sábado, marzo 11, 2006

Yo no sueño el sueño


















Yo no sueño el sueño,
el sueño es la realidad
que tú sueñas, amor
y me haces soñar.
Rolando Gabrielli2006

viernes, marzo 10, 2006

¿De qué Huye la Sombra?

¿De qué huye la sombra,
si no tiene nombre
y su cuerpo se ama asimismo?
Rolando Gabrielli©2006

miércoles, marzo 08, 2006

NO HAY DENVER SIN DENVER


Denver es un cristal
ciego en la memoria.
Denver, qué digo,
montaña de hilos nevados.
Denver respira, digo, tus pasos,
son mis largas horas.
No hay Denver sin Denver.
Rolando Gabrielli©2006

EL BLOG EN LAS ULTIMAS NOTICIAS DE CHILE

http://rolandogabrielli.blogspot.com Domingo 5 de marzo de 2006

"La historia de Rolando Gabrielli, el autor de este blog, tiene un antes y un después a partir del 11 de septiembre de 1973. Un antes normal, el de un periodista joven que trabajaba en su país. Y un después nuboso, el de un periodista joven, errante por el mundo y que terminó anclando en Panamá. En su bitácora, Gabrielli, nacido en 1947 y titulado en la Universidad de Chile, refleja su vida de escritor y poeta. Su sitio es como un cofre transparente en la que su obra está guardada, pero al mismo tiempo a disposición de los ojos de todos". Las Últimas Noticias de Chile.
LOS BLOGS, PEQUEÑOS DIARIOS GLOBALES
Los blogs o bitácoras son objeto de atención de expertos en medios de comunicación social y marketing a nivel internacional. Representan un sentir de millones de personas y enlazados en la red suman más. Surgieron, como todo, de la incomodidad y de un malestar por la información fraccionada, irregular, atomizada, falsa, marginal, que hacían los medios impresos y oficiales de la realidad. Todo lo demás es ficción. Hoy los blogs son tomados en cuenta en algunos medios y también por las empresas publicitarias. Suman millones y cada día un enjambre de nuevos bloggers crecen en la red sin frontera. No todo lo brilla en los blogs es oro o sirve para mejorar la información actual. El ego, la falta de conocimiento, improvisación, ausencia de creatividad, superficialidad, entre otras cosas, le impide a algunos hacer aportes al mundo de la información. Junto con los blogs, ha surgido también una manía por filosofar acerca de esta nueva e impactante herramienta de llegar a las personas común y corrientes y a los grandes medios, siempre y cuando estos abran los ojos. Algunas empresas han comenzado a dedicar horas y dinero a investigar la tendencia de los blogs. Eso no es nuevo. Existe un nicho para los blogs en el mercado. De hecho ya están actuando. En este sitio comentamos sobre literatura, arte, cine, periodismo, arquitectura, poesía y la marcha del mundo, con textos de época. Nada de lo que esté ocurriendo en el planeta puede ser ajeno a un blog y a un comunicador verdadero, con principios. El periodismo está cambiando en sus formas de presentacón con el uso de las nuevas tecnologías e instrumentos digitales, pero la creatividad, libertad, la verdad, nunca pasarán de moda en esta profesión. En esta oportunidad quiero referirme al circulado tabloide de Chile, Las Ultimas Noticias, un matutino de la cadena de El Mercurio, quien se ha hecho eco de mi blog y ha escrito la siguiente nota impresa y en Internet el pasado domingo 5 de marzo. Rolando Gabrielli©2006

lunes, marzo 06, 2006

DETRÁS DEL REFLEJO

DEL ROJO


Del rojo,
púrpura bermejo,
rojizo carminoso
escarlata,
rojinegro cielo,
tus dos labios rosas.
Rolando Gabrielli©2006

domingo, marzo 05, 2006

¿HOLLYWOOD SUEÑA POR TODOS NOSOTROS?

No seamos más superficiales que Hollywood, Hollywood es una invención de Hollywood. Hollywood son las letras blancas en ese feo pedazo de imitación de montaña de Los Ángeles. Las letras doradas viven en la fe de la imaginación de los actores y tienen forma de estatuillas manchadas de oro, barnizadas, que anualmente 50 escogidos se llevan para sus casas como el éxito más grande de sus vidas.
¿Hollywood tiene sueños o fantasías? ¿Hollywood es tan superficial como un sueño de pie o es una estrella dormida en el sueño de un relámpago? ¿Hollywood sueña por todos nosotros?
Hollywood puede ser una fábrica maravillosa de superficialidades, inventora de mitos, modas, una industria infatigable de reproducir, ficcionar la historia sin fin, la que vivimos diariamente, sucedió o imaginamos del futuro, para felicidad y terror de nosotros mismos. Una formidable caja de Pandora de efectos especiales. Hollywood puede acostumbrarnos a su realidad. Los oscares descienden de la rama del ego humano, una necesidad sospechosa de afianzar su propia actuación. No hay nada excepcional este año en el Kodak Theatre, a no ser que lo parta un rayo. Y podría venir de la montaña de Wyoming. Y Hollywood, no dejará de ser Hollywood.
¿No sería ilusionarnos con la realidad de Hollywood? Rolando Gabrielli©2006

