- Un laberinto ciego, otro kafkiano, en Praga
Praga, la mágica leyenda navega sobre el Moldava, festeja y homenajea a estos dos buzos del aire: Franz Kafka y Jorge Luis Borges. En la ciudad de Kafka, el tiempo es un ejercicio continuo, Franz dobla la esquina con su bicicleta y rema Moldava abajo, literatura de otro siglo, el checo propuso el futuro. En esta nueva ruta del siglo XXI, en el convencionalismo de las nuevas horas, el porteño Jorge Luis Borges, le acompaña en esta Bienal, donde escritores checos, argentinos y eslovacos, redescubren el mundo kafkiano y borgeano. Lugar emblemático, sitio de encrucijada, para dos iconos: Praga, Praga, ciudad del futuro, cuyo pasado es tan remoto y vasto, como los siglos venideros. Kafka y Borges no nos dejaron dudas, que su presencia eran sueños, lenguaje para mañana. Un mundo traspasado por la existencia misma, una metafísica del "espanto", ese guiño irreal de la modernidad. Novelista de la trascendencia imposible, le llamó Sartre. Todo calificativo es un aproximativo, resulta inútil para el checo, un símbolo de un presente continuo, Borges no está traducido al checo y Kafka poco se conoce en checo, más bien en alemán, idioma en el que escribió la literatura que mandó a quemar. El siglo XX ardería en llamas, sin que se cumpliera el deseo de F. K., pero el mundo sería kafkiano. Borges fue el primero en intuirlo en idioma castellano y tradujo el clásico de La Metamorfosis. El escarabajo que aun ronda en nuestros pensamientos, es Kafka. - Borges camina en el laberinto de Kafka y el checo se mira al pasar en el borroso espejo ciego de Borges, pero aun así permanecen unidos por el lenguaje. Praga y Buenos Aires, tan hermosas y heridas, profundas en la lejanía se miran en la proximidad metafísica de estos universales escritores. Qué lejos se fueron a encontrar, què próximos estuvieron siempre.
- Siento que mi futuro camina por Praga y Buenos Aires.
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DOS
ALLÁ EN ALCALÁ DE HENARES, GELMAN PREMIO CERVANTES
A la poesía hoy se premia, como fuera premiada ayer y a un antes en este histórico Paraninfo donde voces muy altas resuenan todavía. Y es algo verdaderamente admirable en estos Dürftiger Zeite, estos tiempos mezquinos, estos tiempos de penuria, como los calificaba Hölderlin preguntándose en Wozu Dichter para qué poetas, dijo el poeta argentino Juan Gelman al recibir el Premio Cervantes en la tierra de Don Miguel. El autor de Gotán, trazó el mapa horripilante de la mortandad infantil por hambre y enfermedades todas evitables...Pero ahí está la poesía, de pie contra la muerte, sentenció. Gelman es un poeta del dolor, del exilio, amor, de la patria, los hijos, amigos perdidos, y su palabra no tiene fronteras, rescata la vida oculta en la muerte anónima. El Cervantes premia a un Quijote de la poesía castellana, que montó en el Rocinante, el jamelgo fiel de la poesía para cumplir con un deber ético, humano e irrenunciable como descubrir y conocer el paradero de su hijo y nuera asesinados por la dictadura argentina como el de su nieta Macarena, hija de Marcelo Gelman, dada en adopción y que se ve en la foto con su abuelo Gelman ) Por eso enfatizó ante los Reyes de España y académicos: "Las heridas aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero. La memoria es memoria si es presente y así como Don Quijote limpiaba sus armas, hay que limpiar el pasado para que entre en su pasado. Y sospecho que no pocos de quienes preconizan la destitución del pasado en general, en realidad quieren la destitución de su pasado en particular."
Se instaló en Alcalá de Henares, tierra quijotesca, con sus muertos y 3o mil desparecidos argentinos, la memoria intacta de quien afirmara poco antes que seguirá viviendo y morirá en México, sin adelantarnos la fecha por supuesto. Larga vida a Gelman y a su poesía, un sobreviviente de los campos de exterminio de Campo de Mayo, ESMA y otros.
Arrinconando por el mundo, Italia, Francia, España, Nicaragua, Estados Unidos y por fin afincado en México, recordó que para aliviar y calmar su espíritu errante exiliado y atormentado por no poder regresar a su patria, recurrió a las lecturas del Hidalgo Caballero, aquel de las aventuras sin par, de amores imposibles y pasar sencillo.
Parte importante de su discurso lo centró en Cervantes y su obra maestra, el Quijote de la Mancha, cuyo autor, dijo, "inventó la primera novela moderna, que contiene y es madre de todas las novedades posteriores, de Kafka a Joyce. Y cuando en pleno siglo XX Michel Foucault encuentra en Raymond Roussel las características de la novela moderna, éstas: “el espacio, el vacío, la muerte, la transgresión, la distancia, el delirio, el doble, la locura, el simulacro, la fractura del sujeto”, uno se pregunta ¿qué? ¿No existe todo eso, y más, en la escritura de Cervantes?" Gelman dijo que coincidía con las palabras del historiador y filósofo "Juan Carlos Rodríguez, que el Quijote es una gran novela de amor. Del amor imposible. En el amor se da lo que no se tiene y se recibe lo que no se da y ahí está la presencia del ser amado nunca visto, el amor a un mundo más humano nunca visto y torpemente entrevisto, el amor a una mujer que no es y a una justicia para todos que no es."
Del país que será, venía Gelman arecibir el lauro más importante del habla castellana, el Nobel del Cervantes, y siguió diciendo de la poesía, su verdadero oficio: "Hay millones de espacios sin nombrar y la poesía trabaja y nombra lo que no tiene nombre todavía."Esto exige que el poeta despeje en sí caminos que no recorrió antes, que desbroce las malezas de su subjetividad, que no escuche el estrépito de la palabra impuesta, que explore los mil rostros que la vivencia abre en la imaginación, que encuentre la expresión que les dé rostro en la escritura. El internarse en sí mismo del poeta es un atrevimiento que lo expone a la intemperie. Aunque bien decía Rilke: “lo que finalmente nos resguarda / es nuestra desprotección”. Ese atrevimiento conduce al poeta a un más adentro de sí que lo trasciende como ser. Es un trascender hacia sí mismo que se dirige a la verdad del corazón y a la verdad del mundo. Marina Tsvetaeva, la gran poeta rusa aniquilada por el estalinismo, recordó alguna vez que el poeta no vive para escribir. Escribe para vivir."
El juego en que andamos
Por Juan Gelman
Si me dieran a elegir,
yo elegiría esta salud de saber
que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir,
yo elegiría esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir,
yo elegiría este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
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