martes, agosto 11, 2009

EL RITUAL DE UN CLÁSICO





Los cables de las agencias internacionales, recogen el alpiste, muchas veces, de las informaciones, declaraciones, conferencias, informes. Durante cuatro años trabajé como Corresponsal Extranjero en dos países y en ocasiones se usan pinzas y se atiende a un público lector masivo y además, lo referente a la cultura, suele ocupar un suspiro dentro de un lead y de unos cuantos párrafos que le siguen como perros sin amo. No siempre es así, mi deber como periodista ha sido encontrar la médula de la narración y el destino último de los hechos y las palabras. Comunicar el contenido y el contexto, el sentimiento corporal del lenguaje, y si de poesía se tratara, el canto oculto de la voz del poeta.
Supongo que la Conferencia fue magistral, 50 años estudiando a Neruda, no es para menos, Loyola autor del libro las Obras Completas de Pablo Neruda ( 1999-2002), dijo algunas cosas ya conocidas de este poeta que sigue entrando con su espada y palabras a las habitaciones de la poesía.
Por Google, me enteré que era más leído que Shakespeare, o mejor dicho el más leído en la red, un long bestseller de todos los tiempos, y siempre he sabido que el YO con mayúscula domina su poesía, aunque está el Neruda de la materia, las cosas, las piedras, los continentes, los ríos, el mar, el político que tanto disgusta a algunos, el social, el que habla por el Otro.
Hernán Loyola, con quien conversé de paso unos minutos bajo la Casa Central de la Universidad de Chile un día sin nombre, ha dicho en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que la vigencia de Neruda lo convierte en un clásico como Cervantes, Shakespeare y el Dante.
El Yo de Neruda abrumaba a muchos poetas, como Lihn, Parra, y la poesía anti de Nicanor, se explica por ese distanciamiento del YO nerudiano, que Loyola calificó en su ponencia intitulada: Pablo Neruda de la modernidad a la posmodernidad del siglo XX, como una escritura "desfachatadamente egocéntrica".
No se ve nada nuevo bajo el sol nerudiano de la Conferencia, al menos, lo que enseña el cable: Neruda un poeta total, dice Loyola, sin duda, no soy el único tal vez que lo he señalado en Los Cien trajes de la poesía nerudiana y otros artículos escritos desde hace más de dos décadas, porque el vate de Isla Negra respira, piensa, define, elogia, critica, canta, nombra, sobre todo nombra, funda, bautiza, toca y denuncia.
Y desde su Yo más feroz e íntimo, corporal, visceral, sustancial, que le respira asimismo, en Residencia en la Tierra, con ese poema memorable, Ritual de mis piernas, Neruda toca fondo en su propia médula poética. Es un YO intransferible. Pareciera tan vasto e incomensurable como sí mismo, pero es el YO de todos los cuerpos humanos. Es la especie en su abismo, contemplando el vacío, la soledad, el abandono, la ausencia, sublimando el cuerpo de la mujer, la belleza que se apodera con su imagen y recuerdo. ¿Cuánta espuma en una misma playa intocable?, me pregunto. La ausencia que adquiere presencia en sí misma. Cuerpo y carne de lo que carece de representatividad física.

Largamente he permanecido mirando mis largas piernas,
con ternura infinita y curiosa, con mi acostumbrada pasión,
como si hubieran sido las piernas de una mujer divina
profundamente sumida en el abismo de mi tórax:
y es que, la verdad, cuando el tiempo, el tiempo pasa,
sobre la tierra, sobre el techo, sobre mi impura cabeza,
y pasa, el tiempo pasa, y en mi lecho no siento de noche que
una mujer está respirando, durmiendo desnuda y a mi lado,
entonces, extrañas, oscuras cosas toman el lugar de la
ausente,
viciosos, melancólicos pensamientos
siembran pesadas posibilidades en mi dormitorio,
y así, pues, miro mis piernas como si pertenecieran a otro
cuerpo:

Hernán Loyola, reconoció en su conferencia que Neruda logró atravesarse así mismo y llegar a los otros, para convertirse en un clásico. Pienso que Neruda estaba completamente seguro de lo que hacía y como su poesía giraba en un eterno círculo concéntrico con espirales que ascendían y viajaban por una misma ruta hasta encontrarse en sí mismas. Ese "juego tan eficaz y que le ocasionó todos los éxitos con sus lectores", no le agradó a Nicanor Parra, quien vio en ese lenguaje, la gran trampa de la arena movediza, donde Neruda fijaba su gran poética materialista. Parra necesitaba el aire de la Cordillera de los Andes para su asfixia asmática y poética, y comenzó a romper el eslabón o a ser él, el eslabón perdido para una nueva poesía. Parra se transformaría en el más nerudiano de los antinerudianos. La poesía de Neruda y Neruda mismo, pesaba como el material volcánico, ancestral de la Cordillera y la masa oceánica de Chile. El poeta metáfora no ha dejado de hablar con sus materiales más íntimos y universales, con la "retórica insalvable del amor". Neruda pasó a ser un lugar común de la universalidad. 20 Poemas de amor y una Canción desesperada es el referente del lector común y corriente, el Folletín de Amor del siglo XX, y Loyola lo califica el bestseller absoluto de la poesía lírica del siglo XX.
Todos los escritores queremos que el mundo cambie, se transforme, la literatura es un proceso en y hacia esa vía. No es realismo socialista, ni surrealismo francés, sino una visión humana de un mejor destino, propio de la condición humana. La literatura es la expresión de una época y nunca permanece estática, ni puede asociarse a esteriotipos o a sueños etiquetados. Neruda no descansó en ese objetivo, con su palabra pública, social, política, comprometida, con su visión de América y del mundo. Le tocó un mundo convulsionado, erosionado y al fin de sus días se fue escuchando el grito de los fusilados. Whitman vivió una etapa de la gran construcción y formación de Estados Unidos. Los poetas son vitrinas psicológicas de su tiempo y memoria también de un pasado que les alimenta con su historia.
Neruda participó en su época y tiempo, no sólo escribió el Canto de sí mismo, porque nada le fue ajeno, ni meramente referencial, circunstancial, y destaca en él, su poesía, un americanismo profundo, pero también su chilenidad, si eso responde de alguna manera a una identidad que nos convoca de Arica a Magallanes, sin caer en el patriotismo, chovinismo. La larga figura de un Quijote estremecido por terremotos y trazado en una geografía desmembrada.
Poeta total y esencial, como sus Odas elementales. Escribir sobre Neruda es también repetirse, caer en su trampa poética de volver sobre sus temas, porque el mismo dijo que había escrito un sólo poema en su vida.
Hernán Loyola, de acuerdo con el cable de EFE, se refiere también al Neruda de sus últimos días bajo la dictadura de Pinochet. Los días de su agonía y en especial a su muerte, que le otorga la simbólica frase, que Neruda libró su última batalla ideológica después de muerto. Debe referirse el ensayista, al cortejo de Neruda por las calles de Santiago flanqueado bajo las bayonetas de los Carabineros de Chile y a La Internacional Comunista, cantada por sus camaradas de partido. Neruda daría muchas más batallas como animita popular, como poeta en los foros, referencia obligada, icono, vocero de un Chile silenciado. Sólo su ausencia hablaría por el poeta, incomodaría al stablishment de la dictadura.
Loyola, en parte de su conferencia, sostiene que no ha surgido otro escritor del calibre de Neruda comparable a Shakespeare, Cervantes y el Dante. Pero "sí hay gérmenes interesantes, entre ellos, Roberto Bolaño", sostiene y anuncia. Bolaño que es parriano, a todo esto.
Loyola tira una carta como si el camino de la poesìa y la narrativa hubiese concluido su ciclo, y traduzco una cierta dosis de desesperanza porque nada nuevo se ve en el horizonte, nos dice. Es cierto que los bestseller abarrotan de sandías agrias los mercados.
Con Neruda no termina la poesìa, con Parra naciò una nueva, sin embargo, los ciclos siempre han existido, como las estaciones: hojas verdes, amarillas, sin hojas y flores. La poesía chilena y del habla castellana, afortunadamente ha tenido màs alas. Y vendràn nuevos poetas a hacer su verano. Parra se ha sobrevivido fìsica y poèticamente. Los homenajes dicen, recuerdo: cumple, 70, 80, 90 y 95 ahora el pròximo 5 de septiembre. Parra sigue con la guitarra en la mano.
Rolando Gabrielli©2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

Està interesante el artìculo, especialmente pensar que hubo y habrà un Neruda y un Nicanor ,
y no uno u otro, la clàsica dicotomìa de las preferencias o las posturas polìticas que invalidan
el quehacer del acto poètico.
Ademàs el nombrar bolaño tambièn decìs que hay literatura luego de estos grandes,
y eso es poner por sobre el narcisimo de los autores , la hegemonìa del lenguaje,
ùnica herramienta necesaria para la producciòn poètica.
En definitiva se trata de quièn fluye con màs cintura en ese ORO.