Sartini, la orquesta del Yo


Yo, Juan Sartini, de edad mediana, ligeramente escéptico (con razón),-así me defino, para empezar-, no creo en nada a primera vista, voy más bien al grano. No deambulo, es lo que quiero decir, voy a lo que voy. Busco aterrizar de una vez. Avioneta de un hangar conocido. Ni un centímetro a la ambigüedad. Prefiero usar el silencio, pero no dar paso a la duda. Corto rápido, engancho y sigo. Sartini, fírmalo. Simple, un mensaje claro. Como el cloroformo. Uno se va especializando, aunque resulta mejor si es espontáneo. Todo lo hago en primera persona. No sólo se va al baño de manera personal. O se hace el amor individualmente. Abrocharse los zapatos es otra operación solitaria y algo ridícula. El sueño es un acto de reciclaje de uno mismo en otro lugar y tiempo. Una manera de llegar a escenarios distintos y personas diferentes, reproducir la otra realidad. Un acto del yo sucesivo. Y así. La vida con intermediarios, no sólo es aburrida, sino un acto propio de comerciantes. Son infinitos los actos del yo, lo dice Sartini. En un jardín cubro la posibilidad del yo. El círculo, el reflejo vital de la luz sobre la flor, la espina y la tierra, una pequeña tijera maestra del orden natural de mis manos y sentidos. El verde yo, la humedad yo, sol yo, tierra yo.
El yo liviano, metálico
Me gusta hacer recomendaciones muy puntuales. Todas en primera persona. No olvides, Sartini, me reafirmo en el yo. Es muy aburrido acercarse con un preámbulo, una elipse verbal, mirar en el otear. Digo, como partir una conversación con un paréntesis. Un cine mudo entre dos. Ahí entro yo, Sartini, y desnudo la escena. Paños menores, una batita de nada debajo del aire sobre la leve frágil humanidad, etéreo espectro corporal. Una frase gancho, pero afirmativa. “Esto no es así” Deslumbrant. ¿Cómo será entonces?, se piensa del otro lado. No es truco plástico verbal, sino decisión. “Yo pienso que estás equivocado”. Por ahí rompo. La esencia del yo primero. Descontrol. Firma: Sartini. Sólo un débil por qué se escucha en el eco interior del otro lado. Y la segunda duda ya está abonada en el aire. Yo soy el control. Yo que no necesito mucho, me adueño de la atmósfera. Yo manejo algunas frases clisé para desarmar. Un intento subalterno para descarrilar el vagón. Es lo que llamo el fortín intermedio, esa defensa ligera, montada en la indecisión. Yo la derrumbo finalmente con un fresco” : no tienes razón, olvídalo”. Y después cambio de tema, que se sepa, este es Sartini. Después varío aún más difumo el tema como si nada. Ejerzo el yo, de liviano en liviano, a sólido, tumbando todo el aire, sin respirar, autónomo. Cambio de escenario, espero unos segundos, esos que no dan derecho a nada y remacho como en el tenis frente a la red. Pelota segura. Match Point. Digo: tú no sabes nada de la vida y agrego ligero de cuerpo, esponja, supremo en la indiferencia, déjalo por mi cuenta, olvídalo. Así voy acumulando frases como escombros, residuos, en la vía. Sobras, sombras, ojos de luz. Yo le digo de manera expedita, sin dudarlo, siquiera, esto no es como tú dices. Descoloco. Ni soñarlo. Presiono. Ni lo pienses. Simplemente, no. Me gusta verlos pestañear con cara de gagos, descifrando el interior de sus gargantas secas, trancadas. Hundidos en el gesto. Con el ademán del pataleo, tal vez, después de la soga. Ahogados. El hombre no avanza, se engarganta. Da gusto mantenerlo en el gorgogeo, placer de la parálisis. Es una satisfacción. Es muy diferente aún yo seco, metálico sin tropiezo, como el mío yo. Yo dudo de lo que dices. Yo te escucho, pero no te oigo. Yo lo doy por un hecho sin saber que me dirás. Yo no tomo en cuenta nada de lo que me dices, aunque fuera cierto. Yo lo doy por un hecho sin saber que me dirás. Yo si te creyera, me estaría engañando. Yo, sin saber lo que me vas a decir, ya sé de que podrías hablarme.
Es una exquisitez ver esos rostros descompuestos, avinagrados, amarillos. Plop, plop, plop, se escucha un apagado rechinar de dientes. Muelas, caen encías, paréntesis sin espaldas, saturados de aire viejo, vaciados. Para que me comprendan mejor, yo los veo venir, los dejo mejor dicho, acercarse, que se vayan enfocando, los aguanto, mido con la mirada y me dispongo con el yo como un alfiler frente a un globo y reviéntoles el día, como si llegara la primavera. La crisma se queda en el aire. Me gusta ese sonido. Lo siento. Me llega. No voy a mentirles. El pequeño estruendo, casi apagado fuelle, se me instala en un resoplido divertido. Yo le digo que es mejor no decir nada, callarse para empezar. No es original, ni novedoso, ni personal, pero prudente Es detenerse en medio de la calle y torear el viento. Un yo abierto y nos abrazamos al riesgo. Es dejar la espalda al viento y sus sombras. Un rumor de botellas que se soplan y crecen gordas, deformes, turnias, sonrojadas, tibias y enseñan sus caderas en las veredas bomboncitos azules, violetas, platinados. Yo corto esa volada con una clásica mirada de aire, quieta, inmóvil. Es lo que no viene, ni sucederá. Abstracto el tiempo como un reloj Cucú dañado. Hey, Sartini, ven a tocar tu orquesta del yo. Me parece estar escuchándoles. ¿Son débiles o qué, me pregunto? La orquesta del yo es personal. ¿No lo sabían? Aplaudan esa, les toca a ustedes. No estás diciendo nada nuevo, hey, soy Sartini. Música, pero celestial. Notas para enterrar la nieve de tus ojos. La musicalidad de las hojas que ningún árbol o calendario desprenden. Ese es Sartini también, apúntalo en la página en blanco inmaculada mía. Se va soltando la mano. La palabra en rodadera, cabalgando. No estás diciendo nada nuevo, agrego por las dudas, no vaya a ser que, una sorpresa. Pensamiento lineal. Como una goma. Mascullo, digiero, calculo. Parto de un principio. Yo conozco esas respuestas antes que las preguntas. Hay que obviar lo complicado. Cero explicación. Menos cero duda. Adelante, Sartini. El escenario es tuyo, cómetelo.
Sartini celestial, carnal, casual
Ojos sobre los ojos. La piel respira por ti. Eso no va conmigo, lanzo al aire una frase intocable, de utilería. Recíclala. Corto, me gusta cortar. Adivinen. No iré a la vendimia. Que quieren, es mi música. Esa la toco yo. Tal cual. Me importa un bledo que no se suban a mi escalera. No tiene peldaños para ti. Enróscate la frase en la oreja y asimílatela. ¿Ok?. Así, simple, resuelto. Lo que es directo, van con su papel de calco incluido. Es la orquesta del yo. Actúa en solitario. Todo en una sola voz. Sartini en redondo, vertical, una sola línea. Como lo pongan. Cuando, no. Cuadrado. Una sola esfera. Estudio mis salidas y entradas. Cero error. Sí, cumplo con mi palabra. Soy Juan Sartini, no importa donde nací, sino dónde volveré a nacer. Ahora ciudadano del mundo, perdido en mi propia orquesta del yo, en pleno concierto, eso sí, mezcla de dinosaurio y koala, dragón y oso perezoso, tigre y cóndor, siempre en vuelo. Con todo el desierto del mundo por delante. Sin abismos más que los aconsejables abismos de la orquesta del yo. Que se monten en sus chácharas, vocalizaciones de turno, sordinas de abogados, iletrados, y no dejen un sonido por fuera por sonar y para seguir sonando. Demonios, no escuchan, es la orquesta de Sartini. un sólo de sólo. Todo el pentagrama para el yo. No es prefacio, ni colofón, es todo el epitafio de Sartini. Vocación del yo, sobre vivencia, cero despliegue en el escenario, ni un gramo al aire, se devuelve la palabra bumerang con el peso del viento. Hay que saber como hacerlo. Es algo diferente. Muy distinto. No es el colorido, más bien la mixtura del verbo, los silencios acompañados de un gesto que no perdona y se exige en la definición, sobre la raya final, esa que guarda el tic tac del corazón. Uno atrapa la mariposa, el cuerpo en la mano y le roba por un momento el color y la luz luego la libera de nuevo en el sueño, donde el hueco de la mano construye su pequeño camino, la palabra. Sartini, soy yo, ¿alguna duda?. La frase y pregunta muletilla, no sólo aburren, desquician, sino abortan cualquier diálogo, y abonan en la silueta perfecta del yo de la orquesta de Sartini. Es una frase en su reinado, la belleza del ego, una institutriz de un efímero cetro de provincia. La palabra sigue con su cola de sal el rumbo del mar, al vela de la noche, su arena blanca que cae entre los dedos, las manos de Sartini, la isla domada en un antiguo ocaso. La tarde anaranjada, el sol fijo, aún pestañeando el tiempo que le queda, su reflejo en el horizonte infinito, la ciudad está clara, bañada en su luz. Sartini lo ve todo, presiente, es piel, dardo, sueño, el pensamiento reflejado en el alto cristal de la nada y su reflejo en la antesala de la futura sobre. La orquesta del yo a todo vapor, velas hinchadas por si los vientos no acompañan y siempre lo hacer. Al Sur, al Norte, la asimetría perfecta. Sartini construyendo una circunferencia al revez. No le teme a la tierra que siga girando y se la lleve mar.Y viene la orquestación ligera de un aire a otro aire, la palabra, resopla el verbo. En medio de la circunferencia, una verborrea calculada horada el círculo y lo traspasa en lo esencial. Se inunda el área restringida del aire, que es su vacío. El monólogo es la esencia de la orquesta del yo, Sartini se prepara en la solemnidad de la palabra sobre el frontón a medida que el silencio avanza. Se rebota una y otra vez, sonríe, la palabra viaja en su sombrero incógnito, único, salvajemente solitario. Sartini feliz, tocando la orquesta.
Del verbo copular
Sin afán, pero sin dejar de ser Sartini. Cada nota en su momento, sin tregua. A lo Sartini, que se sepa. Puntos y comas. Es como descodificar el cuerpo y el delito. Compartirlo consigo mismo. Apropiárselo en una esquina y llevarlo a casa, sin tiempo, o como si lo hubiera, pero nada importante. Hola Sartini, subiendo las escaleras. Yo hablo con quien quiero y me place y lo sigo, guío en la orquesta del yo. No lo dude nadie o no habría Sartini. Lo que ibas a decir, no tiene importancia. Sí soy Juan Sartini, nací en algún lugar. Se muestran los colmillos incisivos en el esmalte amarillento y ya son más que palabras, porque la encía está en juego. Todo el gesto facial. ¿Me entiendes?
Roja la encía retiene el verbo como una sandía. Jugoso artificio de la palabra. La clave está en enseñar los dientes. El mordido se siente en el aire. La garganta huye al lobo. Hasta el error tiene alguna exactitud. Verbo arena. Sartini en el campo de juego. Lanza en ristre: Edad Media. Caballero solitario. Saliendo del puente, a todo trote. Lo detiene el beso de una Dama. El aire, la lanza, el sueño, el castillo que deja, el templo hermoso de la bella. Sartini en la pradera con su estandarte, la palabra. Yo soy Sartini, quién me niega. Desafía. Corroe el verbo, golpea. El enemigo cae. Saltan las corazas, el aire es hierro maltrecho, cuerpos desolados, honor descompuesto. En la Edad Media se muere cada día en algún campo de batalla. La orquesta del yo de Sartini es eterna. Toca y mueve el pentagrama sobre los monasterios, entre las viejas tabernas, sopla sobre las incipientes catedrales, donde se esconde todo el miedo de Europa. El reflejo pálido de un vitreaux lo mueve a reflexión dentro del yo de Sartini. Deja la bestia caminar lentamente. Es todo el tiempo de la Edad Media. Los siglos que vienen Sartini los envuelve en futuro y arroja hacia adelante. Sigan, yo soy Sartini, tiene el camino ancho. Vayan. La Bella sube al anca de su caballo y le pide, llévame a casa, el verbo está por copular.
Todos los caminos conducen a Sartini. Una loba lo espera en las aguas mágicas de la Fontana de Trevi. Sí, ahí en la cittá eterna. Roma no estaba construida con los retazos inadvertidos del tiempo. Yo, Sartini, defino la silueta de la ciudad. Toco mi orquesta del yo. Todo lo demás pasa, gastado por repetido, sin convicción. Mi inventario es otro, pertenece a Sartini, el ombligo inconfesable de la historia. Un Quijote de cinco estrellas. Sartini, inventario en tránsito, saludaba. No permitía que la ensoñación sobre una supuesta Dulcinea del Toboso, aireara la escena en un lugar equivocado. La orquesta del yo es centro único, volcán, juego invicto, irrelevante, inrrevelable, irrenunciable secreto de uno. No más, Sartini. Imperdonable, inconfesable, insobornable, inconfundible, siempre es Sartini. Parezco escuchar: llévenle el globo rojo a sartini, JS, y no se lo vayan a pinchar. Había convicción ese gesto y recomendación. Silencio de mueca. J de Juan y S de Sartini. Enfatizaba, S A R T I N I. Deletreaba comiéndose las consonantes y vocales, apropiándose de su abecedario en la orquesta del yo, ahí, sublime. Los apellidos aquí se escriben como se pronuncian y asímismo se olvidan, falsifican, pierden importancia a no ser de las grandes familias, tres o cuatro. No hay origen, ni en las sábanas. Suenan al oído y por ahí mismo repican, caen un peldaño, dos alguien los pisa. Algún oído fino recoge y clasifica los nombres, en la aspiradora musical del yo, orquesta de Sartini. Los nombres extranjeros, porque todo lo es o casi, en algún momento, adquieren su propia literalidad, resonancia, y significado. Ya no serán los mismos y si caen en la escritura, dejan de ser. Safrini, Sanini, Sahim, Sampini, y todo esto sin la orquesta del yo, además. El oído juega a su propio resonar. Una traducción intraducible. Caracol de su laberinto. Sar sin Z, no viene de Rusia, ni tiene que ver con abedules sembrados en la nieve frente a los ojos chiquitos de Stalin. Los que Napoleón vio firmes, de pie, una y otra vez, frente a los cadáveres amontonados de sus tropas ante Moscú.
La piedra deja rodar la mano
Y el monólogo le rodaba las vísceras, a su eterna orquesta del yo, sin disfrás, ni , máscaras. La distancia crecía en el boomerang de un tiempo australiano, sin distancias, lejano por sólo serlo, arbitrario, de pampas, patagonias, nieves, montañas, grandes lagos y hielos. Hasta allí llega el paisaje, confín de sueños y de un mismo fin. Sartini no lanza la primera piedra, ni esconde la mano, la deja rodar en el camino. Libertad en la orquesta del yo, y absoluta. Firmelo, es Sartini. Made in Sartini. Sartini no se fríe en aceite como un pescado. La tarde se freía en un aceite avinagrado, era otra cosa. Paisaje reciclado. Sin la orquesta del yo, imposible. Un ambiente pagano, de cielorrasos eclesiales, carpas con aclamaciones, gritos, alabanzas, que el mismo cielo clasifica en sus aleluyas. JS, ante todo. Se interrogó en su suspenso del yo orquestado, en el vacío de la calle, recordó que ningún puente se concluía aún. Sin fin, ni principio, un extremo sin embolo. Ahí a tocar la orquesta del yo frente al mar, sin orillas, para no encontrarse con la equivocada. ¿Sartini es verano o invierno? ¿Qué importancia tiene para la orquesta del yo?, se doble interrogaba en la respuesta del yo. Se extendía la tarde, el día, y con ella Sartini sobre la azotea de un edificio más edificios, ese paisaje que se frena asimismo y dialoga com osi fueran hermanos de un mismo silencio. Dados cargados sobre el cemento empujados por unas cervezas frías brillantes al sol matinal. Cervezas exiliadas. Cervezas de la mano de la orquesta del yo, bien orquestadas. Los dedos sienten el frío de la lata, el sol se detiene un instante entre el sorbo que cae lento y lo que viene después sobre el rostro de la mañana picando entre las nubes que viajan en el ancho cielo. Sartini está en pleno concierto del yo, bajo los reflejos estelares del sol. Azar oblicuo, la vista muda de paisaje, y la orquesta del yo naufraga en solitario a sus propios ritmos, cadencias, sin artificio, natural, como el verano permite. Sartini melancólico sobre las azoteas, la ciudad a sus pies, intocable en el ruido ancestral. Es el otro espacio, de todos y de nadie. El crepuscular del día que viene. Un aire largo a la orquesta personal. No es de aquí solamente el paisaje, sino de allá y más acá. Son los viejos violines de Sartini. Il mio violino, en un sol que no termina de caer. Clave sol, mi sol favorito. La gran orquesta del yo en su máxima expresión de cuerdas. Se sienten leves las cicatrices como si viajaran dentro de un árbol. Es un nombre, lo sé,escrito mucho antes de nacer. ¿Son tus yemas o mis yemas?Tarde que tarde es cuando es tarde inevitable. El yo suma en su orquesta, las azoteas no impresionan a nadie, jardines de cemento, unas cuantas plantas y flores, soportan el vacío. Espacios, que a mí llegan. Se sientan a escuchar la orquesta del yo de Sartini en concierto. Las horas en su límite ciego. Alguien se lanza al vacío. Eso siento. Es verano, tres años después. El viento desprende unos pétalos. No estará sólo quien haya pensado lanzarse al vacío. En cualquier lugar del mundo. Un puente puede ser también el principio de unión con el más allá. Son pétalos color viento. No me he puesto a pensar en sus colores, sino verlos desprenderse de la azotea y lanzarse vacío. Un domingo puede ser. Día espléndido en un final de finales de semana. Es la gran orquesta del yo con su violín del yo, cerrado, apoyado en la mejilla del aire, pasos para otras cuerdas. Sartini es Sartini. Es su orquesta la que toca el yo más íntimo. Su globo soplado al aire sin estallar lento asciende. Es copa alzada, triunfo de la orquesta de Sartini, arriba. Se vio el manchón en el cemento- Una luz tenue sin reflejar más que el espanto. Un garabato y su significado. La crónica roja escribirá sobre el espanto su propio espanto. Yo dirìa con mi orquesta de Sartini, que por fin el cuerpo entró en comunión con su silencio. Un destino apresurado bajó de la azotea antes de tiempo. Súbito, irrevocable final. Elaboraría un mapa personal con todo su abecedario. Un pasaporte azul, dijeron los diarios, entre sus pertenencias. La crónica roja no cambiará el color de esta historia.
abril/mayo 2003/marzo 5, 6, 7 del 2006. Rolando Gabrielli©

