viernes, febrero 24, 2006

OH, DÍAS

Cielos de sal y agua,
nadie los bendice,
oh estos malditos tiempos,
cuerpos que deambulan idiotas,
bajo un sol anestesiado,
rajan los vivos y descuajan a los muertos.
¿Cómo pueden morir frente a dos ríos
y en la cara del desierto?
Zumban las moscas,
cuervos de un mismo espejo,
merodean la pequeña gloria
en los dientes de la noche,
donde las puertas niegan
el paso a otras puertas.
Sangran las viejas cúpulas,
las encías del desierto.
Cordero borra la luz,
bala, bala desierto,
Dios está herido de muerte.
Rolando Gabrielli©2006

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