sábado, diciembre 25, 2010

Detrás del ventanal



Detrás del ventanal/
imágenes son imágenes /
diciembre respira  iluminado/
 dragón devoras la ciudad
 en su espejo ciego/
no hay horizonte más pequeño que la oscuridad/
en una postal el mundo  propaga
la felicidad/
artificio de la luz pero no de la palabra/
eso espera al amanecer descifrar/
mi  lengua extranjera.
Rolando Gabrielli©2010

miércoles, diciembre 22, 2010

FELICES FIESTAS Y UN VENTUROSO 2011...!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Amiga, amigo internauta, donde quiera te encuentres, bajo el sol o la nieve, en el mar,  dirección Norte-Sur, Este-Oeste, -los puntos cardinales son un mero pretexto de la geografía, pero no de las distancias,- cualquiera sea tu raza, lengua, credo, si alguna de mis palabras tocó tu corazón o te hizo reflexionar en el hombre, la vida y la muerte, el amor, la naturaleza, el tiempo, la poesía,  soñar  o si todo lo escrito te pareció en vano, palabras sólo palabras en el desierto de las palabras, aún así quiero agradecer tu tiempo, interés, presencia. Damos mucho o poco, damos  lo que tenemos.
Este seguirá siendo tu espacio, nuestro diálogo, comunión, un monólogo abierto y compartido, la expresión  de una época, el minuto del oficio de la palabra real, donde la poesía es una campanada de silencio cuando el camino es más solitario y el tiempo deja de ser absoluto. No hay obra sin lector,  ni palabra sin escritor. Las palabras nunca tuvieron dueño y si alguien quiso esclavizarlas con algún rótulo de prohibidas, censuradas, proscritas, hubo muchos màs que escribieron Libertad.
Carecemos de tiempo real, vivimos tiempos excepcionales. Sin embargo, nos ilumina un mismo sol, rayos más o menos. La información parece a veces un saco roto donde se escapan todos los conejos posibles y vuelan las palomas inalcanzables. Palabras más o menos, ninguna idea verdadera muere antes de tocar algún corazón.
Seguiremos siendo una gota en el mar de la información.  Una página no va a encender el mundo con sus palabras. Ni un eclipse apagar el sol. Un chasquido de nuestros dedos es un acto solitario, casi silencioso. Un aplauso es más ruidoso y también es una invitación a que otras manos imiten ese gesto. Las palabras pueden llegar a tener esa multiplicación de un mismo verbo. Ser ola de una ola mayor. Señal, como en el poema.

martes, diciembre 21, 2010

Las bestias

Las bestias descendieron
en parejas,
lentamente
y se amaron
hasta el próximo diluvio.
Rolando Gabrielli©2010

lunes, diciembre 20, 2010

Migran, migran
tus palabras,
es tiempo de volar.
Rolando Gabrielli©2010

domingo, diciembre 19, 2010

La memoria de las palabras

Los libros aún son la memoria de la humanidad y mientras sigan conmoviendo al hombre con sus conocimientos, historias, sueños, aventuras, realidades y ficciones, formarán parte de nuestra biblioteca, continuarán siendo la palabra escrita que  leemos y disfrutamos una y otra vez en la intimidad, en todas las lenguas posibles. Escribo  en un Sótano, donde el silencio se encarga de otorgarle continuidad a la noche y a la imaginación. El 2010 pasa en sus tramos finales como el Cometa Haley, deja un destello inolvidable, pero ya no volverá más por el calendario humano. Tiempo sólo tiempo que la noche oscurece y unas largas piernas  lo atraviesa como si se volara. Mientras lo hago, estas palabras  vuelan  bajo la noche tropical de un Sótano y   me llega el ruido de las fichas  que se desplazan  sigilosas en las mesas de los casinos aledaños y de las máquinas  tragaperras inocentemente programadas para que gane la casa. Todo ocurre en las proximidades del Sótano, imagino la luz que rebota en los tacones de las mujeres que se desplazan a la entrada de los casinos y en su pasillo interior, cuando la noche se agita como una ruleta que puede detenerse en el rojo o negro. Unas palmas iluninadas, como todas las noches, sugieren el camino del juego, la ruta del casino, el azar de otro día. Al extremo Sur del mundo, leo en una nota en Internet de Silvina Friera de Página 12,  en la muy porteña Buenos Aires,  a miles de kilómetros, "libreros, lectores y escritores", celebran como  una fiesta la palabra en las calles, bares, teatros, centros culturales. La noche de las librerías, en su cuarta versión. El espectáculo de la palabra se ha  tomado la mítica calle borgeana de Corrientes y sus alrededores, con  la música y la conversación. El libro es el protagonista con su magia inagotable de palabras que fueron escritas para alguien y muchos, sin una geografía determinada. El libro también apela a la imaginación del lector, su complicidad y le convoca de alguna manera a una travesía única y  compartida con el autor. Los libros son mi patria, digo,/ la sombra viva de los desparecidos/una historia que cargan las palabras/Ellas nos sobreviven/arrojadas al mar/se reescriben debajo de las llamas/polvo y memoria de la palabra/piedras que ruedan/...
La propuesta es variada y alucinante, se trata de una  convocatoria amplia, un  re- encuentro  entre la gente y la ciudad, volver a esos grandes espacios públicos de la lectura y la música, donde también se da una costumbre olvidada en muchos países, que los libreros orienten con conocimiento y buen tino al lector. La oferta adquiere así fuerza, la vitalidad de lo nuevo y permanente. Cada libro tiene su lector  o cada lector  tiene una mirada especial, y en ese sentido un librero lector es una ayuda  impagable. El lector se encuentra con un amigo personal que compartirá  por horas, días y si se descubre un clásico, para toda la vida. Es la fuerza del libro y las palabras. es un momento irrepetible cuando un título es descubierto por un lector o encontrado porque  alguien lo refirió o porque rondaba en su memoria desde hace un tiempo. A los libros les llega y toca su hora. Alguien los salva y levanta de un estante, en una ceremonia personal de mutuo reconocimiento. El libro intefgrará una familia si sale de una librería. Alguien lo adopotará.
Comenta Silvina Friera, quien cubre  con preguntas a los protagonistas de  La Noche de las librerías, que en este tipo de eventos no sólo algunas librerías venden tres veces más que durante el día, sino que los libreros conectan al lector con el libro buscado y muchas veces soñado.
Es un encuentro del lector con el libro bajo  las estrellas de una noche porteña  con cara de verano. El libro motiva este romance entre el lector y la  novela, o la poesía. Las calles y las librerías prestan su escenario, el libro se defiende en medio del empuje feroz de las nuevas tecnologías lideradas por Internet. Resiste el encanto digital. Y vuelve a su medio natural, que no es otro que las manos del lector. Volvemos a abrir sus páginas y marcarlas si es necesario. Es el valor agregado de Una ciudad que no se siente mármol o hierro, respira/ en las palabrasvive/