sábado, mayo 19, 2007

EL CHILE IMAGINARIO, PERO REAL...


Durante el gobierno del presidente Ricardo Lagos "pertenecí" al limbo designado en ese entonces para los chilenos que vivimos en el exterior: la XIV Región. El general Augusto Pinochet, había "reordenado" el país en 13 regiones, quizás un número fatal. En esa época de la dictadura los chilenos, todos, vivíamos en un limbo de hierros y ajustes de cuenta, con los derechos más importantes conculcados. La XIV región partió siendo y terminó, como una entelequia, una sombrilla en el desierto de Atacama. No prosperó en la realidad y los chilenos-extranjeros, tal vez se ilusionaron con un pedazo de territorio imaginario. Pasó el tiempo, y siempre hubo rezones de estado, cosas más importantes, el mercado, las relaciones bilaterales, globales, virtuales, colaterales, singulares, y la XIV Región flotaba en el aire, pero sin oxígeno para llegar a ser realidad.
Pasó el tiempo, cumplió su período Ricardo Lagos, y la Presidenta Michelle Bachelet en un dos por tres creó dos nuevas regiones, ocupando físicamente la XIV Región, con la región de Los Ríos. Y los ríos, dijo Manrique, van a la mar que es el morir...
ENTIERREN MI VOTO
Rolando Gabrielli

Que no voten los botados
con L sellados,
ataúdes de girasoles.
los muertos no votan
los desaparecidos no votan,
los torturados no votan,
los desamparados no debieran votar,
que lejos está el voto en Suecia,
Nueva York, Moscú o Panamá.
La democracia es un bocadillo
para degustar en casa,
el queso tiene sabor a ratas,
se huele a distancia el parmesano.
Dejemos que sigan viviendo
con el cadáver del tirano.
Maloliente el viviente
que saca cuentas del pasado,
superviviente el escribiente.
Que boten mi voto al basurero
del olvido y de la historia de a peso,
envuelto en papel celofán,
no olviden crisantemos
para este entierro
del voto popular.
Rolando Gabrielli©2007

