La verdad nace de la imaginación. Ursula K. Le Guin
Querido y paciente lector; si quieres saber que pienso, consulta el Chat GPT, que aunque repite la información conocida en la Red, tiene una super memoria,
capacidad de síntesis y está en continua evolución y podría llegar
a pensar por ti. Es un reciente invento humano. Tú y yo, entonces, estamos advertidos.
No tengo las respuestas y, a veces, no sabemos hacia dónde vamos y por qué y también quisiéramos saber de dónde venimos y quiénes somos.
Tampoco quiero decir que ahí encuentres la verdad, porque los fake news, son para muchos, una verdad pública aceptada, a pesar que quieren cuadrar el círculo con un simple algoritmo. La verdad puede estar a la vuelta de la esquina o al alcance de una estrella, pero hay que buscarla.
Los archivos nos engañan, qué espanto
La IA o AI, (Inteligencia Artificial) es una herramienta, aparentemente, para todo uso y abuso, crea tendencias, asoma en espacios íntimos, se viste de todos los colores existentes y se reinventa un blanco oscuro para las distintas noches de cada día. Además, es capaz de imitar la apariencia, sonidos de personas, que puede ser engañosa con algún usuario distraído, lo hace con los algoritmos de las computadoras. La operación se llama deepfake, de acuerdo con los expertos, que en español se traduce como falsedad profunda, un término casi literario, diría, tiene algo de romántico en la perversidad. Los archivos nos engañan, qué espanto, aquí nadie se escapa a una operación simulacro en tiempo real, pero, el humano se adecúa y ahora los deepfakes tienen que ver con una nueva tecnología muy exitosa como lo es el uso de las redes neuronales profundas. Este tipo de falsificaciones de voz ya ha intervenido en la política, perjudicando a un adversario. No es una herramienta inocente en manos de gente poco virtuosa. Crear tendencias, ya pareciera ser un oficio de poderosos y gente inescrupulosa. La desinformación adquirió características globales y hay una masa enorme a nivel mundial atrapada en este círculo vicioso de la manipulación. Algo así, como inocentes mariposas.
¿Deja vu, ChatGPT?
Hollywood, el gran ficcionador de nuestra propia realidad cotidiana, máster en distopías, constructor de mundos inverosímiles, fábrica de nuestros sueños por soñar, enfrentó una huelga de película de larga duración y terror económico, de parte de actores, libretistas, sonidistas, todo el personal que hace posible las cintas, por la potencial amenaza de la IA y el Chat GPT. Ganaron el conflicto, por ahora. El fantasma recorre el mundo y sabe que su capacidad, poder, es real y puede ser cuestión de tiempo que comparta nuestro desayuno. No olvidemos que la IA generativa tiene la virtud de engendrar. El hombre tiene su propia contraparte: imaginación fecunda. Esa, debiera ser nuestra principal apuesta y dar el lugar y funciones correctas a los artefactos que nos van descubriendo una nueva realidad.
De hecho, la literatura, como en diversas ocasiones ha anunciado viajes, tecnologías, saberes con anterioridad a que estos ocurran, Roald Dahl predijo el auge de la IA y ChatGPT hace más de setenta años. Dahl, en su cuento El gran Grammatizador automático, relata como dos personajes Knipe y Boholen, enloquecen a la industria editorial con un dispositivo similar al ChatGPT. Knipe es un genio en las tecnologías, pero un escritor aficionado y frustrado, poco tocado por la musa ficcional y decide construir una máquina que escriba por él. Sabe que la máquina por lista no superará el pensamiento humano, eso pensó Dahl hace más de 70 años y aún no ha cambiado el avance tecnológico. Knipe se esfuerza en construir la máquina porque necesita ser reconocido como artista. Vende finalmente la máquina a un socio y le advierte que lo que antes se escribía artesanalmente a mano, ahora lo hará la máquina. La calidad puede ser inferior, señala, pero no importa, lo que cuenta es el coste de producción.( Dahl se anticipó a la huelga de Hollywood, la ficción volvió a ganar a la realidad.)