Panamá quiere tocar el cielo

Panamá quiere tocar el cielo con los dedos de sus torres de 50, 80, 102 pisos, la más grande de América latina y que mirará al océano Pacífico, solemne e irreverente desde esta pequeña ciudad cosmopolita de poco más de un millón de habitantes, ubicada en el centro de las Américas. El Istmo, atravesado entre el Sur y el Norte, es una franja muy codiciada, un lugar de oportunidades reconocido por el ojo mágico de Carlos V de Alemania y I de España, hace más de cinco siglos. Si al emperador no se le ponía el sol en su imperio, no era cualquier observador frente a la posición geográfica privilegiada de esta bisagra de las Américas.
Simón Bolivar le asignò a Panamá un papel similar al Corinto griego, mientras que Francia intentó construir un canal y fue Estados Unidos, quien finalmente llevó a cabo esa empresa al vencer las enfermedades y la naturaleza. Panamá vuelve a ser centro de esta moneda viajera del mundo y experimenta un notable boom en la construcción de modernas y altas edificaciones, que han comenzado a modificar aún más la silueta de la ciudad. Crecen como hongos en esta pequeña Manhattan latina y son centro de atención de compradores de Estados Unidos, Europa, Asia y América latina. Es un comienzo en una ciudad que con 236 edificaciones altas, ostenta el récord en cuanto a esas edificaciones por centímetros cuadrados. Panamá se va alegre hacia el cielo de la mano de los arquitectos y de la demanda inmobiliaria en un sitio seguro, con mar, más barato de Estados Unidos, Europa y Asia, de área dólar, con clima tropical alejado de huracanes, tornados y terremotos. Un tiempo de excepción en un país que invertirá 10 mil millones de dólares en la ampliación de Canal y que fue escogido por Chile y Singapur para ser plataforma para la reexportación de sus porductos. El abanico es más amplio, porque el istmo cuenta con una vieja y rica historia comercial y de servicios martítimos, bancarios y la mayor Zona Libre de Comercio del hemisferio occidental. Singapur no alcanza a los 700 kilómetros cuadradados, tiene poca agua, no posee tierras cultivables, ni otras ciudades, pero es el puerto más grande del sudeste asiático y exporta 300 mil millones de dólares. Si bien comercializa unos 18 mil millones de dólares hacia Estados Unidos, comienza ahora a mirar a las Américas a través de Panamá. Es el país del futuro que ha cuadriculado los recursos en su territorio de bolsillo para el bienestar de sus habitantes. La arquitectura es sorprendente, vanguardista, aplicada a las condiciones climáticas y a la densidad de su población, que supera en unos 2 millones de habitantes a la de Panamá, que aún no alcanza los 3 millones. Fue una antigua base militar británica y hoy transitan diariamente 600 barcos por su puerto. Panamá llegó a tener decenas de bases militares norteamericanas en su territorio y 14 permanentes hasta el fin de los Tratados Torrijos-Carter. Tiene una de las principales vías de intercomunicación marítimo de América hacia Europa y Estados Unidos. Ha creado una enorme expectativa el paso que han dado comercialmente Panamá y Singapur dos pequeños gigantes marítimos estratégicamente ubicados en el mapa mundial y con experiencias en el manejo y transporte de mercaderías alrededor del mundo.
Panamá no mira en vano el cielo. Todas las religiones conviven pacíficamente en el territorio canalero y es fácil ver a judíos, hindúes, pakistaníes, musulmanes. Vestidos con sus trajes y atuendos típicos por las calles, entrar a sus templos. La mayoría es católica en Panamá, pero están a la vista las Sinagogas, Mezquitas, el Templo B`ahai de la India, y ahora ha comenzado a erigirse el mayor templo del país de la religión de los Mormones de Utah, en la ex zona de Canal a un coste de 12 millones de dólares. Los templos conviven en Panamá, y a veces comparten un mismo Dios . Hay más religiones, Hossana, Bautistas y seguidores de Buda. El Templo B´ahai está en una colina y domina la ciudad. Cuando se ilumina en la noche, su cúpula brilla como un diamante y en los atardeceres con la puesta de sol se transforma en una envidiable postal sacada de Las Mil y una Noches. ¿Dios está más cerca de Panamà? Dios es panameño, dicen los panameños, un país con mínimas tragedias naturales, sin conflictos políticos intestinales, que apuesta a la diversión, alegría, al día a día. El futuro en Panamá pareciera pensarlo dos veces antes de entrar por sus dos mares o aduanas. Todo es hoy. Mirar hacia atrás, ni para coger impulso, sostiene un sabio y reeptido dicho popular. veo pasar a mochileros y mochileras de Estados Unidos, Canadá y Europa, desprendidos de sus propios dáis, descomplicados por el Istmo, bajo un sol radiante, alejados de todo conflicto, penetrados por la magia de sus descubrimientos, bajo la sombra de la naturaleza y un sol canicular. Pantalones cortos, barbas, el aquí y ahora. Los más de 100 mil chinos, forman otro paisaje típico en Panamá. Son adoradores de los modernos y brillantes casinos refrigerados, tipo Las Vegas. Panamá tiene más casinos que Londres. El azar es algo más que un habitante en el país, forma parte del estado de la conciencia nacional. Chinos y panameños se la juegan todo el tiempo cada día de sus vidas. Los grandes salones refrigerados con sus titilantes y ruidosas maquinitas de monedas, el Black Jack, o la ruleta, parecieran competir a la hora de las oraciones. ¿Son templos de una distinta adoración? ¿Dios se la juega ante esas almas que levitan en el azar? ya están los planos para un nuevo casino en las proximidades del Hipódromo y a unas cuantas cuadras de uno de los cementerios de la ciudad. Es la ley del mercado. El cliente sabe a que lugar entrar.
La arquitectura es una de las activividades, combinación arte-técnica, más globalizadas y en una afiebrada revolución impulsada por los nuevos materiales y el diseño, como la apuesta de grandes capitales a la construcción de Iconos. Las grandes ciudades tienen sus iconos y siguen creando lugares espectaculares, únicos, atractivos para sus habitantes y visitantes. Fue Frank Ghery quien abrio esta nueva dimensión ala arquitectura con el diseño del exitoso museo vasco Guggenheim. Vivimos una época claramente marcada por estas edificaciones, verdaderos templos del magnetismo, adoración, contemplación, sitios para ser recorridos una y otra vez, instalados y fundados por el simple espectador. Panamà perdió su Icono en los planos hace algunos años. Se esfumó el proyecto más ambicioso: La Torre Generali. En una esquina de una de las principales avenidas de la capital se iba a levantar la majestuosa torre en la majestuosidad de su propia estampa y tiempo, ese silencio, instante único, que saben vivir e imponer las edificaciones con personalidad y que nacen para ser ellas mismas. Las torres bajan la vista para mirarse la estructura y sus vosceras. Sus ojos saben de otras alturas y su cuerpo arquitectónico, de los vientos, descifran en la soledad de sus largas noches como viajan las inmóviles estrellas a través de la luz. El cielorraso no les impide soñar más alto.
Son los dioses de titanio, acero, hierro, cristales, los que se erigen ante nuestros ojos en las grandes y pequeñas ciudades. Inmóviles, aparentemente, visitados, viejo rito cumplido en otros tiempos ante las pirámides, templos incas, aztecas, mayas, en las antiguas impensadas civilizaciones que adoraban la piedra, un monolito, sus propias cavernas. Son las nuevas carpas en el desierto de la conciencia humana, devociones de un mismo cielo inalcanzable, paisajes ancestrales recuperados en el futuro. Nos convocan cada día a un espectáculo y también a una razón estética cuando el arte conjuga la realidad deslumbrante en estos nuevos altares.
La construcción de edificios altos, hangares de sus propias alturas, es una epidemia global. Panamá sube unos escalones más en dirección hacia el cielo. Más que dobla la apuesta, en verdad. El Istmo es tránsito, paso, un camino, ya lo han dicho los cronistas de su tiempo y de otro, del nuestro, nosotros. Hombres, mercancìas, plantas, especies, a uno y otro lado. Tres ciudades en una y una cuarta construyéndose a paso de magia y dólares, tecnología en el litoral costero, cuya hermosa bahía espera ser saneada para dar paso a la nueva ciudad. La ciudad se seguirá soñando. Es uno de los proyectos humanos más interesantes, esenciales, necesarios, forma parte de la vida en sociedad.
Lo que ocurre en arquitectura en Panamá, es una tendencia mundial de las ciudades que tienen la oportun idad de desarrollar nuevos y modernos espacios. Confluyen en el Istmo varios proyectos de envergadura, lo que hace mayor las expectativas para una parte de la población. El Canal ya trajo una bonanza de impacto global durante el ancimiento de la república y esta podría ser una nueva expansión imortante. No sólo se construyen iconos en países ricos como Dubai, Estados Unidos, Japón, China, Australia, España, sino en Santiago de Chile y Panamá, como hemos dicho. En la capital chilena ya se puso la primera piedra de un mega proyecto de hoteles, torres, comercio y mall por un valor de 400 millones de dólares. El argentino César Pelli, que ha construido edificios emblemáticos en Estados Unidos y en el mundo, ha diseñado la torre de 57 pisos, la más alta de Chile, país de grandes y continuos terremotos.
La tendencia es una sóla: hacer más ciudad. La tecnología que se utilizará en Chile es la misma que se empleó para construir Las Petronas, en Kuala Lumpur, Malasia. Con esa tecnología se erigirá Planetarium, dos torres de 72 y 82 pisos, respectivamente, en Panamá. Los arquitectos son globales: Renzo Piano construye en Londres o Estados Unidos, Calatrava en Valencia o Nueva York, Pelli en Chicago o Chile, Ghery en España, Estados Unidos, y todos en el mundo. Existe un gran espacio global, sin duda, para hacer más ciudad. Rolando Gabrielli©2006