miércoles, mayo 16, 2007





















UNA NUEVA ARQUITECTURA EN UN PAÍS DE ENCRUCIJADA


La camioneta Murano se traga la distancia con facilidad. Un país de juguete, dijo una vez un arquitecto. El Corredor Sur es la vía más expedita que conduce al aeropuerto internacional de Tocumen y se transforma en una vista excepcional para tomar el pulso del vertiginoso crecimiento urbano de ciudad de Panamá. Los edificios altos y las grúas comparten la escenografía de la nueva silueta que va conformando la capital istmeña frente al océano Pacífico y en cuyas orillas fue fundada en 1519. La pista de asfalto se hace parte del paisaje como una larga lengua de acero entre el mar y las edificaciones que se erigen a ambos lados de la ciudad moderna. Un visitante que sobrevuele el cielo panameño es sorprendido por decenas de torres que han transformado totalmente el litoral costero, semejándolo a esas grandes urbes industrializadas del primer mundo. La arquitectura ha comenzado a compartir el paisaje del istmo, a formar parte del valor agregado de la ciudad y es notorio el incremento de compradores, visitantes, promotores y empresarios extranjeros que forman parte de este verdadero boom de la construcción, en un país de tránsito enclavado en el corazón de América y rodeado por los dos más grandes océanos del planeta.
La impresión de quien no ha estado en Panamá, es que la capital vive un auge casi fundacional, porque la reversión de nuevas áreas en la franja canalera han incorporado otra ciudad a la antigua que se moderniza por días. Las construcciones surgen como hongos y el espacio pertenece a esta nueva arquitectura internacional revestida de materiales de avanzada, novedosos, y de un concepto contemporáneo de pequeñas villas autosuficientes.
El aeropuerto está en remodelación, todo cambia bajo las luces del futuro, la arquitectura es para crear, mejorar los espacios existentes, la ciudad no es indiferente al hombre ni a la naturaleza. Detrás de lo nuevo, el pasado también mejora un instante, si estamos pensando en el futuro. Vamos a dejar unos días ciudad de Panamá, su humedad, transparencia, un sol que nos juzga a todos y el mar que sobrevive toda ausencia de planificación. ¿El aeropuerto tendrá nuevas alas?. Una gran interrogante, como lo que viene, ciertamente un homenaje a la aventura. Un libro es un proyecto, un principio, una página en blanco que crece en la fuerza de la imagen y la palabra. Un muro puede dividir o resguardar, pero un libro no tiene límites, crece se modifica, nace de nuevo en la pasión de cada lector. El aeropuerto es como todos estos espacios en tránsito, tiene algo de encuentro y partida. El espacio de un libro está en la imaginación.
UNA IDEA BUSCA SIEMPRE CONVERTIRSE EN REALIDAD
Seguimos conversando con los arquitectos panameños, Ignacio Mallol Tamayo, Ignacio Mallol Azcárraga y el colombiano Juan Carlos Sáenz, sobre esta construcción masiva que pareciera un espejismo, pero es la ciudad real. Del Estudio Mallol&Mallol, ha surgido en la última década el mayor volumen y una generación de nuevos edificios y complejos turísticos de mayor impacto en el país. Esta empresa de arquitectura con énfasis en el diseño arquitectónico y urbano, también realiza proyectos de interiorismo, inspecciones de obra y desarrollo de planos, así como todas las disciplinas de ingeniería que tienen que ver con la construcción. La empresa está integrada por unos 100 profesionales, cuenta con oficinas asociadas en Roma, Miami, Barcelona, Costa Rica y ha desarrollado proyectos en América latina. Mallol Tamayo cree en los desafíos, no en los límites, en el trabajo que nace de una simple idea y va tomando vida en el papel sketch hasta transformarse en un proyecto real. Es lo que transmite en sus conversaciones y aplica a los proyectos, una medida que no tiene techo. En arquitectura siempre es posible, comenta, alcanzar una nueva meta, subir un poco más alto, mirar más allá del futuro cercano, soñar simplemente.
El libro, que va a Colombia en hojas sueltas como un prediseño, ha sido un largo sueño de tres años. Jamás hubiese pensado antes que me dejaría tantas enseñazas y satisfacciones, sostiene Mallol. Es la misma inquietud que espero que vea, encuentre un lector que no conozca Panamá y se entere que hacemos en este pequeño istmo ubicado entre dos océanos y rodeado de nosotros mismos.
Un arquitecto, para Mallol, debe vivir el presente, porque es el que cuenta en obras, pero su tiempo es el futuro, donde las ideas nunca dejan de crecer. “La arquitectura siempre es una idea que busca convertirse en realidad.” Toda idea busca su espacio. El arte de la arquitectura está en identificar el sitio, diseñar y renovar, hacer nuevo, cualquier lugar donde se construyo, estéticamente funcional. (El avión comienza a decolar con todas estas ideas, dudas también, ansiedad y esperanza de culminar la empresa editorial).
Tres años de trabajo intenso intentaron poner fin a la edición del libro Mallol Arquitectos y permitían seguir conversando mucho más allá de la carretera y del corto vuelo al país vecino suramericano, donde estaba siendo elaborado por Ediciones Gamma de Colombia, aunque la documentación se realizaba en el Estudio y en Panamá, lugar de las edificaciones en zonas costeras y del interior del país. Preparar un libro de arquitectura requiere no sólo de tiempo, dedicación, paciencia, voluntad, visión, sino de un conocimiento exhaustivo de los materiales con que se está trabajando, armando los perfiles, notas sobre los proyectos para trazar una secuencia dentro de un contexto, donde se destacan diversos períodos, momentos y peculiaridades que tiene todo proceso arquitectónico. El proceso gráfico, de armada, los contenidos, para reflejar un período de 25 años requiere de un equipo y es un trabajo para un corredor de fondo. Los preparativos para concluir un plano, son un buen ejercicio para trabajar un libro, porque todo parte y gira alrededor de ideas, bocetos, imaginación y mucho trabajo para que la idea se haga y convierta en realidad. Una nueva fotografía reemplaza la que ya no satisface el ojo y así sucesivamente, el libro es un largo y cuidadoso proceso. Se trataba de encontrar la única cara que tiene un libro único.
Aplazamos tres años este viaje a Bogotá, después de buscar esa cara, el perfil, la fusión entre forma y contenido para un libro sin precedentes en Panamá, que desafiaba constantemente la imaginación con la aparición de nuevos e importantes proyectos, porque su elaboración había tenido la feliz coincidencia de tener que documentar lo nuevo que surgía casi por arte de magia en cada esquina de la ciudad. Panamá es un fenómeno internacional que no está lo suficientemente documentado aún, ni sus análisis y enfoques pueden ser tan maduros, porque el cemento, acero, los vidrios están aun a la vista, vivos en la ciudad, cuyas esbeltas estructuras parecieran querer tocar el cielo. La ciudad es como un adolescente que crece todos los días. De poco más de un millón de habitantes, con una población mayoritaria que no supera los 30 años, se rearma cada día con su propio carácter irregular, de formas caprichosas, contrastadas, que son un reflejo de las tendencias norteamericanas e internacionales. La obra de Mallol&Mallol arquitectos, sostiene Sáenz, a pesar de manejarse en ese contexto, busca una identidad propia más cercana a la arquitectura sudamericana y europea, aunque ya no existen fronteras para esta nueva arquitectura que crece en las grandes ciudades. . “Serenidad, fuerza, trazos audaces, son características de esa arquitectura.”
El libro Mallol arquitectos, es más que un muestrario de proyectos y realizaciones, sus 303 páginas indagan el espacio de un país del Caribe, tropical, luminoso, de exuberante vegetación, allí resuelven los proyectos una arquitectura puntual, sustentada en los cánones internacionales, diseños vanguardistas, que exploran las nuevas tendencias.

