jueves, noviembre 06, 2008

El cuerpo, el cuerpo


El cuerpo, el cuerpo,
esta pieza muda,
amanecer de la sombra,
luz que el rostro fija
en la oscuridad.
Rolando Gabrielli©2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

La vacuidad es el punto que une budismo y psicoanàlisis. Ambos partes del vacìo o "castraciòn-pèrdida" (freudiano) pero esa es la condiciòn para poder crear, ese hueco es el sentido que motoriza el deseo que se expresa como movimiento vital, ya sea en el amor, la creaciòn, la organizaciòn de una vida. El yo -ego es sòlo la ilusiòn de estar lleno, es la mentira de esa verdad que es vacuidad, somos un recipiente vacìo, la tabla rasa que habrà de ser inscripta por "uno-otros", construyendo el caudal de una vida que es experiencia y registro de ella. Cuando uno va avanzando en las lecturas de la fìsica cuàntica, va practicando meditaciòn a veces se llega a pensar que somos una proyecciòn de lo que pensamos o creemos ser, esto de un sueño soñado por otros no està tan lejos. Tan solo la certeza de tener un cuerpo y estar en este segundo, el yo con sus ansias de inmortalidad se refleja en aquella escena cuando napoleòn le dice a un derviche: còmo me gustarìa estar tirado como vos contemplando la existencia, ya lo harè cuando termine de conquistar, y el derviche le dice: sòlo ven, deja de conquistar y hazlo. Es ahora. El yo se cree inmortal, siempre tiene cosas que conquistar, esa ilusiòn lo motoriza. Pero eso no es real, lo real es este momento.
marce