sábado, marzo 04, 2006

BELLI, EL NERUDA IBEROAMERICANO 2006


Carlos Germán Belli, poeta peruano, acaba de obtener el Premio Iberoamericano Pablo Neruda, que otorga Chile anualmente, en homenaje al autor sureño de Residencia en la Tierra. Belli, es autor de una coherente, continua y original obra poética, iniciada hace casi medio siglo, donde destacan libros como, El pie sobre el cuello (1964), Sextinas y otros poemas (1970), El buen mudar (1987), Salve, spes (2000) Oh, Ada cibernética y En las hospitalarias estrofas (2001), En alabanza del bolo alimenticio (México, 1979), Asir la forma que se va (Lima, 1979), Boda de la pluma y la letra (Madrid, 1985). El jurado internacional, un jurado presidido por el ministro de cultura chileno José Weinstein eintegrado por el argentino Juan Gelman, la mexicana Margo Glantz y el chileno, Pedro Lastra, privilegió unánimemente la obra de Belli por sobre Nicanor Parra y Gonzalo Rojas, dos poetas chilenos y candidatos favoritos al lauro nerudiano. En buen chileno, diríamos que se quedaron con los crespos hechos los famosos y laureados Rojas y Parra, candidatos al premio Nobel de Literatura.
La Sextina y Otros poemas, es un libro que me trae muchos recuerdos porque fue la primera nota de crítica literaria que edité en mi vida, en la revista chilena Cormorán, por encargo del poeta Enrique Lihn. Carlos Germán Belli es un poeta excepcional en nuestra América, raro, mezcla juglar de la tradición, clásico de cuño, barroco de sí mismo, un facedor (hacedor) de poemas que le arrancan la cabeza al león de la poesía en su misma selva, maraña del lenguaje que el poeta nos descifra. No es un desconocido, sí un poeta oculto y de culto, detrás del espejo mirándonos.
Por eso no me sorprenden sus recientes premios, como el José María Euguren 2004, que desconocía, que otorgan en Nueva York. Cosas veredes, Sancho. Belli es un poeta culto que cultiva la palabra, la tradición, que moderniza el viejo y aparentemente gastado verbo y trabaja la sonoridad, el ritmo, una poesía que de vieja hace nueva con su propio lenguaje. Oscar Hahn y Pedro Lastra, poeta y profesores universitarios chilenos en Estados Unidos, formaron parte del jurado, que en justicia premio a Belli con su libro La miscelánea íntima. Ambos académicos chilenos conocen muy bien el oficio, a Belli, la poesía peruana y Hahn, en su propia tradición, es un pariente de Carlos Germán Belli, sin duda. Isaac Goldemberg y Miguel Angel Zapata conformaron parte del jurado del premio de Poesía José María Eguren, que Belli recibió en Nueva York en el Instituto Peruano de Cultura de esa ciudad, el cual lo patrocina. Si bien no conocemos poema alguno de esta nueva entrega de Belli, no dudamos de su oficio, originalidad, búsqueda permanente, trabajo de lenguaje, humor, la palabra detrás de la palabra. El jurado se pronunció de esta manera: “Un libro raro que mezcla la tradición y la modernidad en un contexto distinto: su fervor consiste en la resistencia de la lengua ante el arrebato del tiempo y la memoria, y su dificultad deviene en una transparencia gratificante, justamente en estos tiempos de falsas oscuridades y desarmonías”. Belli es un poeta de métricas, verso ajustado, el mismo se califica de un experimentador de endecasílabos y alejandrinos que se repite hace 40 años. Su oficio e inspiración, nos dice del amor familiar, el amor a secas, cierta angustia, mis experiencias burocráticas como empleado del Senado peruano, la obligación de trabajar en dos o tres oficios a la vez. La escritura fue una suerte de catarsis. El poeta, autor de Oh, Hada Cibernética, una palabra que descubrió en los diarios en los sesenta y se enamoró de ella, tras la revolución tecnológica, mientras América latina era un horno social.
Más cerca de la alquimia, reconoce, que la química, aunque vivió con su padre farmacéutico esa experiencia. Considera que pernocta con su propia intimidad, esa voz interior que todos tenemos y el poeta suele recrear en la palabra, el poema. Estos versos, que incluimos de su libro premiado, ya publicado, La Miscelánea intima, nos recuerdan al poeta chileno Jorge Teillier: "Sólo es mío/ el país que se halla en mi alma./Entré sin pasaporte /como en mi casa". El poeta dueño de nada, sólo de sí mismo, sus palabras. La nostalgia adivinada en el futuro que es pasado. Poeta de la búsqueda Belli, en la tradición de abrirse paso con el lenguaje en la sociedad, nos dice que: creo que con los medios con que aún nos expresamos hoy, o con los medios tecnológicos conocidos o por conocerse, habrá siempre personas sensibles que darán cuenta de las nuevas realidades o los nuevos mitos. Ese es su trabajo, un hombre de la tradición poética en la modernidad. Heredero de Rubén Darío en la rica poética peruana. "Estoy identificado con la tradición poética peruana que empieza con nuestra renacentista Amarilis, se prolonga con el modernista Manuel González Prada, y en el siglo XX se profundiza con la pléyade antes citada, a la que me permitiría incorporar a Martín Adán. En relación al parnaso español, alguna vez quisiera escribir como Francisco de Medrano o como los de la Generación del 27. Desde luego, esto es pedir muchísimo, y decirlo por añadidura resulta una cosa digna de un naif. ” Deudor también del surrealismo, pero en su propia línea, asimila ismos, vanguardias, las convierte en la modernidad asfixiante de su humor negro, de época. Belli, que se ha apartado del poeta de todos los tiempos de Pedrú, César Vallejo, como Nicanor Parra lo hizo de Neruda, para sobrevivir en su propia palabra.

LOS ENGRANAJES
A Enrique Molina
Por ningún lado puedo mirar aúnlos modales del engranaje finos,aunque más día y noche aquí los busque entre miles de máquinas flamantes, que la fábrica cada rato engendra por aligerar el trajín del globo; mas en vano ya fuera si acaso descubriera acá en la vida el perfecto engranaje codiciado, tarde sería para ensamblar todo, que como piezas sueltas,del cuerpo y alma cuánto quedaría. Estas grandes máquinas ya dos siglos sus invenciones nunca ceder quieren, ocultando a los austros celosísimas la cerúlea mecánica que giracada sin fín tornillo del planeta,bien de hierro inoxidable, bien de carne; y a quién elegirán éstas que esquivas son hasta la muerte, más que vírgenes bellas pudorosas, guardando bajo tutelares níqueles el pubis del piñón, que no engrana con desdentada rueda.
Así me paso día y noche siempre, tentando por doquier de coronarlos actos cotidianos intrincados,y alguna vez en el mundano vientrede un simple mecanismo entrar feliz para alimentar yo también al globo; y si andando los años, las tuercas mías no embragaren nada, cómo quedaré, ¡ay Dios!, desconectado, más mísero que bruto, piedra, planta, quienes ufanos viven, cada cual cuán seguros en sus reinos.Ya poquito siquiera engargan tarmea la invisible rueda de los astros, al fin a la par del tornillo aquel, que nace, vive y muere inoxidable, suavemente cual amarilla seda, por ordenanza de los cielos ciega; pues soy acá cuán célibe, aguardando que algún herrero engraneun borde mío al hemisferio ajeno, para que vuele, corra o nade al fin, entornillado yo al aire, tierra o aguas. Así sea.