UN LIBRO IMAGINARIO EN BOGOTÁ
Bogotá no era la sombra de la ciudad que había dejado años atrás, desordenada, llena de kioscos sobre las aceras, espacios públicos abandonados, un escenario realmente caótico con avenidas repletas de vehículos, bastante agresiva para el peatón y los vehículos de dos ruedas. Juan Carlos Sáenz, Director del área de Diseño de Mallol &Mallol, nos había programado unas visitas a lugares relevantes que nos mostrarían la nueva Bogotá. Volvería a ejercer con nosotros la docencia que desempeñó en la Universidad Nacional en los años 90. Toda ciudad, creo, necesita de un Cicerone y Virgilio, llenos de conocimiento y pasión ciega por los espacios y las áreas deslumbrantes, como los sitios casuales que invitan al ojo y observación. La arquitectura no siempre es lo que queda frente al ojo, hay lugares que fueron diseñados para ser buscados y vividos en su textura, espacio, luz, en la intensidad de lo que le habita. Juan Carlos Sáenz, define el diseño como un Arte que nace cubierto de silencio, una manera de entrar en los espacios como un buzo que busca la luz en las profundidades marinas y sabe que los espacios están justos aún en los sitios sin límites. Un libro es la memoria de un tiempo, una época, suscribe con sus imágenes y palabras una época no más allá de la historia que relata y describe. Las páginas perduran por lo que aún dice la obra y nos refleja su contenido.
Los arquitectos llegaron con un libro imaginario a Bogotá a confrontar ideas con el que se diseñaba en la Editorial Gamma. Los libros artísticos cambian por época, respiran según las nuevas tendencias conceptuales, porque el Arte tiene la virtud del movimiento y cambio, la aspiración de la duda. Un primer vistazo a la primera armada, exigió repensar el libro, porque además el futuro estaba cargado de nuevos proyectos innovadores que cambiarían radicalmente la dimensión de la obra y la evolución arquitectónica del Estudio. El recorrido por la capital colombiana desapareció como por arte de magia, todos fuimos absorbidos como por una pajilla en un cuarto de diseño, donde las paredes blancas se transformaron en el gran espejo de la nueva armada y cara del libro. Sus cientos de páginas y múltiples combinaciones tomaron la forma de un gran mosaico, nunca nada definitivo, porque faltaban proyectos, y las paredes reflejaban movimientos febriles de unas 270 imágenes y textos que cambiaban de sitio buscando una secuencia, una mirada de la nueva arquitectura panameña. Bogotá se circunscribiría a este espacio habitado por las páginas de la nueva versión y unos cuantos magníficos restaurantes, además de unos cortos viajes por las proximidades del sitio, donde el ventanal de la ciudad nos permitía ver el magnífico Monserrate, cerro tutelar de Bogotá. Vimos fragmentos de la Colombia mítica del arquitecto Salmona y el ladrillo que viste de rojo, con todas sus variantes, partes de la capital colombiana, material que la caracteriza y destaca arquitectónicamente. Siempre he pensado que la ciudad le rinde homenajes a los arquitectos cuando los trabajos fueron bien hechos y del nuevo espacio recreado, fluye vida, surge una nueva atmósfera. Caminamos bajo este nuevo tiempo y los pasos resonaban en la futura memoria, las páginas del libro que se armaba y desarmaba.

