lunes, abril 10, 2006

CÓDIGO DA VINCI, UN JUICIO PARA GANADORES

CÓDIGO DA VINCI, UN JUICIO PARA GANADORES
¿Juez Smith, un caballero Templario?

El Código da Vinci reafirmó su condición de best seller en las manos del juez Peter Smith, en una corte británica, que decidió absolver a la editorial Random House acusada por un supuesto plagio de su autor Dan Brown en perjuicio de la obra The Holy Blood and the Holy Grail, de los escritores Michael Baigent y Richard Leigh. Smith, quien examinó por unas semanas la demanda sobre el plagio de la estructura de ese libro, la desestimó por considerar que la obra no tiene un eje central, por lo que no se ha "robado" ninguna idea de ella. Los demandantes dijeron que habían perdido en la letra, pero no en el espíritu, porque Brown reconoce en su portal que ese libro fue su principal fuente. Todos ganaron con el juicio, menos los que pagaron más de un millón de libras esterlinas por las costas, pero se resarcirán con más ventas del libro aparentemente plagiado. La editorial incrementó sus ventas en ambos libros, el de Brown y el de los demandantes, y su(s) autor (es) tuvieron mayores ingresos también. El público que ha sabido hilar fino en los entretelones del sonado caso, también ha obtenido su recompensa, al conocer algunos entramados de cómo "se confeccionó" en alguna medida el famoso libro. Detrás del Código ha quedado claro que ha estado en todo momento la mujer de Brown, quien realizó la investigación y sugirió el tema de fondo. Dos aportes algo más que significativos para realizar una obra. Un libro que no basa su potencia y convencimiento al lector en su lenguaje, profundidad literaria, sino en la intriga, ha probado además su eficacia ante un juez de Londres. Había mucho en juego: ventas por 360 millones de dólares, una película en próximo estreno, la reputación de una conocida editorial, la condena del Opus Dei, el apoyo al texto de un público masivo, el precedente que se crearía para futuros juicios de demanda que podrían ser interminables por la alta sensibilidad y ocurrencia del tema. Michael Baigent y Richard Leigh habían demandado a la editorial Random House porque, en su opinión, El Código Da Vinci se sustenta sobre las mismas tesis que su libro Holy Blood, Holy Grail. En esta obra, escrita hace dos décadas, se asegura que Jesucristo se casó con María Magdalena y que, fruto de esa unión, nació un hijo. Esta es una de las principales pistas que conducen al Código da Vinci, además que Dan Brown reconoció que ese libro fue su principal fuente, y suponemos que su esposa de ahí obtuvo la idea central de la descendencia de Cristo. Baigent y Leigh argumentan que emplearon cinco años de investigaciones para escribir su libro y acusan a Brown de haber copiado sus ideas. Brown sostuvo que es legítimo acortar los procesos si otros ya hicieron ese trabajo.En agosto, un juez de Nueva York rechazó una demanda similar; del escritor Lewis Perdue, quien solicitaba pedía una compensación de 150 millones de dólares y que se bloqueara la distribución de la obra de Brown, porque, en su opinión, "plagiaba elementos de dos de sus obras: Daughter of God y The Da Vinci Legacy." El juez estimo que, aunque los tres libros tratan acontecimientos históricos y religiosos parecidos, los detalles y el carácter de la narración diferían; en su opinión, además, los derechos de reproducción no protegen una idea, sino la expresión de esa idea. Con este antecedente Brown se sentía seguro en Londres, aunque siempre se mantuvo un tanto nervioso y tuvo el buen olfato de mantener a buena distancia del juicio a su esposa, la investigadora y recopiladora de fuentes e ideas que permitieron elaborar el Código da Vinci.Dan Brown una vez conoció la resolución del juez dijo: "el verdicto de hoy muestra que la acusación no estaba justificada. Estoy asombrado de que esos autores hubieran decidido acusarme"."Todavía estoy estupefacto por el hecho de que estos autores decidieran presentar su demanda", agregó el escritor estadounidense. Random House, por su parte, declaró que el dictamen judicial "garantiza que los novelistas siguen siendo libres para incorporar ideas e investigación histórica". Personalmente me parece un mensaje peligroso de una editorial, porque una cosa es incorporar ideas y otra el eje central de una obra, aunque el juez Smith, que ha creído salir avanti con una respuesta casi literaria que habla de la carencia de una estructura, nos dice en buenas cuentas que se trata de una obra escrita como un paisaje sin una estructura central. Hoy la literatura no sabe, ni reconoce géneros, no se encasilla, y quizás este sea un aporte del juez Smith a una nueva vanguardia.
P.D.
El plagio es una víbora de muchas cabezas que ha existido desde siempre y sigue vivo y coleando. Más recurrente y permitido de lo imaginado. Los poetas conocen más de estos temas, por lo vivido, y la sutileza de los versos prestados por algún autor. Pero la poesía no es comercio, no vende, no motiva juicios, ni lecturas masivas. No es atención de un gran público, ni de editoriales, porque no hay una plusvalía interesante. Es mercancía de tercera, estrictamente espiritual. Brown concibió el Código en una estancia de Honolulu y siempre pensó en un best seller de letra liviana. Todo autor es libre para escribir un libro desde el punto de vista que considere y estime para sus objetivos.
Rolando Gabrielli©2006

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