Knipe alimenta su Chat GPT a través de unos botones que controlan el tono, el tema y el estilo literario de las historias de la máquina, palabras copiadas de escritores como Hemingway, cuya obra alimenta la máquina. Lo interesante es que el experimento de Knipe sufrió trastornos inconvenientes, inequívocos al principio, al igual que Chat GPT, coincidencias de la ficción y de la realidad. El uso obsesivo de la opción pasión, llevó a la máquina a repetir obscenidades. El relato de Dahl es interesante no solo por lo innovador y futurista, sino por lo realista, porque lo que importa es el acto creativo, que es sello y marca de un artista, y éste no se puede, no debiera, reproducir artificial y masivamente como se hornea un pan.
¿La máquina acaba la creatividad?
Knipe es rechazado por los escritores de nivel y recurre a los mediocres, porque pueden ser más flexibles, como efectivamente ocurrió y logra su objetivo, porque para ellos el dinero era lo más importante. El profético relato finaliza con la historia de un autor que no aceptaba la tecnología y se resiste a aceptar un beneficioso contrato, aunque carecía de ingresos para atender a su familia. El mensaje es que la tecnología, la máquina, acaba con la creatividad.
La IA multiplica sus servicios como por arte de magia, la ciencia pareciera ser la más beneficiada y otras disciplinas que ahorran tiempo y personal, pero en ese peligroso interregno entre la luz y la oscuridad, aparecen las llamadas granjas de medios de comunicación, que pueden ser sitios web de noticias con información tendenciosa creada por la IA. Cada herramienta pareciera tener su librito, a veces actúa espontáneamente y en otras ocasiones un diablillo humano pone en marcha su propio proyecto informativo. Los nuevos y buenos periodistas se están transformando en verdaderos Sherlock Holmes o en Agatha Christie, siguiéndole la pista a las noticias, descifrando voces, fotografías, recurriendo a la huella digital del alma si fuera preciso.
Chat-GPT es un bebé, tiene poco más de un año, y ya vemos las diabluras que puede hacer este infante si no lo controlamos, sin olvidar que su aparición "puso de moda verdaderamente" la curiosidad y el uso masivo por la IA. Nos aproximó al mago de la lámpara de Aladino. La lámpara pareciera inocente, pero el mago, no.
La IA o AI se suma a la fiesta del gran engaño, al arte de la mentira, a las medias verdades y a lo que se ha dado en llamar posverdad, una manipulación en toda regla de los hechos y de la información con propósitos engañosos. No es nuevo este ejercicio, se sabe que su perfección y masividad, son innegables. Es, prácticamente, una guerra encubierta, donde no existe prácticamente control, y los medios escritos, digitales, televisivos, radiales, van creando una opinión pública autómata y anulando su capacidad crítica. Es una ola donde los surfistas parecieran alucinados por la emoción de un viaje que no tendrá fin y la orilla de la playa se transformara en horizonte.
Veraz no es lo mismo que verosímil, es como lo real ante la apariencia, un delgado matiz que debemos tomar en cuenta. De todas maneras existen muchas sospechas aún, entre las cuales podemos citar, la vulneración de la legislación sobre protección de datos.
Con el tiempo se espera que la Inteligencia Artificial no sea tan artificial, y vaya siendo lo suficientemente útil o cada vez más, sobre todo para algunas disciplinas que requieren de su precisión, velocidad, manejo de datos en grandes volúmenes, entre otras habilidades ya demostradas.
Lo que no hay que perder de vista es la humanidad del ser humano frente a la tecnología y su uso no controlado. Y en este ámbito, escenario, alguien se preguntó: ¿si las canciones surgen de los sentimientos y los algoritmos no los tienen, podrán en un futuro llegar a sentir? Desde luego, las interrogantes existen, algunas no tienen respuesta. La IA, que no es del todo tan reciente, pero que, si ha evolucionado aceleradamente, y está llamada a estar cada día más presente en disciplinas que parecían posible a través del conocimiento humano con su intervención directa.
Arquitecto de las palabras
Ya están circulando las reglas, demandas, preocupaciones, abusos, como en todo cuanto ocurre en nuestras sociedades. El tiempo irá ajustando las normas. Eso esperamos, para que no se le agreguen pelos a la sopa que tanto detestaba Mafalda.
Creo que el Chat GPT podría, tal vez, dar respuesta a una interrogante que me han hecho una y 100 veces. ¿Qué hace un periodista-escritor en una oficina de arquitectura?
