Cruzas la ciudad,
pálido marchito cajón
de ruedas y aceite.
Un engranaje sin aliento,
respiras el tejido de la ciudad
que abandonas sin ver,
gastado en el asfalto.
Soldado indisciplinado arruinas
tu presente como si existiera,
arrastrado por carrozas,
incinerado y fúnebre cuerpo,
un vaho estúpido respiraste
por última vez en un lugar desconocido.
Rolando Gabrielli©2016