Kat uch nimlá xatzon tu ku tenamé (
Nos quisieron exterminar como pueblo
Lo más probable es que la etnia de los Ixiles, una minoría maya, no figure en el mapa geográfico y humano de los grandes poderes fácticos del mundo. Pueden llegar a decir, gente del norte de Guatemala, un país violento, violentado por militares y gobernantes conservadores contra su propia gente desde hace más de medio siglo. Sobrevivientes del genocidio español y de sus criollos herederos, los Ixiles han sentado al tribunal de la justicia guatemalteca al ex presidente de facto y general, Efraín Ríos Montt, cuyo gobierno asesinó a 1771 Ixiles durante su mandato (1982-83).
El denominado Triángulo Ixil, en el Petén, vivió tiempos de horror en tiempos de Ríos Montt, que en los 17 meses de su gobierno se cometieron 800 crímenes mensuales.
Los tribunales guatemaltecos han condenado finalmente a 80 años años de cárcel al general genocida, un acto sin precedente en la historia de Guatemala.
Los Ixiles han vivido la política de tierra arrasada. Manuel Rivera Solicito, presidente del consejo de mayores de Nebaj y líder espiritual de la religión maya, ha dicho recientemente que: "Aunque en la región no hay una sola familia que no tenga uno o varios muertos por la tierra arrasada, en las escuelas muy pocos maestros enseñan las masacres. Por eso hay mucha confusión". El perdió dos hijos y le destruyeron 15 veces su casa.
El Ixil Antonio Caba cuenta historias en que el mismo horror se espantaría, escenas de una crueldad dantesca. Una verdadera carnicería, relata. "A los niños nos obligaron a caminar entre los muertos para que los viéramos bien. Pasen a ver a su papá, ordenaban. Unos con la cabeza quebrada, otro con el ojo saltado. Muy feo."
El pueblo mártir Ixil, perseguido bíblicamente, no ha contado con la publicidad ni perseverancia de los grandes poderes mundiales para relatar su historia, impedir que se repita y castigar a sus culpables, y recordar ante las naciones del mundo su tragedia que aún no termina.
Desplazados en sus propias tierras, esclavizados, reclutados para matar otros hermanos, huían como un antiguo pueblo bíblico para salvar su vidas, sobrevivir a su raza: Juan Velázquez, un sobreviviente "habla de la organización en comités de seguridad que vigilaban día y noche el perímetro de las comunidades nómadas. Sin iglesia, los desplazados desarrollaron profundas raíces en la religión maya ancestral; sin escuelas, aquél que conociera algo del alfabeto se habilitaba como maestro. Carbón en lugar de lápices. En lugar de cuadernos, corteza de árbol. Las comisiones de salud recurrieron a las hierbas: verbena para la calentura, té de limón para casi todo lo demás. Una epidemia de viruela negra diezmó a los fugitivos. Acababa de nacer su primer hijo en la montaña." Son testimonios divulgados en el diario mexicano La Jornada.
Los Ixils siguen luchando por sus derechos y la memoria de su pueblo, perseguido por la Mano Blanca asesina.
Los Ixiles han vivido la política de tierra arrasada. Manuel Rivera Solicito, presidente del consejo de mayores de Nebaj y líder espiritual de la religión maya, ha dicho recientemente que: "Aunque en la región no hay una sola familia que no tenga uno o varios muertos por la tierra arrasada, en las escuelas muy pocos maestros enseñan las masacres. Por eso hay mucha confusión". El perdió dos hijos y le destruyeron 15 veces su casa.
El Ixil Antonio Caba cuenta historias en que el mismo horror se espantaría, escenas de una crueldad dantesca. Una verdadera carnicería, relata. "A los niños nos obligaron a caminar entre los muertos para que los viéramos bien. Pasen a ver a su papá, ordenaban. Unos con la cabeza quebrada, otro con el ojo saltado. Muy feo."
El pueblo mártir Ixil, perseguido bíblicamente, no ha contado con la publicidad ni perseverancia de los grandes poderes mundiales para relatar su historia, impedir que se repita y castigar a sus culpables, y recordar ante las naciones del mundo su tragedia que aún no termina.
Desplazados en sus propias tierras, esclavizados, reclutados para matar otros hermanos, huían como un antiguo pueblo bíblico para salvar su vidas, sobrevivir a su raza: Juan Velázquez, un sobreviviente "habla de la organización en comités de seguridad que vigilaban día y noche el perímetro de las comunidades nómadas. Sin iglesia, los desplazados desarrollaron profundas raíces en la religión maya ancestral; sin escuelas, aquél que conociera algo del alfabeto se habilitaba como maestro. Carbón en lugar de lápices. En lugar de cuadernos, corteza de árbol. Las comisiones de salud recurrieron a las hierbas: verbena para la calentura, té de limón para casi todo lo demás. Una epidemia de viruela negra diezmó a los fugitivos. Acababa de nacer su primer hijo en la montaña." Son testimonios divulgados en el diario mexicano La Jornada.
Los Ixils siguen luchando por sus derechos y la memoria de su pueblo, perseguido por la Mano Blanca asesina.