sin otro motivo que disfrutar del lugar,
una mañana soleada.
Pisa la yerba sin pensar en nada.
Es su rutina, recién ha desayunado,
sigue el vuelo de una mariposa
que revolotea a su lado,
sin otra motivación, como el hombre,
de disfrutar el espacio y aire del parque.
El hombre está rodeado de verde,
su perímetro es un bosquecillo
que ha sobrevivido a la mano urbana
del hombre que camina sobre el cemento.
El paisaje mancha de verde el lugar,
el hombre contento sigue caminando
distraídamente, pensando
en no estar pensando,
todavía puede desplazarse
de un lugar a otro,
donde los pies no hacen ruido
al sentir el contacto con la tierra,
se unen al universo,
parecen circundar el planeta
y se convierten en amables viajeros
del espacio.
Rolando Gabrielli2023