POEMA
Nuestro amor no está en nuestros respectivos y castos genitales, nuestro amor tampoco en nuestra boca, ni en las manos: odo nuestro amor guárdase en un pálpito ajo la sangre pura de los ojos. i amor, tu amor esperan que la muertes e robe los huesos, el diente y la uña, esperan que en el valle solamente tus ojos y mis ojos queden juntos, mirándose ya fuera de sus órbitas, más bien como dos astros, como uno.

EL AVISO LAS SEÑALES
Yo espero una bengala de avisotantas veces he escrito la clave en un papel la he grabado sobre un grano de arena con la fuerza del hambre iluminado por un haz de luzcomo cuando cruza un navío delante de los acantilados o se incendia de repente la carpa del circo en la noche oscura cuando arrojan a las tribus antiguas hacia las alamedas de yacimientos de hulla y los tigres inclinados al borde de los estanques electrizan con su piellos menudos ojos de los peces es así que yo espero un silbido de aviso entre arroyos con mimbre y la opulencia de una hilera de mesas de nochey o te busco en todos los rincones con una fogata para alumbrar los vidrios y ver las señales mágicas de tu vaho cuando no te dejan cruzar el umbral del puente de mi río o no me dejan seguir en los caminoslas líneas secretas de las rocas de tu valle
. Rolando Gabrielli©2006

Oscuro no es

Oscuro no es
el poema,
sino la sombra ciega,
la luz con que la palabra
juega.
Rolando Gabrielli©2006

jueves, marzo 02, 2006

CINEBLOGUEANDO...La burbuja de los oscares


Marzo es el mes de los Oscares y el domingo será un día de película global para Hollywood, desde el Teatro Kodak, sede del mayor evento anual de la cinematografía estadounidense. Cada año una sorpresa, algo anunciada, con enigmas, suspenso, pero un show cuyos resultados se van perfilando mucho antes de la ceremonia oficial. La Academia tiene un libreto previamente organizado.
Este año la gran estrella será la Coca Cola Blak, y en los primeros 30 segundos de su comercial, dejará una nueva sensación, el placer de la mezcla del café con una nueva bebida, en 35 millones de norteamericanos y otros tantos alrededor del mundo. Un híbrido en el centro de Hollywood, con todas las de ganar el Oscar del consumo. 30 segundos, 1.7 millones de dólares, impacto total. Se deslizará Coca Cola Blak por la gloriosa mágica alfombra roja del Kodak Theatre. Aparecerá en pantalla Coca Cola Blak en total tres minutos y 45 segundos. Suficientes para rodar su propia película en la psicología nacional del consumo. ¿Serán afortunados los que tengan en sus manos una cada día? Cuando éramos estudiantes universiatrios, ya habíamos inventado la Coca Cola Blak, porque para pasar la noche en vela, tomábamos Coca Cola con café. ¿Cómo no se les ocurrió antes, me preguntó, algunas décadas depùés? La Academia señaló el camino publicitario de este año al batir el récord en millones de dólares que no ha revelado aún. Son 15 grandes anunciantes en los oscares y en esta 78ava. edición, también American Express estrenará su comercial. No hay anuncios de cine, la gran paradoja del evento o simplemente no se cuenta dinero en la casa del banquero. Es el año de Brokeback Mountain y Capote, entre otros filmes ya exhibidos en la con algún éxito de taquilla, aunque Hollywood ha visto mermar estos años la presencia a las salas de cine. Los organizadores de esta premiación decidieron restaurar el Teatro Kodak y abandonar la tecnología, por una visión retro, antigua. Roy Christopher, el antiguo diseñador escenográfico de los oscares, hizo el gran cambio al pasado, al antiguo esplendor de Hollywood, la época dorada. Un telón del ayer de los ayeres, para un siglo XXI lleno de efectos especiales. El viejo paraíso de la meca del cine en Los Ángeles, espera a Brokeback Mountain (8 nominaciones), Crash y Good Night, and Good Luck, (seis candidaturas cada una). El Oscar a la Mejor Banda Sonora, compiten un candidato español, Alberto Iglesias, y un argentino, Gustavo Santaolalla. Iglesias fue seleccionado por su trabajo en The Constant Gardener y Santaolalla por el suyo en Brokeback Mountain. Además los mexicanos Rodrigo Prieto y Emmanuel Lubezki aspiran al Oscar en la categoría de mejor director de fotografía por su trabajo en Brokeback Mountain y The New World, respectivamente. Munich, está nominada también entre las cinco mejor películas. La suerte ya está echada. El libreto detrás del libreto, en la pantalla del èxito, la jornada de la burbuja de Hollywood, la fiesta Ópera Prima, dorada del celuloide, a punto de estallar frente al teatro retro. ¿Todo tiempo pasado fue mejor? ¿Hollywood no es sólo futuro? ¿Los oscares son una burbuja? Publicidad, divino tesoro
. Rolando Gabrielli©2006

Sésamo


Sésamo: ábrete
o ciérrate.
La larva se hizo mariposa.
El tiempo vuela.
Rolando Gabrielli©2006

Qué estás leyendo?


Qué estás leyendo, me preguntó hace un par de días? Buena pregunta. Además, pensé, de lo que escribo, diarios, correos, el vicio heroico de la poesía y tu corazón gitano indescifrable. Leo las estrellas, la mano del viento Sur, los crucigramas que alguien me escribe y borra. Leo el silencio de las palabras que no diré. Salí del paréntesis y respondí: Sergio Pitol, Los Mejores Cuentos. No se ahondó màs en el tema, y decidí escribir una nota.
En el extenso prólogo-presentación, el escritor español Enrique Vila -Matas, devela la escritura lúdica, personalidad de Pitol, y se mimetiza con el autor, a quien califica de amigo y maestro. Son 38 páginas de pitoladicción, desde su pimer encuentro iniciático en Varsovia, Polonia, agosto del 73, hasta el inicio de este prólogo en sus primeras palabras: Sergio Pitol está durmiendo en estos momentos en su casa en Xalapa.
En ese encuentro polaco, que se prolongó un mes, cuando el destino era Alejandría, Egipto, Vila _Matas, nos aproxima a este sorprendente narrador mexicano, Premio Juan Rulfo y Cervantes.
Xalapa, significa en el lugar del manantial sobre la arena, donde Pitol sigue soñando con sus vivos y muertos, la frágil frontera de la realidad.
Pitol fue diplomático en los paìses de Europa del Este y París, lector feroz, traductor y de un humor contagioso, muy superior al de los funcionarios que debió acompañar, me imagino en esas largas sesiones donde es difícil ubicar las cosas que no sea en el silencio o detrás de la pared. Había leído la Mujer en el espejo, de Vila-Matas, su primer libro asesino, como lo califica, porque no tiene puntos ni comas, asfixiante, agrega y considera que su amigo Pitol sobrevivió a la hazaña de esa infame lectura intoxicante. Pitol, no se quedaba atrás, y lo presentaba a sus alumnos como un hijo que veía de Barcelona. Pero a la casa del diplomático azteca, también venía como visitante un hijo natural de Lenin, que hablaba muy bien el español con claro acento mexicano, porque había pasado un verano en Cuernavaca. El hijo de Lenin, describía lugares que no conocía, y sólo a los 12 años se enteró de quien era su padre. Narra Vila-Matas, que después agobiado por el peso de la historia, necesitó huir y ahí fue cuando aprendió a hablar español con acento mexicano. El hijo de Lenin resulto ser un hábil conferenciante y el éxito de sus palabras consistía no buscar una explicación tradicional a las respuestas que esperaban las personas. La libertad, por ejemplo, no existe, les decía a unos presos. En un centro de sordomudos, acotaba que el poder de la palabra es puro engaño, una falacia total. El hijo de Lenin, le dijo un día Vila-Matas, que el don de la palabra había perdido a su padre. Sólo cuando dejó Varsovia, en el aeropuerto, supo que el hijo de Lenin no era más que un invento ficcional de Pitol. Los personajes reales pueden llegar a convertire en cuentos, fue la lección del mexicano, según el escritor español. Ya su maestro le había sugerido sobre el hijo natural de Lenin, a quien le negaba ser miembro del KGB, como creía Vilas-Matas, que ocurre que " parece un personaje salido de un cuento sencillo, pero es sólo en apariencia un cuento sencillo." También los personajes de Chejov parecen sencillos y sin embargo no lo son, redondeó Pitol. Para Vila-Matas, esa frase le hizo pensar por primera vez que él podría escribir un cuento.
La narrativa de Pitol, resulta que dicen sus amigos escritores, Villoro y Vila-Matas, no busca aclarar sino distorsionar lo que mira. Y fue en Varsovia nuevamente, en un café, que surgió una nueva historia. El objeto de la acción literaria, el viaje ficcional, fueron las tres personas que conversaban en la mesa de al lado. Comenzaron por asignarles un rol a cada uno. Pitol, cuenta Vilas-Matas, de pronto se fugó en su propia fábula y considerar que el trío
era mexicano además de representar uno al maestro, alumno y su esposa. La fabulación contuò en el trío de la mesa de Pitol, diciendo que el maestro era un escritor cuya literatura se frustró por haberse casado y para vivir publicaba cualquier cosa. El joven era su discípulo y el viejo escritor veía en él su propio espejo del fracaso. El maestro intentaría de persuadirlo intentando crear inumerables problemas entre la pareja. Cuando la historia parecía llegar a su final, relata Vila-Matas, la mesa de al lado los sorprendió más allá de la ficción. Oigan, dijo el supuesto maestro, "quiero decirles que no estamos sordos, que lo hemos oído todo perfectamente. Les felicito por haber sabido divertirse tanto con nosotros". Pitol negó que los personajes fueran mexicanos. Dijo, son bolivianos.
Después de relatar unas búsquedas domiciliarias frustradas del sitio de nacimiento de Proust y de una librería, Vila-Matas sigue mezclando los encuentros con Pitol y su vida literaria, narrando la personalidad literaria del autor mexicano. Lo compara con los españoles exitosos de su época, faltos de ética, soberbios, engreidos en su mayoría, acusa. "Sólo pueden ser generosos aquellos escritores que, dentro de su humildad kafkiana, advierte Vila-Matas, pero conocedores de su sosegado y suficiente talante de hombres de letras, no temen que nadie pueda hacerles sombra. Eso, reafirma, los hace desprendidos. Su literatura no depende de lo que hagan los otros, sino lo que escriban ellos. Saben que no serán peores ni mejores porque escriban cosas infames o sobresalientes." Una verdad absoluta, pero no sólo arrastra a esos escritores que él denuncia, sino a muchos otros, a veces, a una gran mayoría, más aún en la actualidad, azuzados por el mercado y unas cuantas pequeñas glorias de celofán.
Y sigue el peregrinaje de sitio en sitio y país en el prólogo. Caracas, 1998, 19 de agosto. Buscaban un museo y era inencontrable. De pronto Pitol le preguntó a un negro de casi dos metros de altura, si conocía la dirección del "pequeño museo" Uy, tú estás más perdido que el hijo de Lindnbergh, respondió el negro. Lo que sorprende es el desconocimiento de Vila-Matas acerca de la anécdota, porque este dicho está muy enraizado en el Caribe y se conoce en Panamá como en Venezuela. Lindbergh fue un piloto y héroe, cuyo hijo fue secuestrado y asesinado. Pero, ambos escritores siguieron ficcionando la realidad y aprovecharon de perderse, y "volver a uno de los sueños más recurrentes de Pitol: ir de excursión con sus padres, perderse de pronto y hallarse en un entorno hostil y tenebroso". Vila-Matas, en estas revelaciones de su maestro, sostiene que Pitol descree de los decálogos y las recetas universales para llegar a ser escritor. La infancia, los libros preferidos, intuición, todas las experiencias, conducen al escritor a puerto seguro. Entiende Pitol, la literatura como una república de las letras en libertad. Leía a Tolstói, Gombrowicz, Witkiewicz. Faulkner, James, Schulz, entre otros. Rolando Gabrielli©2006

