jueves, septiembre 13, 2012

Vallejo, ¿solo tenemos la palabra en este entierro?

Fernando Vallejo escribe contra todo, todos y sì mismo, si le alcanza el tiempo y por seguridad que no se le escape nadie de su cirugìa verbal. Se detiene solo para preguntar: ¿de quièn estaba hablando mal?. Sus libros asì lo confirman, como sus entrevistas, apariciones, declaraciones.  La virgen de los sicarios, El desbarrancadero, La Puta de Babilonia, son los titulares de sus màs cèlebres libros en los que no descansa de fustigar desde su nacimiento hasta el ùltimo rosario del Papa.
 Esa mala patria, le llama a Colombia, para que ni un centìmetro cuadrado de su extensa geografìa se quede por fuera de su crìtica àcida, tenaz, lapidaria. No quiero volver a saber de ella, habla como si fuera una mujer perdida en algùn rincòn si quedara de la memoria. Lo que me reste de vida lo quiero vivir en México y aquí me pienso morir, sentencia como un mariachi, nacionalizado hace algunos años mexicano. Paìs asesino, el màs asesino de todos, descarga sin contemplaciòn contra su natal Colombia, como si las palabras fueran a detener un gran rìo de sangre que el ve pasar desde su infancia. Cuàntas veces, me pregunto,  habrà pensado y escrito la palabra horror


