El mercado es un gran seductor,
me sonríe y dice: ven,
escoge un guante o una mano,
no una flor y me empuja al infierno
con su voz de locutor,
como si nada más existiera
en el mundo.
Tiene tantos productos en sus vitrinas,
los renueva cada día,
como negarse,
si es un Dios.
Rolando Gabrielli©2014
Rolando Gabrielli©2014
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