BROKEBACK

BROKEBACK
Silencio de la palabra,
crujir de pañuelos,
espaldas o
dioses,
agujeros negros,
luz helada que pudre el viento.

Rolando Gabrielli©2006

miércoles, marzo 01, 2006

Marzo, dirás


Marzo, dirás,
el secreto está en mis alas,
calendario roto,
un día,
serás página gloriosa.
Rolando Gabrielli©2006

martes, febrero 28, 2006

TAZAS AMARILLAS A LAS 10
Hoy se juntaron alrededor de mi escritorio y de la computadora tres tazas amarillas. Cuando las vi, ya era tarde, me habían sorprendido. Fui a la cocina para ver, averiguar si alguien había dado la orden de pintar de amarillo la mañana. También fui con el secreto deseo e interés de saber si quedaba otra taza del mismo color. Si tal vez un azar superior las ponía en mis manos. Miré por una de las ventanas de la cocina y las hojas amarillas venían del bosque sobrevolando en su propio aire. ¿Un anuncio? Cerré los ojos y cayó un otoño lejano, una estación que no veía hace años. Estaba frente a una estación ferroviaria y era el último pasajero. El viento arrastraba las hojas y el tiempo. Tú no existías y quizás nunca existirías. La imagen permanece, pero decidí mirar la pared de la cocina donde se cuelgan en un mueble de madera la tazas. No noté nada extraordinario. Recorrí unos pasos con la vista la pieza del lavadero y el orden me asombro, el olor a una fragancia de detergente de manzana. Me aseguré en otros cajones y recovecos de la cocina antes de pensar que ocurría con estas trillizas yellow.

Separé la primera taza y descubrí los bordes negros que deja el café, los que los sorbos y los labios no alcanzan a borra. Al menos supe que había hecho con esa taza en algún momento de la mañana. La segunda, aún conservaba los restos de huevos, y hacían más intenso el amarillo, denso diría dentro de la propia taza. Una manera distinta de habitarla. Destinarle un uso real, no tan líquido. Especulo nada más. Resuelto el segundo caso. La tercera taza, que posiblemente se sentía algo abandonada ante mi inspección rigurosa, presentaba las claras pruebas del Quaquer Otmail en su versión apple. ¿Me estaría volviendo niño o anciano, me pregunté? Fue una manera de cercarme al tiempo real. Mi cumpleaños había transcurrido hace sólo seis días y febrero 28 se sopla a una nueva hoja llamada marzo. ¿Qué color tiene marzo?(En Chile es color de hormiga: todos los impuestos, colegios, los gastos caen como una lluvia negra que después pasa una aplanadora de calles sobre el pobre contribuyente doliente estrujado definitivamente.) Es un paréntesis. Como Que me conformé en parte porque había llegado a algún lugar, el origen aparente de este despiste donde aparecieron las tres tazas piolas. Recuero a mi severo padre: quién rompió el jarrón, preguntó. No era amarillo, pero era frágil ante el desorden de la infancia. Y él mismo se respondía: Nadie. Ahí no quedaba su respuesta, y decidía resolverla con una paliza de padre y señor nuestro trasero ardiendo bajo su cinturón endemoniado, como esas fustas de huaso de campo que azotan a los caballos. El aire caía a pedazos enrojecido, mudo, ardiente.
Esta vez el ejercicio con las tazas amarillas fue otro. Dejé que el primer aroma y sabor de la mañana se instalara como una simple taza de café negro, sin azúcar, como me enseñaran un marzo de intensos colores. Cae el primer sorbo que enjuaga los labios y combina el sabor con un queso holandés. Ya la mañana va tomando una presencia real. La brisa sobre la ventana es presencia de verano. Martes de Carnaval. No hay otra razón de vivir en el aquí y ahora en el trópico. Mixtura de lo inefable, el café, de lo líquido a lo sólido, con el queso, sigue su curso esta mañana a las 10. El día se reconoce asimismo en el pequeño placer del café. La escena de la mano sobre la primera taza se vuelve a mi memoria. La primera taza amarilla se va disolviendo entre sorbos y el teclado, todo en automático aparentemente. El algún lugar del cuarto queda camuflada entre carpetas, libros, objetos, el olvido.
Esta vez el ejercicio con las tazas amarillas fue otro. Dejé que el primer aroma y sabor de la mañana se instalara como una simple taza de café negro, sin azúcar, como me enseñaran un marzo de intensos colores. Cae el primer sorbo que enjuaga los labios y combina el sabor con un queso holandés. Ya la mañana va tomando una presencia real. La brisa sobre la ventana es presencia de verano. Martes de Carnaval. No hay otra razón de vivir en el aquí y ahora en el trópico. Mixtura de lo inefable, el café, de lo líquido a lo sólido, con el queso, sigue su curso esta mañana a las 10. El día se reconoce asimismo en el pequeño placer del café. La escena de la mano sobre la primera taza se vuelve a mi memoria. La primera taza amarilla se va disolviendo entre sorbos y el teclado, todo en automático aparentemente. El algún lugar del cuarto queda camuflada entre carpetas, libros, objetos, el olvido.
Unos huevos a la copa a media mañana, pan, otro sabor, textura, la cuchara, el metal, esa vieja imagen de la infancia de tras de los propios ojos y el silencio inmenso. Amarillo en lo amarillo. Se van yendo las horas en el teclado. Queda la taza amarilla en su segunda versión, estacionada en algún punto invisible de la habitación. Prácticamente borrada. No sé a qué sentido corresponde esconder un objeto, hacerlo invisible, sacarlo de la vista. Simplemente la taza A y B no existen para la C, y para ninguna combinación posible entre el terreno “no me di cuenta que estaban aquí”.
La tercera o C, amarilla, llegó para lo salado. El sabor espeso, dulzón del Quaker de manzana, el toque preciso para terminar la mañana inadvertida, ligera. El tiempo nos ha vuelto a ganar la mañana. Llega la hora del almuerzo sobre el mediodía tropical. Las palabras se diluyen en el ordenador, volátiles, van desapareciendo de la pantalla. El trópico es caliente en todo momento. (Cálido es un eufemismo de infierno). En verano la brisa es notoria y hace la diferencia. Vuela el retrato de Kafka de mi repisa. El praguense inmortal, como la muralla china, cae de pie y ya no es un desconocido, ni un kafkiano simplemente. Ni para los alemanes, judíos o checos. Hora de levantarse, dice mi espalda. La luz baña el cuarto. El terracota que rodea la ventana contrasta con el blanco hueso. El abanico en el cielo raso gira sin razón o con ella, más bien con aburrimiento y la temperatura tibia, caliente, hornea el día. Me impresiona Kafka vestido a su manera, tan impecable, peinado. Era insobornable el Dr. K con la limpieza y la escritura. La mañana sigue maquillando a su manera el día. Es hora, es hora, siento que la espalda le hace un hueco a mis dedos sobre el hombro en señal de alto. Comienzo a levantarme y a poner en orden el mismo orden. Es cuando en verdad veo las tazas, se han ido sumando, con mis palabras, en esta historia o la memoria no sé. Las recojo y veo en verdad por primera vez y constato que son amarillas ¿Cómo se unieron esta mañana las tres? No responden. Voy a al cocina, pienso en el camino si me traerán suerte en algún momento. No lo sé. Las dejo en el lavaplatos como si fueran santas baronesas surgidas a la luz oscura de algún bosque encantado a la hora del té conversando sobre un mantel rojo, cubiertas de sol.
El misterio seguía, ¿cómo hicieron para convocarse las tres amarillas en un mismo instante? Revisé bien el mueble si solo tenía tazas amarillas. No, todo lo contrario, los colores y dibujos sobraban. ¿Una reunión de tres o conspiración? ¿Qué estaban tramando estas tres mujeres?. Rolando Gabrielli©2006




lunes, febrero 27, 2006

Mujer

Así te plantas, mujer,
bestia adorada,
como un muro ciego,
frontera invisible deseada.
Mi verso inútil,
horada tus costillas,
pero no eres Eva.
Me iré a pecar.
a otro paraíso.
Rolando Gabrielli©2006
¿EL PLAGIO DE UN CÓDIGO SECRETO?


