viernes, junio 10, 2011

La llama de los libros



Los libros han sido
una piedra en el zapato
de las tiranìas,
bibliotecas escritas
como si tuvieran memoria,
ardieron bajo el fuego
y el duro golpe de la bota militar
No es un ciega teorìa,
que al abrir una página
puede surgir una aventura,
una lìnea  sembrar una duda
¿Por què ignorar lo que aùn
no està escrito?
El liviano  hielo flota
en las fluidas aguas,
la Tierra se mueve,
las palabras fluyen,
Ptolomeo.
Giordano Bruno  ardió
en la hoguera del Santo Oficio
La Biblioteca de Alejandrìa fue incendiada
El emperador chino Shih Huang Ti
borrò  el pasado de China,
tres mil años se esfumaron bajo las llamas,
quedò el principio
de una nueva  pequeña historia
dibujada bajo el silencio
de la anciente Era
La Inquisiciòn española
quemó los manuscritos Mayas
Los castellanos siguieron quemando
libros àrabes en Andalucìa
La Hoguera de las vanidades,
nos recuerda a Girolamo Savonarola,
en Florencia
Los nazis quemaron libros
Pinochet quemò libros,
mis libros deambularon por Santiago
como pàjaros desterrados
El general argentino Luciano Benjamìn Menéndez
quemò libros de Proust, Saint Exupery,
Cortàzar, Neruda, Vargas Llosa
Los bomberos de Farenheit 451
queman los libros en las casas
de cualquier vecindario,
cuenta Bradbury
En La Florida
un Pastor
quemò el Coràn
El fuego quizàs purifica los autores y la historia
La memoria sigue escribiendo
lo que otras vidas ignoran
Como todos los dìas de su vida,
Jorge Luis Borges se detiene ante
los lomos de su Biblioteca
en Buenos Aires,
los ha leìdo  y ha creído ciegamente
en alguna de sus historias y palabras,
que ha terminado de contar
como si fueran propias
No por ello los libros dejaràn
de seguir siendo leìdos
o ya no seremos tus lectores,
Borges.

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