Figurones y publicistas,
emperadores del mundo digital,
voceros entusiastas de un tiempo banal,
artífices de lo efímero y fugaz,
su espléndida retórica artificial,
invade de malezas el espíritu humano.
En pocas palabras humillan
la belleza íntima, incuestionable,
de las palabras.
RolandoGabrielli2024
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