Pareciera que los secretos del Código Da Vinci estuvieran apunto de ser develados, y al mismo tiempo, podría caer el telón para la versión cinematográfica del best seller de Dan Brown. El famoso superventas con 40 millones de ejemplares de la editorial Random House, ha sido denunciado de plagio, por unos historiadores que editaron el libro de investigación Holy Blood and Holy Grail, (La sangre santa y el santo grial), que hace más de dos décadas revelaba que Jesucristo se casó con María Magdalena y tuvieron un hijo, cuya dinastía protegerían Los Caballeros de la Orden de Los Templarios. El juicio en contra de Randon House ya se inició en Londres y se reiniciará el próximo lunes “con la presentación de pruebas”, basadas en una demanda del neozelandés Michael Baigent y el estadounidense Richard Leigh, que acusan violación de sus derechos de autor. Brown es solo un testigo. En opinión de los autores del exitoso El Enigma Sagrado, el Código Da Vinci basa su historia, estructura arquitectónica en las investigaciones editadas en su libro. Por ello exigen 10 millones de libras esterlinas, unos 15 millones de euros, unos cuantos millones más de dólares, para desistir de la acusación. De no ceder a sus peticiones, solicitarán la suspensión de la novela y de la película, cuyo protagonista es Tom Hanks, filmación que se desarrolla en Inglaterra.
El Enigma Sagrado sostiene que Jesucristo sobrevivió a la crucifixión y huyó con María Magdalena a Francia y sus descendientes se unieron a la realeza. Si, fundan los merovingios en Francia, sostiene el Código Da Vinci, y el Opus Dei intenta impedir que se conozca el secreto que el Grial (Santo Grial, sangre de rey) son los hijos de Jesús y Maria Magdalena. Brown sostiene en su libro, que todo lo escrito allí es fidedigno. Ha dicho el autor que es una vieja idea este tema del dios femenino. Son millones las mujeres muertas, sostienen algunos, por la Iglesia católica a lo largo de la accidentada historia religiosa de los últimos tres siglos. El Código habla de anillos secretos como los de la Olimpiada, sostiene que María Magdalena es el Grial en la última cena de Leonardo Da Vinci y además establece una condena clara al “machismo de la iglesia”.
El tema tiene más detalles y muchas otras connotaciones. (“Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris); los primeros seguidores de Jesús adoraban "el sagrado femenino"; esta adoración a lo femenino está oculta en las catedrales construidas por los Templarios, en la secreta Orden del Priorato de Sión -a la que pertenecía Leonardo Da Vinci- y en mil códigos culturales secretos más”).
Lo cierto es que el autor de este super best seller viaja en su jet privado porque no puede seguir firmando los libros en los aviones y aeropuertos, ya que tiene que enfrentar este juicio. Seguramente se han incrementado las ventas del libro al igual que las de El Enigma Sagrado, y las expectativas para la cinta que se exhibirá en Cannes a mediados de mayo próximo. La literatura vive hoy uno de sus mejores shows y tendrá una duración de aproximadamente 15 sesiones en las cortes británicas. No será fácil probar una acusación de la naturaleza presentada por los demandantes. No porque no les asista alguna razón, sino porque, “expertos en leyes de protección de la propiedad intelectual consultados por la agencia de noticias Bloomberg sostienen que es muy difícil probar que una obra de ficción plagia de forma ilegal un libro académico. “Si pueden demostrar que El Código Da Vinci cuenta los mismos eventos históricos y en el mismo orden, y se basa en el mismo esquema narrativo que su obra, pueden sacarlo adelante”, sostuvo Lorna Brazell, una abogada especializada en la materia. Un juez de Nueva York rechazó en agosto pasado una demanda parecida. El escritor Lewis Perdue pedía una compensación de 150 millones de dólares y que se bloqueara la distribución de la obra de Brown, porque, según él, plagiaba elementos de sus obras: Daughter of God y The Da Vinci Legacy.”El juez determinó que, aunque los tres libros narran acontecimientos históricos y religiosos parecidos, los detalles y el carácter de la narración diferían”. Dijo además, que “los derechos de reproducción no protegen una idea, sino la expresión de esa idea”. Según el derecho británico no se puede juzgar por plagio a una persona, por ello Brwn es sólo testigo y Random House la editora acusada. En el marco de los argumento de los demandantes, éstos se sienten aludidos en la novela. Sostienen que el personaje de Leigh Teabing es una alusió. Leigh corresponde a Richard Leigh, Teabing es uno de los anagramas utilizados por Brown y responde a Baigent.¿El Código Da Vinci se convertirá en el más formidable plagio de los últimos tiempos o la historia ficcional está para ser plagiada por cualquier autor?
Rolando Gabrielli©2006

NUNCA

NUNCA

Nunca,
sabe que Nadie
existe
y le abraza
con una frase
encantadora,
déjate ver.
Rolando Gabrielli©2006

BROKEBACK MOUNTAIN



TIEMPOS DE CARNAVAL EN CIUDAD GÓTICA
(Terreno Vedado)
Dejé el Sótano vacío de luces, saturado con las últimas emociones de quienes cargaban sus mochilas rumbo al carnaval. Yo había terminado un escrito titulado con el olor del futuro y del vértigo de lo probable: Panamá: 2076. Algo más que una cifra, la interpretación del país que se construirá y no veremos. Monorrieles entre grandes edificios sobre la costa cruzando islas y rellenos, la ciudad del futuro. Apreté en cadena un grupo de interruptores a la salida de la mampara de vidrio y el Sótano se sumió en una tenaz permanencia de su ausencia. El país ya estaba entregado al dios Momo, la música en las calles, los rostros afiebrados en la emoción: 4 días de frenesí respaldados por la autoridad inapelable del gozo de la carne.
Yo prefiero las máscaras, pero no estoy en Venecia. Fui a mi automóvil y me dirigí a la principal avenida a un cine a ver Brokeback Mountain, cuya traducción comercial Secreto en la montaña, me gusta menos que Terreno vedado. Prohibición de los sexos iguales, más allá del terreno donde se pisa, dos jóvenes pastores descarriados de sus propias ovejas, algo había leído de la crítica. Motes de los vaqueros gay, éxitos en premios europeos, de la crítica, nominaciones al Oscar. Crucé por la vía Argentina llena de tambores amarillos vacíos para la basura que surge en el carnaval y llegué a la vía España, repleta, cortada, a ritmo del ritmo, ya no era posible ir al cine Alhambra. Di la vuelta, enrumbé hacia el océano Pacífico, en dirección a Cinépolis, las mejores butacas y pantalla de la capital. El carnaval ya había arrancado y nada será igual hasta el miércoles de cenizas, cuando se entierra la sardina y la carne real da paso a la cuaresma.
Encendí el pionner con desgano, flote en una música estridente y pasé a las noticias. Las filas de vehículo hacia el interior sobre el Puente de las Américas y la gente en los buses de la terminal, cubrían de festejo el Istmo de punta a punta. Había policías de verde en cada esquina, algo insólito en la ciudad, pero el carnaval amerita vigilancia. Aceleré después que dieron la verde y volé. Llegué bajo un cielo despejado, lleno de estrellas, febrero en el aire. Entré al gran y moderno mall, estacioné, casi vacío todo, pasé por las puertas de cristal. Miré y busqué la escalera en medio de las luces, altos cielorrasos, gente que caminaba. Y en mis manos la entrada. Fui a la cafetería a esperar unos minutos. Un capuchino y pronto frente al breve relato de 30 páginas de Annie Proulx, una exitosa escritora norteamericana, que aventura en una “relación prohibida” en el duro, viejo y asfixiante medio este americano, de los años sesenta y tres. Más que en otros sitios, por el machismo, religiosidad, la aspereza de la tierra, de los oficios, el rigor de la vida, no siempre exitosa, la profunda soledad del escenario interior que engrandece la montaña en los taciturnos personajes que la habitan y viven. Los vaqueros gay, dice la publicidad, y es más que eso sin duda. Porque ambos vaqueros se casan y tienen sus vidas, familias, hijos, que son lo que alcanza a ser en esa atmósfera enrarecida, y arrastran esa realidad como la vieja y destartalada camioneta GMC, Jack Twist, la pareja de Ennis del Mar.
La critica dice que se trata de una historia de amor. Habla de lo no convencional. Lo que yo vi, es un pequeño universo de sumas asfixiantes, desde que estalla el encuentro amoroso entre Jack y Ennis, y la montaña pone mucho más de lo imaginable en el escenario de estos amantes que no logran estabilizar nunca la relación, que viven del pasado, de lo que no se puede, de una frustración tras otra. Wyoming es el lugar, un verano idílico entre estos pastores, la montaña cerrada, un coto pasional que estalla en una pequeña carpa en una noche veraniega. Una relación hosca, “varonil”, espesa, delatora de confusiones, que se mantendrá después en el fantasmal recuerdo de la desaparición de Jack. Ennis dice, no soy homosexual. Y de ahí no le abandonará más esa militancia entre lo oscuro prohibido y el placer cumplido, el amor irrefrenable que siente por Jack. Las dos mujeres, esposas, tienen un papel vital dentro del relato. La mujer de Jack, que los descubre besándose, se aguanta esa relación, llora, y sufre esa inexplicable realidad que para ella es algo más que chocante, incomprensible y no lo más natural, sin duda. La esposa de Jack es hija de un acaudalado y pelmazo empresario de maquinarias agrícolas, y contrasta con la de Ennis, porque es más permisiva, notablemente pueril, ocupada de los negocios y refleja la sordidez de ese sitio. Aparece mucho más enfatizado lo que no siempre se dice, esos estados agónicos de silencios, de frases cortas, titubeantes, y la ruralidad de la zona, otorgan esa atmósfera que se restablece en si misma paras seguir permaneciendo como una gran incógnita. Los vaqueros se enlazan, juegan, se entregan entre golpes y manejos juveniles, de niños abiertos al juego, en la caza del amor físico. Las esposas son un decorado en medio de la otra pasión subterránea. Cuelgan como cortinas al viento de la vida. Las vidas continúan al ritmo de sus propias eventualidades. El libreto de seguir. (¿Cuántos matrimonios viven actualmente dentro de un closet encapsulados y no tanto? ¿Cuántas parejas hombre-mujer, no son nada más que un filamento de realidad?)
Es Ennis el que lleva el relato sobre sus espaldas. El menos comunicativo. Todo el peso de la vida propia y alrededores, aunque quiera desligarse en ocasiones. El fantasma de Jack, quien muere ahogado por su propia sangre al estallarle una llanta, se le hace fetiche. Recoge su última ropa, la del viejo deseo, y su madre se la empaca en una bolsa de supermercado. Siempre habitaba en Jack el sueño de vivir juntos. El verano en esa tierra vedada, jamás lo olvidaría. Era su punto de referencia de antes y después. 20 años en ese filo irrefrenable, que se hacía sal y agua. Los secretos de la montaña no son tales porque los descubre quien les daría el trabajo para cuidar las ovejas. Y el secreto sería descubierto además por la mujer de Ennis. Prefiero Terreno Vedado. Una historia singular de hace cuarenta años. Época vedada y cómo ha cambiado la sociedad en estas cuatro décadas. Impensable para muchos. Siento que Hollywood, por algunas buenas razones, le colgará algunas estatuillas a Brokeback Mountain, este 5 de marzo próximo.
Abandoné la sala, finalmente. Y crucé por un sitio que no había visto de noche. Punta Pacífica, un relleno junto al mar. Los rascacielos me recordaron ciudad Gótica. Sus calles cerradas además. Por unos minutos detuve el carro y sentí que venían Batman y Robin. Decidí dejar el lugar. En carnaval todo es posible. Annie Proulx, también nos reserva una sorpresa inexplicable dentro de su relato. Surge la voz en castellano de un pastor chileno. No habla inglés y enreda aún más la escena de las ovejas entremezcladas. Sorprende el detalle. Habría que preguntárselo a la autora, esta licencia más allá del idioma, más próximo al azar, a lo que cada autor determina sobre que va o no en su obra. Un chileno pastoreando ovejas en las montañas de Wyoming.
Rolando Gabrielli©2006