PROYECTOS EMBLEMÁTICOS EN CIUDAD DE PANAMÁ
Había que reflejar en el libro, los distintos periodos creativos de la empresa durante un cuarto de siglo, desde sus orígenes en 1985 a la fecha, marcando los diferentes momentos, etapas, y tendencias, hasta encontrar una identidad por la cual es reconocida en la actualidad como una de las más importantes de la región por la calidad de sus proyectos. El trabajo de la compañía se caracteriza por edificaciones emblemáticas convertidas en puntos de referencia obligados, en una ciudad en que las direcciones prácticamente no existen. Norteamericanos y españoles han vuelto a descubrir Panamá como un sitio para edificar y vivir, una ciudad que ha basado tradicionalmente su existencia en el tránsito, comercio, servicios, como punto estratégico para la circulación de personas y mercancías desde la conquista española con las ricas Ferias de Portobelo, en el Atlántico istmeño. La arquitectura es también este tránsito de épocas, cultura, trasvasije de fronteras, ideas, porque se profundiza en los viajes, libros, observación en todas las direcciones y puntos cardinales.
Dejamos Bogotá con una idea clara: el libro está comenzando a tomar forma, tres años de un ejercicio eficaz, pero no suficiente. Había surgido un nuevo libro, otra concepción temática y de diseño. Repensar era la palabra más exacta para definir la nueva etapa que venía. No se trataba de un catálogo de proyectos, un volumen lleno de fotografías bien presentadas o de un documento que registrara la vida y obra de un Estudio de arquitectura. Papel, tipografía, un nuevo diseño era el reto posterior a estos 36 meses de búsqueda, recolección de materiales, disposición de ellos, y todo un trabajo crítico de forma y estilo, que transforman cualquier obra eminentemente visual. Nos vinimos con la imagen de la pared tapizada de fotografías y textos en las dos paredes, sin una definición clara, porque las páginas cambiaban de sitios, algunos espacios quedaban vacíos, con un signo de interrogación, otros, porque en verdad se estaba haciendo un libro que aun desconocíamos. Ese es el mejor punto de partida para hacer algo diferente, no estar de acuerdo con lo hecho. La ciudad nos recibió al regreso con una lluvia bíblica, un verdadero temporal, quizás para borrar el tiempo perdido y reiniciar otro, como el cuestionario de Proust.
Pasaron unos meses y se integró el diseñador colombiano Hernán Santos, con una vasta experiencia y conocimiento en la edición de libros y fotografía. El libro buscaba un aire propio, había que recorrer otro camino, dejar las viejas y tradicionales paralelas. Se entró en una nueva etapa para revisar lo andado, incorporar nuevos proyectos, enfocar de otra manera y definitivamente ganó el color, el libro incorporó nuevas páginas, privilegió una nueva dimensión, orden, adquirió su cuerpo definitivo, el temple que debe tener toda obra, antesala a una invitación de su lectura y revisión visual.
La condición portuaria, transitista, le ha permitido a Panamá mirar distintos mundos y contar con profesionales extranjeros. Mosaico de razas, país cosmopolita, lugar de encuentro, sitio de convenciones, un país estratégico e históricamente visitado. Un país abierto, de encrucijada. Influencias de norte y sur. La arquitectura es un reflejo de la historia. Los hechos son arquitectos permanentes de la historia. Se erige una nueva ciudad ante nosotros. El más formidable período de construcción de lo nuevo, grandes rascacielos, complejos turísticos, sitios residenciales, edificios loft, la ciudad es un nuevo desafío y reclama un mejor destino.
Rolando Gabrielli©2007


