Un hombre se abraza a un àrbol,
la mañana està soleada,
a su espalda el bosque,
un rìo atraviesa bajo el lomo espeso
de la tupida selva,
las aguas suben más en pleno invierno,
La memoria ha guardado
una ciudad en caos,
tupida de automóviles,
blanca y en naufragio.
El rostro del hombre se aferra
a la corteza del árbol,
ayer fue ayer,
nacieron polluelos vivos
y muertos,
no se mueve el aire,
el hombre no va a crecer
ni vivir más tiempo que el árbol,
tendrá sus propias raíces.