para llamar al espanto y describir la tragedia.
Bueno, considera que la fìsica nos engaña con las ecuaciones y  la literatura con las palabras. No hay  escapatoria, al parecer, para Vallejo en un mundo donde se viene a sufrir como si un tùnel  viajara con nuestro destino sin salida. ¿Pesimista, sarcàstico, aguafiestas, bilioso, atrabiliario, colèrico? Probablemente el diccionario de sinònimos no alcance para definirlo. Roberto Bolaño  dijo en una memorable entrevista  poco antes de morir, que Fernando Vallejo estaba instalado en la desesperaciòn y en el laberinto. Nadie se le escapò a Vallejo, de Cortàzar dijo :"No lo conozco. Lo he ojeado y me da la impresión de que no sabía escribir. No sabía justamente el idioma literario, escribía pobremente. Y los jóvenes hacen este cálculo: si este escritor tan malo es nuestro gran escritor, entonces por qué yo no puedo ser igual a él". A Bolaño le dedicò estas margaritas:" la prosa de Bolaño es demasiado simple, plana, elemental, "del tipo yo Tarzán, tú Chita". Salpica desde el hueco que la pariò hasta la estrella màs lejana.
Fernando Vallejo, si lo leemos,  nos daremos cuenta que es poseedor de uno de los ventiladores de mierda màs fenomenales de la historia literaria universal y galàctica, tal vez.
 Sorprende, que viviendo en Mèxico, un calidoscopio del horror, no escriba una lìnea sobre ese paìs, que le otorgò el expremio Rulfo. Vallejo se califica asimismo de  "escarbador de vidas ajenas." Se ha especializado en este tema con su compatriota Gabriel Garcìa Màrquez, impartièndole un cursillo, donde  se burla de sus quehaceres de cortesano polìtico transcontinental y relaciones con Cuba y Fidel Castro. En ese ejercicio describe una visita a Cuba y relata su experiencia: "
"Bueno, te decía que he estado dos veces en Cuba y que me fue muy bien. En la primera me conseguí un muchacho esplendoroso, y te paso a detallar enseguida una de las más grandes hazañas de mi vida: cómo lo metí al hotel. Pero te lo presento primero en la calle vestido para que le quitemos después la ropa prenda a prenda en la intimidad del cuarto: de dieciséis tiernos añitos, de ojos verdes, morenito, con una sexualidad que no le cabía en los pantalones, lo que se dice una alucinación. Sus ojos verdes deslumbrantes se fijaron en los pobres ojos míos apagados, y la chispa de sus ojos viéndome incendió el aire. ¡Uy Gabo, qué incendio, qué inmenso incendio en Cuba, el incendio del amor! Menos mal que medio lo apagamos después en el cuarto, porque si no, les quemamos los cañaverales y listo, se acabó la zafra..."
Biòlogo, pianista, escritor, le ve la suerte a la vida, su familia, Colombia, a algunos poetas, a la iglesia catòlica y al Cuervo Blanco, que es el  propio Rufino Josè  Cuervo, su màs reciente libro, dedicado a este filòlogo colombiano del siglo XIX, constructor de un diccionario inconcluso de la lengua española.
Vallejo estaba ausente desde hace un tiempo de foros y procesiones literarias, pero ha vuelto al ruedo mediàtico en Buenos Aires, en el Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA).
 La excelente periodista argentina de Pàgina 12, ha entrevistado hace menos de 48 horas al inefable Fernando Vallejo, no confundir con Cèsar Vallejo, y bueno, los resultados estàn a la vista, el colombo mexicano  Vallejo se ha vestido de cuervo negro y le ha sacado los ojos al propio  y mismìsimo Jorge Luis Borges y en casa. Debiò vivir quizàs la atmòsfera de aquella memorable e impensada  goleada que le propinò la selecciòn colombiana a la argentina. Vallejo, no reconoce maestros, escuelas, patria, familia, religiòn, colegas, gèneros y su mundo es este horroroso mundo que lo traduce con lo que tiene a mano y no alcanza, dice. ¿Es probable que no se mire al espejo porque lo insultarìa? Habrìa que preguntarle si alguna vez estuvo a favor de algo, aunque sea por equivocaciòn.
 No sabemos, veamos que dice y hace con Borges el ciego irreverente. Vallejo se interroga:
¿Quién de los escritores de este idioma quiere al idioma? Borges no creo que lo quisiera, parecía que era un escritor inglés que escribió en español porque no le quedaba más remedio. ¿Quién lo quería?
Silvina Freira le pregunta càndidamente: En este sentido, ¿Borges sería un gran prosista de la lengua o un gran escritor para usted? Y Vallejo, como si esperara la pregunta para desbarrancar contesta con la guadaña en una mano y la guillotina en la otra: " –Hay dos Borges: uno el poeta y el otro el prosista. Del poeta ni hablemos porque es lamentable. No tenía el sentido de la poesía, entendida como la poesía hecha por versos. No era su momento, ya había pasado el momento para que se hicieran grandes poemas en el idioma. Que por lo demás son muy pocos; los versos buenos de la lengua española caben en un cuadernito de escolar. El otro Borges es un escritor de relatos cortos. Uno un poco largo, “El aleph”, es un magnífico relato lleno de sentido del humor y desmesurado, escrito en buena prosa, con riqueza sintáctica. Todos los otros relatos chiquitos, pequeñitos, son una literatura más de divulgación del mundo árabe, por ejemplo “Los traductores de las 1001 noches”. No creo que eso haga un gran escritor a nadie; Borges puede ser un gran divulgador o un buen tratadista de literatura. Son curiosidades de erudito con las que ya acabaron Google, Internet y Wikipedia. Eso que era inaccesible en el tiempo de Borges, ahora con un clic lo tenemos al alcance de la mano. Borges es un personaje bonito por su amor a los libros y a la literatura. Y por su tragedia de quedarse ciego, con lo cual se escapó de leer mucha basura."
¿Vallejo juega con los tamaños literarios? ¿Se aferra a su ceguera y mira a Borges? ¿Borges serìa un escritor ideal para el Almaque de Bristol? ¿Un precursor del Reader Digest en español? Un encuentro con Borges habrìa sido fenomenal, no era mudo, como Gardel.
COROLARIO
Bolaño decia, "hay que leer a Borges otra vez".
“He leído toda la obra de Borges, al menos dos veces, y casi todos los libros que se escribieron sobre él, y hay una cosa que tengo más o menos clara: Borges era un humorista, tal vez el mejor que hemos tenido, sobre todo cuando se juntaba con Bioy, aparte de ser un gran poeta y el más grande cuentista y un gran ensayista. En fin, probablemente el mejor escritor en lengua española desde Quevedo. Decir que la poesía era un género del siglo XX sin duda es una broma. Se mire como se mire. Y decir que el cuento podía sobrevivir a la novela, también es una broma. Borges sabía, mejor que nadie, que novela y cuento son dos hermanos siameses. Uno grande y el otro pequeño, con cerebros distintos y almas separadas, pero unidos y probablemente compartiendo el mismo hígado o el mismo corazón, lo que entraña que a la muerte de uno sigue la muerte del otro”.

 

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