Longevos como los
cuentos de los abuelos
en invierno, los cardones
permanecen en silencio,
en los áridos
paisajes de cardonales,
testigos de lo que
pasa y queda sin tiempo.
Así te conocí un
día de suerte
en el sagrado
misterio del silencio y la palabra.
Después se dijo
todo y nada, así también pasa
el viento y se
lleva tu voz, la risa, el tiempo,
las voces susurrantes
que aún escucho,
en silencio.
Rolando Gabrielli2025
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