La pregunta lleva un poco de todo, picardía, ignorancia, curiosidad, diría, y me parece una inquietud válida, interesante y exploratoria, como lo es la búsqueda de respuestas y conocimiento a nuestras inquietudes.
Vaya disciplina, diría, sabe donde amarrar sus caballos, para respondernos con un antiguo adagio, una suerte de metáfora del saber cómo.
La respuesta tiene que ver con lo esencial de la disciplina de la arquitectura que es el diseño. Pues, el escritor es un arquitecto de las palabras, tiene sus propias herramientas para diseñar, es decir, escribir, interpretar un proyecto, mostrar la cara y el espíritu, la identidad de una obra en construcción y a su término. Revelarla ante su propia realidad material e imaginaria, comprometer todos los sentidos con cada uno de los espacios y desvelar una identidad, que la suma de todos ellos terminará por despertar la curiosidad de cualquier visitante presto a conocer su identidad. Es una ruta personal, no un camino definido, carece de una fórmula, si en verdad queremos encontrar ese espíritu que contiene toda materialidad. Habitar, sin duda, los espacios.
Las palabras también nos habitan, construyen sus propios espacios, son espejo de sus decisiones y contenidos, viajan con nuestra memoria, suelen instalarse en el presente, pero no dejan de ver y señalar el futuro. Todo está para ser nombrado, los objetos, las cosas, las edificaciones, los lugares, inclusive los sueños. No hay prisa, quizás, para ser nombrado o tener un nombre, una identidad verbal, pero es materia intrínseca de la palabra, voz privilegiada para nombrar.
Lo casi intangible, aquello que habita en el umbral, la idea de un proyecto, puede ser un par de trazos en una servilleta, pero esa futura obra llevará un nombre y una descripción, que se transformará en la huella escrita del concepto, lo hasta ahora innombrable.
Mucho se ha hablado a lo largo de la historia y aún más, de una poética del espacio. De hecho, Gastón Bachelard, un filósofo, poeta, físico, epistemólogo francés publicó un libro bajo el título: La poética del espacio. Siempre en la arquitectura habrá un espacio para la palabra y la poesía. En esa intimidad, donde la luz y la sombra marcan sus propios espacios, la poesía es la silenciosa majestad del tiempo. El poeta debe descifrar la soledad de las aguas en la noche y la soledad de la noche en un universo sin fin, como dice Milosz, citado por Bachelard. El lenguaje no tiene fronteras y vivir el espacio en toda su intensidad, también es romper la frontera de los sentidos.
La poética del espacio
Le Corbusier, considerado uno de los arquitectos más influyentes y renovadores de la arquitectura moderna, fue escritor, al igual que el alemán Ludwig Mies Van Rohe, autor de varios libros importantes para la arquitectura del siglo XX. Por alguna razón acuñó dos famosas frases: Menos es más y Dios está en los detalles. Solo con esas pocas palabras abrió un nuevo mundo para la arquitectura. Lo demás sería papel sketch y lo que nunca se borrará de la mente humana por más Chat GPT, la imaginación, creatividad, los sueños hechos realidad, obra, que son la esencia de esta disciplina y del Arte. Una obra arquitectónica es la suma de sus detalles, el programa va abriendo el y los caminos, el arquitecto va respirando junto al paisaje, descubriendo y sumando las peculiaridades de un lugar y su entorno.
Renzo Piano, arquitecto italiano, sostiene que la arquitectura es arte y utiliza la técnica para crear emociones con su lenguaje específico: espacio, proporciones, luz y materiales. Para un arquitecto, sostiene, es como el sonido para los músicos y las palabras para los poetas.
El poder de las palabras en la arquitectura lo hizo explícito el joven arquitecto de Julio César. Marco Vitruvio Polón, hace más de dos mil años, cuando escribió su tratado sobre la disciplina: De architecture y que se conoce hoy como libro de Los diez libros de la arquitectura. Esta enciclopedia de la arquitectura influyó en Leonardo y Miguel Ángel. El poder de la palabra es innegable desde tiempos inmemoriales y no puede faltar en la mesa de la arquitectura. Vitruvio pensó en todo y lo escribió.
