La información es una tipografía rara, erràtica, contaminada, escrita, visual o auditiva. Los Gurúes cansan con sus nuevas tecnologías, su poder, inmediatez, velocidad, ubicuidad. La perfección de la democratización informativa, el acceso, la emisión de información. Para algunos, el diario impreso, ya ha muerto, solo queda el Diario de Vida, la intimidad del verbo, esa que te borra el último día. Ser periodista para muchos es un estado de ánimo, una casualidad, circunstancia, ese hecho fortuito que se instala frente a cualquier aparatito que lo registre. La noticia rueda como una pelota de fútbol global sin aparente dueño. Pareciera que la escribieran muchos, como en un equipo, de manera coherente, democrática. Pero no es la informaciòn que maneja el mundo ni influye en los centros de poder, porque èsta emana de allì, de los poderes fácticos que mueven los hilos del titiritero. Hay un mar de alpiste para el despiste en Internet y en muchos otros espacios creados para la diversiòn. Por ejemplo, han muerto decenas de periodistas en Amèrica latina este año, y la noticia no ha pasado de ser una noticia, pero si muere un Corresponsal de Guerra de una potencia en guerra en medio de una guerra cuya guerra asesina a miles de civiles y niños, destruye una naciòn, el caso puede llegar a la Corte de La Haya. Se supone que un Corresponsal de Guerra ariresga su vida porque està en medio de una guerra a miles de kilòmetros de su paìs. La informaciòn juega un papel importante no durante la Guerra, sino cuando èsta se prepara, instiga, desarrolla, manipula, dirige y conduce. ¿Què papel juega un Corresponsal de Guerra al frente de un comando que está en guerra? ¿Quièn informa a quièn, el fusil al celular?
Han pasado màs de 40 años en mi memoria, y la tecnología ha superado la realidad y a la verdad, imaginaciòn, creatividad, honestidad, respeto de esta profesiòn que es eminentemente de servicio a la comunidad y que muchas veces se le ve secuestrada por intereses ajenos a las mayorìas o a las comunidades. Me averguenza ver a Corresponsales en Àfrica, casi amamantando o adoptando niños en la miseria, viendo como mueren millares delante de sus ojos y los ricos granjeros subvencionados por el Estado de sus paìses, no envìan un grano de arroz o espiga de trigo. Pero los reportajes mesìanicos llenan las pantallas de miseria y dolor.
Las nuevas tecnologías han puesto la información a la velocidad de la luz ante un público hipnotizado por la banalidad, rehén del facilismo, la diversión per se, enajenaciòn y de la manipulación de los Medios que dominan la informaciòn global y otros la repiten en serie como si jugaran ping pong frente a un espejo ya distorsionado. La información se factura para un mundo de distraídos y la inmediatez no debiera ser santuario para la espupidez y tragarse todo lo que circula por el mundo de la información. Se promueven y buscan adictos, la tecnología para distraer, captar consumidores. ¿La información como poder y un negocio? ¿Es nueva esta filosofía o el mercado aprieta màs la garganta del lector? ¿Los medios de la Red buscan experimentar con conejillos de Indias y luego vender sus productos a grandes Corporaciones? ¿Libertad para esclavizar? ¿Estamos ante una nueva Era del periodismo y la informaciòn, o viviremos haciendo ajustes, innovaciones, ganando espacios en el mercado con subproductos en permanente evolución? ¿Seremos receptores de nuestros propios engendros o la información realmente se democratizarà? La información tradicional, lamentablemente, se ha puesto al servicio de las grandes polìticas globales- militares y financieras- como comparsas de un costoso y trágico carnaval. Los resultados están a la vista para el màs ciego observador. ¿Se seguirà mirando esta generaciòn su rostro como Mona Chita frente al espejo de los celulares de última generaciòn?
Internet, creada hace unos 15 años, es la màs grande fàbrica empìrica de Periodistas, desde que existe el primer informante en el planeta. La invención de los Blogs, que surgen y mueren como hongos en la Red, reforzó esta militancia del "nuevo periodista denunciante, solitario, observador de los hechos sin cortapisas
producto de las mentiras reiteradas de los grandes medios impresos y audiovisuales. Un periodismo sin filtros, a capella, a la intemperie, pero muchas veces sin conocimiento de la técnica que debe conocer un periodista para informar con rigor, de manera profesional, creíble, con la objetividad que requiere una información respaldada por sus fuentes. No hay tiempo, hay voluntad, una suerte de protagonismo, rabia, impotencia, malestar ante los grandes empresarios de la palabra, que ordenan y desordenan el mundo, ante los que aún creen en un mundo mejor y màs justo, equilibrado.
