Árbol nuestro de cada día,
que estás en la tierra,
no te inmoles por nosotros,
danos la lluvia
la sombra, el agua de cada día,
resiste con las raíces y semillas
de tus antepasados,
la estúpida tala humana.
No caigas en su tentación,
cuando hayas cumplido tu ciclo,
como cualquier ser humano.
Espero que tu silencio no sea más
que el silencio de una palabra
digna del silencio.
Rolando Gabrielli
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