La arquitectura, según Vitruvio descansa en tres principios: firmitas, utilitas y venustas, es decir: Resistencia, Funcionalidad y Belleza. Esos tres pilares, tres palabras, rigen hasta hoy día. No todas las palabras se las lleva el viento. En este sencillo y poderoso trío de conceptos se sostienen los formidables puentes romanos, teatros, acueductos, el propio Coliseo, donde se puede sentir el poder absoluto del César y la voz del pueblo, en su estado de multitud y fiesta. Los romanos supieron recoger la herencia constructiva etrusca y la estética griega.
Los pilares de la arquitectura, las viejas columnas griegas, romanas, se fortalecen cada día con nuevas ideas, tecnologías, materiales y planteamientos audaces de los arquitectos del siglo XXI, cuyas obras atraviesan continentes y son las nuevas huellas de nuestra civilización.
La belleza siempre es tendencia
La arquitectura, desde hace siglos hasta nuestros y futuros días, continuará con su insaciable búsqueda, vocación, diría, innovadora y perfección de su capacidad funcional, su atención preferencial por resolver las necesidades de un cliente público o privado, de servicio, y su ineludible sentido de la estética, la belleza que nos han heredado los griegos, por citar un ejemplo. La belleza siempre es tendencia en la buena arquitectura, en el diseño que marca una identidad, un encanto casi indefinible en una obra. El diseño refleja no solo la destreza en el dibujo de un arquitecto, sino la memoria histórica de la disciplina, un viaje por el pasado que tiene como destino el presente y que debiera sostenerse en el futuro.
La arquitectura ya no es el arquitecto solitario en su mesa de trabajo rayando el papel sketch, lo que no quiere decir que hayan dejado de existir, sino que el trabajo en equipo con otras disciplinas va construyendo el nuevo mundo. El talento no se ha diluido, porque siempre estará presente junto a los sobresalientes que suelen brillar en cualquier disciplina y más en una que requiere una dosis artística, imaginativa, poética.
Hay no pocas tareas pendientes, no en el futuro, sino en este presente que no reconoce futuro, pero si lo vislumbra, lo crea, hace recomendaciones y advertencias. El camino aún parece empedrado de algoritmos y no todos conducen a Roma, en el tiempo esperado, ni en la eficacia y seguridad que requiere el tiempo humano. Los grandes ficcionadores Verne, Asimov, Orwell, Bradbury, W. Gibson, P. Dick, exploraron territorios aparentemente inalcanzables, construyeron máquinas desconocidas, robots, desarrollaron tecnologías que parecían sueños, fantasearon futuras realidades, viajaron a otros mundos, vivieron con pasión sus propias utopías, que de descabellados espejismos pasaron con el tiempo a convertirse en objetos materiales, tangibles, llenos de futuro. Los padres de la ficción hicieron de sus vidas como de sus libros, una maravillosa e inagotable aventura, producto de su eterna creatividad. Nos hablaron de la esencia que nos hace humanos y del peligro que corremos de no asumir nuestra función como tal. Nos advierten de un futuro deshumanizado. Hablamos de los años ochenta, una eternidad para la velocidad de los cambios que están ocurriendo, no por nada se afirma que la novela Neuromante visualizó Internet tal como la conocemos hoy.
El británico E.M. Foster, a principios del siglo pasado. imaginó un mundo conectado a una máquina, esclavo a la tecnología, muy parecido a Internet. La radio recién estaba en sus albores y las masas no se rendían aún a ella. Describe un mundo inmerso en las tecnologías, donde el hombre prácticamente termina respirando algoritmos. El relato se llama La máquina se detiene, un divorcio del hombre con el mundo exterior. La ficción de entonces, no más que la realidad de ahora.
La realidad virtual, de la cual disfrutamos en la era del ChatGPT, ya en 1935, Stanley G. Weinbaum, nos relata la experiencia de un científico que a través de unos lentes muy particulares, ve, escucha, toca, huele una película. Las tecnologías y sus diversos servicios, funciones en la vida cotidiana, vuelan, están instaladas en nuestras casas, pero sobre todo vida diaria, son absorbentes, diría, a veces, totalitarias, nos hacen dependientes y tienen historia, porque si bien ahora en las últimas dos o tres décadas las vemos en vivo y en directo, estuvieron en la mente de grandes escritores soñadores del futuro. Arthur C. Clarke, por ejemplo, en 1961, hace más de medio siglo, en su relato F For Frankestein inspiró a Tim Berners Lee a inventar el Internet de cable. Hasta la destructiva bomba nuclear de Hiroshima y Nagasaki, tiene antecedentes literarios. Cabe apuntar que estos científicos e inventores han resultado ser grandes lectores y admiradores de estos notables autores de ciencia ficción.
