El sol es
una estrella y no es fugaz.
No me va a
quemar, ni se va apagar,
porque al
brillar caerá a mis pies,
como si
fuera una puesta de sol
frente al
mar y detrás del atardecer,
en una
montaña, sus cálidos días
me
alumbrarán y yo solo lo veré
al amanecer
como un duende aparecer.
Algún día
desaparecerá,
anuncian los
nuevos tiempos
y no siempre
estará, al parecer.
El sol está
a millones
de kilómetros
de la tierra
y viaja muy
rápido cada día.
Es un dios que nos da vida
de día y al amanecer.
Rolando Gabrielli 2022
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