Tiempo después. No sé cuanto, pero me hice la pregunta. Las interrogantes surgen espontáneamente. Me da la impresión que un vacío las imanta y pone sobre la mesa. También el peso de la incógnita que las envuelve en un velo tenue y misterioso, listo para ser rasgado. La caprichosa memoria archiva y luego selecciona. Un duende más grande que el silencio, se asoma tímidamente con un cartelito y la vieja historia en off, vuelve a tomar consistencia, sale a la superficie. El fantasma de esa realidad interroga en tiempo real y aunque ha permanecido inmutable, congelado, puede brotar espontáneamente.
La mañana estaba soleada. Me entretuve en el curso de la flor de la orquídea como dos hilos dorados sobre el tendero. Ahí la prosa adquiere sentido y nadie pone en duda lo cotidiano. El oro del sol se refleja en la diminuta flor que renueva sus esperanzas en marzo. Es una pequeña paloma con sus alas detenidas en la luz. No todos los vuelos son vuelos, ni marcan distancias. Son cinco o seis brazos extensos, delgados, uno aún con sus diminutos brotes intactos. Abrazados al sol del poderoso verano. Sé que alumbrarán en algún amanecer. La belleza tiene caminos solitarios y desconocidos. Carece de tiempos definidos, atemporal como el eco de un caracol. El día es espléndido aún para la rosa congelada. La naturaleza guarda y revela sus propios secretos.
Marzo recorta sus días, pero alumbra lo suficiente para un domingo. Hay una monotonía de sastre o peluquero. Ese aire algo espeso y ligero, que no termina de calentar. Adónde nos ha llevado y traído la memoria, sino a los ojos de un domingo luminoso. Este es el día que una pregunta movió la memoria. ¿ Me pregunto si vale la pena volver a hacerse la pregunta, si no tendrá respuesta? La memoria también es una gran incógnita.
La mañana estaba soleada. Me entretuve en el curso de la flor de la orquídea como dos hilos dorados sobre el tendero. Ahí la prosa adquiere sentido y nadie pone en duda lo cotidiano. El oro del sol se refleja en la diminuta flor que renueva sus esperanzas en marzo. Es una pequeña paloma con sus alas detenidas en la luz. No todos los vuelos son vuelos, ni marcan distancias. Son cinco o seis brazos extensos, delgados, uno aún con sus diminutos brotes intactos. Abrazados al sol del poderoso verano. Sé que alumbrarán en algún amanecer. La belleza tiene caminos solitarios y desconocidos. Carece de tiempos definidos, atemporal como el eco de un caracol. El día es espléndido aún para la rosa congelada. La naturaleza guarda y revela sus propios secretos.
Marzo recorta sus días, pero alumbra lo suficiente para un domingo. Hay una monotonía de sastre o peluquero. Ese aire algo espeso y ligero, que no termina de calentar. Adónde nos ha llevado y traído la memoria, sino a los ojos de un domingo luminoso. Este es el día que una pregunta movió la memoria. ¿ Me pregunto si vale la pena volver a hacerse la pregunta, si no tendrá respuesta? La memoria también es una gran incógnita.
1 comentario:
Excelente texto. Nos hace "regresar", salirse , desalienarse de la rueda, des-enrredarse del dìa, golpea la puerta ... palabras que abren otros lugares...donde entra el Sol.
Es como si fueramos por una autopista y de repente desviamos haciao tro camino, mucho mejor, donde la serie se corta, donde lo mismo se rompe. Eso es la oportunidad de la literatura," el Derecho a otro camino".
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