IV FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE PANAMÁ























El presidente de Panamá, Martín Torrijos, inauguró en la noche de ayer 15 de mayo, la IV Feria Internacional del Libro de Panamá, cuyo país invitado de honor es España. La fiesta del libro tiene como escenario el Centro de Convenciones ATLAPA, tradicional sitio de festivales y de la vida cultural en el istmo, frente al océano Pacífico. En el alfombrado y refrigerado palacio de convenciones, el libro es el rey a quien se rinde homenaje a través de la palabra, exhibiciones, lecturas, recitales, actos de toda naturaleza para provocar la imaginación del lector.
España, que es el cuarto país mundial en ediciones impresas con 350 millones de ejemplares, unos 80 mil títulos anuales, ha traído sus libros y escritores de la mano de la lengua española, que ya hablan unos 500 millones de hispanohablantes en el planeta.
Rogelio Blanco, Director General del Ministerio de Cultura de España, ha dicho más o menos esas palabras y también reconocido que la cultura posee una inmaterialidad que las estadísticas no constatan, ni podrían reflejar en su maginitud y profundidad, aunque la cultura represente para España un nada despreciable 1 por ciento de su Producto Interno Bruto.
En su largo, documentado discurso, se refirió a los períodos históricos de Panamá, a la influencia de Rubén Darío, a que la lectura es clave para desarrollar una sociedad democrática, y que debemos leer la realidad, la vida, naturaleza, a nuestros semejantes y a uno mismo. Más libros, más libres, sentenció, las tres eles. Contenido, conocimiento y compromiso, las tres c, subrayó.
Abogó por una lectura amplia, abierta, pluralista, única manera de preparar un ciudadano para que actúe críticamente, precisó.
Trinidad Jiménez, Secretaria de Estado para Iberoamérica, indicó que uan Feria del libro es un lugar singular para el comercio y el mercado de ese bien que es el libro. Las industrias culturales, subrayó, representan un 7 por ciento del PIB mundial. La cultura es un negocio en todo el sentido de la palabra, nos parece en este blog enclavado en el corazón de las Américas.
Eso no es todo, señaló más adelante TJ, porque el libro tiene mucho de su autor y lo que posee cada lector. Para ella, como para Borges, entre otros, el oficio de leer es tan importante como el de escribir. La cultura, dijo la repsentante del gobierno de España, es una opción estratégica en la globalización para países que desean aventurarse en un desarrollo sustentable.
Debemos generar lectores, los lectores se hacen, leer a Neruda, Cortázar, poesía, a Bolaño, historias, leer, leer, aunque sean los papeles de la calle como dijo Cervantes. Humberto Eco, citó Trinidad Jiménez, dijo leer para vivir.
El presidente Torrijos dijo que hoy se editan más libros y se lee más que en cualquier otra época de la humanidad. Advirtió que una sociedad de la imagen es una sociedad fracasada, porque la verdadera riqueza está en la cultura. Panamá, comentó, ha vivido varios boom económicos: el ferroacrril, el canal, la banca, ahora la construcción, porque somos un país atractivo para las inversiones, pero yo espero el boom de la cultura. Nuestro gobierno acotó, está moviéndose en ese sentido, ya han refresado al país Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez. Debemos crecer en el Producto Interno Bruto Inteligente, subrayó el mandatario en medio de la risa del público.
Martin Torrijos, hijo del conocido líder panameño el General Omar Torrijos, recordó que tenemos una misma lengua, hablamos un idioma común. Cuando se encontraron esos dos gigantes de la poesía, Darío y Machado, ellos sabían que escribían en una misma lengua.
Espero, concluyó el presidente Torrijos, que ya estemos en el umbral del boom de la cultura.
Rolando Gabrielli©2007

martes, mayo 15, 2007

Confesión epistolar




Me humedece tu endemoniada santidad. Tus religiosos 59 kilogramos sobre la balanza, libres, netos.
Corrígeme si me desvío un gramo de la verdad. No sé que esperas en llegar. No te des el trabajo en partir y acudas a algún aeropuerto con las manos de lluvia, sin ojos para mirar hacia atrás.
Las naranjas se parten y dan jugo.
Sólo sale el que entra y viceversa. Todo es comunión. Nido y alas; jaula y alas muertas; abrazos y risas de algodón.
Las palabras te comprometen a no ser gaseosa como las estrellas muertas. Toda vía debiera tener una contravía, un camino alterno. La muerte radica su optimismo en la perfección de su futuro. Su pasado es la superación de su presente eterno. Lo nuevo siempre es lo conocido.
Ya vez adonde nos lleva un cuerpo que respira en su levedad.

lunes, mayo 14, 2007

Cien años de amor


Cien años cumplen estas putas bien plantadas
en el oro del sueño y la vida, sus tronos
ahora sobre un pedestal de Nueva York,
más admiradas que todas las vírgenes por ser vírgenes,
Señoritas de Avignon, inútil separarlas de la realidad,
consérvense así enteramente putas, putísimas
en cuerpo y alma, damas reputadas.
(La vida no es color de rosa pero se le parece
cuando la espina hiere la sombra del enemigo
y yo apunto a la luz de tu fuego).
Picasso las protege en el boceto desde sus máscaras,
las pinta tan llenas de luz a estas putas iluminadas,
se me hacen más hermosas si las posee el trazo
de mi mano sobre sus carnes de ángeles temblorosos
que un demonio desea para volar con alas nuevas,
endemoniadamente celestiales.
Ejercen ahora desde las rótulas de la memoria,
este oficio tan digno de reinas y señoras.
Las aclama la verguenza
de no ser
tan dignas como ellas.
Rolando Gabrielli©2007