La vida de un poeta
es la vida de un santo.
Rimbaud marcó el camino,
desató verbos, pintó vocales,
su iluminación estuvo
en pisar el infierno,
sin quemarse.
Arthur, el adolescente maldito,
traía amaneceres en sus palabras
en el blanco azul de sus ojos,
desarrolló pura videncia,
sin ver lo que vio,
dijo todo.
Rolando Gabrielli2024
No hay comentarios.:
Publicar un comentario