene sus caminos ignotos, al parecer. Es una palabra originaria de las lenguas nativas de Buganda. Sin duda la música, en estos casos, comunica más que la palabra. Los noruegos no podía quedar atrás y los juardos menos cuando exclamaron entre las favoritas: Oppholdsvaer, que en castellano quiere decir: la luz del día después de la lluvia. Los de etnia Hausa, también africana, acuñaron una palabra que hemos escuchado, creo, en las películas: Madala, que significa gracias a Dios. Saudade, tan conocida, de origen portugués, pero brasileña, y que significa nostalgia, estuvo entre las palabras bellas. Las palabras en castellano brillaron por su ausencia. Un argentino propuso Caracol, pero no se escuchó su eco. Las hay muy hermosas y que son un motor de la vida cotidiana, permiten respirar, crecer, vivir, ser, sentir, como por ejemplo, Amor y Libertad. Sencillas, pero indispensables, como el agua y el oxígeno. Fue la turca Rana Aydin, residente en Bélgica, quien propuso YAKAMOZ.
Rolando Gabrielli©2007
Amiga y amigo Internauta, sé que no estás satisfecho con estas palabras. ¿Por qué no incluyes la tuya, aquella que te haya tocado el corazón, qué mueva tus días, pasos, que haga vibrar tu piel?