El hombre es un conquistador de futuros
Dos mil años antes de la era cristiana, los astrónomos egipcios comenzaron a observar Marte, desde ahí existiría la inquietud hasta nuestros días por el planeta rojo y se instalaría la leyenda de los marcianos, extraterrestres, y la información que se tiene cuatro mil años después, aún no revela la existencia de esos seres que las películas y la ciencia ficción literaria ha descrito con lujos y detalles. Un mundo recreado por la ficción sigue en suspenso, Crónicas marcianas, aunque algunos robots se han paseado por Marte enviando información a la tierra, datos, y el hombre se prepara para habitar ese planeta.
El hombre es un soñador, conquistador, creador, investigador curioso, fascinado por la aventura del conocimiento, los viajes, descubrimientos, pareciera no tener límites y siempre piensa en un más allá. Es capaz de inventar su propia y nueva realidad.
Lo que se ha demostrado en la historia de la humanidad, es que el hombre es un gran aventurero y la imaginación es uno de sus mayores atributos a lo largo de su breve existencia en la tierra. El conocimiento, su actitud, resiliencia, búsqueda constante para alcanzar un mayor bienestar, son valores contenidos en su naturaleza íntima, esencial. El hombre siempre ha mirado hacia el cielo y ha querido volar con sus propias alas, sueña con vivir en otros planetas. La literatura, la ficción, ha logrado cada uno de los objetivos fantásticos del hombre. El hombre ha construido una infinidad de máquinas y para algunos hoy la humanidad vive un período esplendor, largamente soñado, den las nuevas tecnologías que permiten un mejor desempeño a la ciencia y algunas disciplinas en general. El hombre avanza y, a veces, no sabemos bien del todo, hacia dónde. Toda aventura tiene sus riesgos. Nadie duda que el potencial de la Inteligencia pareciera ilimitado, que estamos, tal vez, a un paso de entrar en una dimensión desconocida, pero que los riesgos también son conocidos.
Amigo Lector, no conviertas la magia en un salto al abismo.
DEL SORPRENDENTE EPILOGAR DE LA IA
La IA siempre va un paso adelante de nosotros y no se va a conformar con un papel segundón, la orquesta del mundo virtual está para ser dirigida. Ya tiene una directora, una suerte de Alondra de la Parra, elogiada como lúdica, distendida, colorida nada de ortodoxa, muy próxima a la cultura popular y de masas. Un referente internacional, una estrella poseedora de la virtuosidad de la varita mágica musical. En mis palabras, es un espectáculo Alondra, ella baila con sus músicos, se convierte en una nota infinita con todas sus repercusiones. La IA comanda y dirige su propia orquesta en la era digital. De sus silenciosos procesos, mejorando el rendimiento, la marcha de los dispositivos, dio un salto exponencial hace muy poco. La IA generativa comenzó a transformar la forma en que actuamos con los dispositivos, un cambio, dicen los especialistas, que impactará en nuestra manera de vivir, pensar y trabajar. La IA generativa se ha desarrollado a través de la WEB y la nube, lo que disminuye su fiabilidad, velocidad y acceso abierto, entre otras limitaciones. La IA redefinirá el papel del PC, tal como ocurrió con Internet, y el usuario será más que un consumidor, un creador de contenidos.
En este momento se está rediseñando la arquitectura de los ordenadores para crear nuevas y más potentes máquinas hasta convertir la PC en un "asistente personal inteligente" que protegerá la información, mientras trabajamos en ella. La seguridad, tan desvirtuada, será uno de los principales objetivos en esta nueva era.
Y ya hay buenas noticias respecto del Chat GPT y se estima que ha aumentado en un porcentaje importante el rendimientos de las personas, como la velocidad y la finalización de los trabajos se ha hecho más expedita. Las empresas que están revolucionado el trabajo con la IA generativa han puesto en marcha las tres E claves: enfoque ético y estratégico. La aspiración de estos cambios es pasar de una herramienta digital a una máquina innovadora, propulsora del ingenio creativo humano.
Le desamos la mayor de las suertes al futuro.
Rolando Gabrielli2024
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