En la
informalidad de la tarde,
se va el
día sin apuro, ni cosas nuevas por aparecer,
solo un
tiempo casual en un punto de la ciudad,
que el
azar convierte en realidad.
El té árabe
quizás hace la diferencia,
un aroma
para un tiempo más lento que lo habitual.
En eso
consiste este encuentro con lo impensado,
pasar de un
lugar a otro sin ser visto ni por los demás.
No había
nada ni nadie alrededor ni delante de la mesa,
solo la
clásica tetera árabe como si fuera a salir de pronto
al frotarla
y cerrar los ojos, el genio que cumple tus deseos.
Y en ese
improbable de la magia, escribí este poema,
azar,
coincidencia, casualidad, son mis palabras.
Rolando Gabrielli2023
No hay comentarios.:
Publicar un comentario