¿El mundo de la informaciòn està para semiòticos, guruès, analistas, fabricantes en serie, toda suerte de mercachifles de la palabra? Hay un gran público joven armado de todas las tecnologías posibles, es un gran cliente de este desborde tecnològico, tiene el dinero, la vitalidad, el tiempo, la pasiòn, voluntad, obsesiòn por esta legiòn de señales que no descansan un solo instante del día ni del año. Hacia allà apuntan los grandes Medios, los nuevos que se van creando sobre la marcha, y otros que se asocian para captar estos "nuevos segmentos compradores". Ciertamente existe una verdadera revoluciòn del aprendizaje para monopolizar o captar alguna parte de la torta y demanda informativa que siempre va acompañada del sensacionalismo y el entretenimiento.
El tiempo sigue pasando desbocado hacia el futuro, mirar el pasado es casi una Utopìa por lo inalcanzable en el tiempo a pesar que ya ocurriò. Hace poco màs de 40 años que estoy pedaleando en este ejercicio profesional desde distintos países, medios, especializaciones, cargos y lo màs importante no debiera cambiarlo ninguna tecnología: la verdad de los hechos, objetividad, el análisis interpretativo del o los eventos, la ética siempre del periodista y el respeto al lector, que es a quien servimos con nuestro trabajo profesional. La libertad de expresiòn no se menciona, está tácita, o debiera de estarlo, no es un escudo, ni una flecha.
Miro hacia el pasado, donde la memoria me traza las distancias como si fueran un horizonte al revés, los viejos plátanos orientales que tanto malestar le producían a Nicanor Parra, frente al Pedagógico de la Universidad de Chile, sede de la vieja Escuela de Periodismo, que dio paso a la Escuela de Ciencias de la Comunicación. Algo detuvo del tiempo que las hojas de otoño alguna vez volaron por las cunetas de Irarrázabal. Mario Planet, excorreponsal del Time, con su pregunta flotando en los oídos virgenes de los pichones de periodistas: ¿El periodista nace o se hace? ¿Alguien resolvió la pregunta?. ¿Una pregunta sin respuesta?. ¿Interrogantes sobre interrogantes?. Los signos no siempre dan paso a una información segura, confiable, responsable. El periodista del siglo XXI, como antes, como ayer, como mañana, debe decir la verdad. Un deber que no pasa de moda. Un requisito para un mundo mejor. No es suficiente manejar todas las tecnologías y disparar imágenes, palabras balbuceantes, reproducir el lugar comùn sin contexto, ni historia, ni de manera analìtica.
El futuro tiene màs interrogantes que respuestas en el universo de la informaciòn escrita, mediática, digital o en cualquiera de sus formas masivas. dependerá de la formaciòn profesional, nivel cultural del periodista, su capacidad de análisis, reflexiòn, visiòn e interés por servir a la comunidad. El periodista es un grano de arena en la informaciòn virtual, muchas veces pasa a ser un espectador. El New York Time, otras grandes cadenas, tuvieron que informarse a traavés de twuiteros desde Sirte, donde asesinaron a Kadafi (Gadafi), porque no tenían corresponsales. Informaciòn de segunda mano, quien lo hubiese pensado.
No se dice mucho que vivimos una era de información masificada, aunque muchos emisores solitarios disparen sus dardos, a veces como cohetes fallidos, con màs ruido que impacto real. Receptores como un gran colador que va filtrando el agua hacia distintos puntos. La misma agua màs lenta pareciera llegar a todos. No todos nos bañamos en un mismo río. Existen no pocos buceadores de Internet, buscan la informaciòn inexplicable, la red funciona tambièn como un ascensor, los que suben informaciòn y los que la bajan. ¿Cómo distinguir la realidad de la ficciòn, o del cuento mediático para llevar agua para el propio molino?