domingo, febrero 26, 2006

Tu tiempo

Tu tiempo,
parcialmente,
sumamente
sobre todo,
nublado.
Punto de condensación,
alto,
frialdad del viento,
total.
Tú, mi adorable espanto.
Rolando Gabrielli©2006

sábado, febrero 25, 2006

Viaja detrás del Sol

PIEDRA

CAPOTE, PORSUPUESTO


Periodismo a sangre fría
La desinformación tiene escuela. En la falsedad de su espíritu, cohabita con los hechos y la verdad. Es una gran simuladora. Tiene pasta de la triunfadora, mueve su abanico como si el aire le perteneciera sólo a ella. Es una gran recicladora de hechos. Situaciones, información pasajera, y goza inaugurando escenarios que superan la imaginación y la ficción. Es la nueva realidad, la voz de los incautos, la patrona del deseo de muchos, administradora de causas perdidas, dueña viciosa de la ignorancia. Goebbels, voz, imagen, propaganda del nazismo, fue un maestro, padre de la desinformación: mentir, mentir, que algo queda. No el único, ni el último, sus discípulos informales y profesionales existen en todas partes del mundo. Desde seudorrepúblicas afiebradas en las sábanas de la corrupción hasta grandes voceros de los países más poderosos de la tierra. La mentira, la desinformación, es un capital, rinde tributos, afianza por un tiempo el poder y permite cumplir objetivos oscuros, fuera de la ley internacional o del propio país infractor. Es un respaldo al demonio del verbo que impulsa esos actos.
Requiere de un preparativo especial, único, y su condición es que se parezca lo más posible a la realidad. La desinformación es materia primera, no sólo un subproducto de los hechos, tiene fábrica propia, es más que la realidad, a veces, la realidad misma. Es una mecha que, una vez encendida, ya no se puede apagar. Se incuba en cuatro paredes, amasa en unas pocas mentes, adquiere forma, poder físico, verbo, potencialidad y se dispara en la confidencialidad del mediodía, y a esperar. Ya está en carrera. El receptor es el primero en creer en ella. La asimila y va regándose como el fuego en la yerba. Es la nueva realidad. Flamante, encapsulada, hecha a imagen y semejanza del deseo, de una política de Estado, una visión de conquista de lo real. La imagen digital con su eficaz repicar de campana global desde la sacristía a las catedrales, alcanzará el eco deseado del fabricante de la mentira. Y el mundo seguirá consumiendo esta sustancia pegajosa, maléfica, verdosa, biliar, pequeño engendro de un millón de cabezas, se anida como un chicle en la mente humana, en las instituciones que aprueban la verdad, en el gran carrusel de la palabra golondrina digital que no siempre hace verano.
La verdad, por humilde, acomplejada, falta de glamour, apoyo institucional, por ser tan incómodamente verdadera para los poderes fácticos, tarde o temprano termina por imponerse. Sale a la superficie como el iceberg, y van desenmascarándose las falsas sonrisas de las propias máscaras. Cae el telón, el viejo disfraz de la mentira, se descubre el uso artificioso de la gran utilería de la mentira. Los ejemplos son tan abundantes, que resultan ser una realidad paralela. La realidad tragada por la sombra, su verdadera esponja. Es una vitrina en cristal blindado la realidad, porque siempre se impone ante el dardo venenoso o la bala de plata que impulsa la mentira, el fraude, la trampa, el cuento. En algún minuto del día se deshace la nieve, el blanco se hace invisible, recobra todo el espacio natural sin tiempo, o quizás la realidad bajo la súbita nieve aparece y desaparece sin intermediarios.
Es una carrera de largo aliento, en el maratón mundial en que el mundo se mueve de Norte a Sur, Este a Oeste, sin brújula, sin un Norte definido ni un Sur satisfecho. Oriente y Occidente en una misma mecha y caldero. Mundo bizantino en estos tiempos. Tierra de nadie o de unos pocos. Se acuñan las frases, en el sentido de demolición, un pequeño dominó de fichas que caen y se superponen, sin ganadores. La mentira mediática sigue reinando desde la pantalla. Moldea a los jóvenes, a los sectores menos ilustrados e informados, a quienes no hacen un esfuerzo por traducir la realidad. Sin duda, el bombardeo y el tiempo dedicado al trabajo, para quienes lo tienen, no les permite, muchas veces, aproximarse a los problemas desde el fondo, viendo sus causas y consecuencias. Se está creando una deliciosa clase idiota, no pensante, monosilábica y tiernamente estúpida. No son palabras groseras, sino rigurosamente ciertas, ajustadas a una atmósfera de bobería en muchos hogares. La hipnosis del agujero negro iluminado que no deja ver el bosque, las candilejas permanecen en off, Carlitos bailando con su nostálgico paraguas, y un gran horizonte enfrente, como si un desierto se agrandara en el mediodía y nos comenzara a devorar como una aspiradora.
Los medios son también ese gran vacío, lo que se ignora, no se dice, calla, olvida a propósito. Se miente sobre la realidad y no precisamente en detalles, porque los asuntos de la guerra no son pecata minuta, y en esto, los más influyentes diarios de Estados Unidos, han cometido errores imperdonables por la gravedad de sus faltas. Inventar historias es uno de los actos más deleznables en la profesión de un periodista. No son los únicos, ni los primeros, ni los últimos, en hacerlo. Ganar lectores, influir, más bien torcer los acontecimientos, para ganar lectores, sintonía, audiencia y guiar el curso de la historia, de las batallas, las luchas políticas, la opinión pública nacional y mundial.La objetividad per se, inmaculada, no existe en periodismo. Pero la verdad, aunque deban usarse varios espejos, debe reflejarse en todo texto, nota, historia.

Truman Capote nos enseñó algo fundamental en A sangre fría: una buena nota requiere de investigación, paciencia, trabajo prolijo, de confrontación de datos, conocimiento a cabalidad de la historia basada en hechos reales, comprobados, inclusive las circunstancias, el perfil psicológico de sus protagonistas. Cinco años demoró en escribir ese reportaje literario escalofriante e inaugurar un nuevo periodismo. No se equivocó Capote, trazó un largo y seguro camino al periodismo moderno. Algunos medios reputados, muy influyentes en Estados Unidos y otros lugares del mundo, han olvidado las sabias enseñanzas de Capote. El periodismo trascendente, que rescata la historia y conmueve al lector, requiere de una sagrada dosis de poesía, lenguaje, toda la veracidad, como si quien leyera la nota estuviera frente a un espejo. Rolando Gabrielli©

viernes, febrero 24, 2006

OH, DÍAS

Cielos de sal y agua,
nadie los bendice,
oh estos malditos tiempos,
cuerpos que deambulan idiotas,
bajo un sol anestesiado,
rajan los vivos y descuajan a los muertos.
¿Cómo pueden morir frente a dos ríos
y en la cara del desierto?
Zumban las moscas,
cuervos de un mismo espejo,
merodean la pequeña gloria
en los dientes de la noche,
donde las puertas niegan
el paso a otras puertas.
Sangran las viejas cúpulas,
las encías del desierto.
Cordero borra la luz,
bala, bala desierto,
Dios está herido de muerte.
Rolando Gabrielli©2006

Yo no subo,
desciendo ciego,
iluminado,
en el crepuscular abismo,
de tu abismo.
Rolando Gbarielli©2006

jueves, febrero 23, 2006

FIONA

Fiona, querido, acústico, digital,
ya no serán mis manos,
te dejo por una buena causa,
red piano, rojo inmortal,
te recordaré en el desierto
de Nevada, no olvido
tus teclas, Fiona,
Londres, Las Vegas , Los Ángeles
o New York, quién, quién,
te llevará como una roja flor,
de la mano del ojal
al corazón, Fiona, Fiona,
no dejes de tocar,
no digas no,
no digas sí,
no digas nada,
sólo ve a tocar.
Rolando Gabrielli©2006