Oh, diosa,
los dioses me premian,
tú sabes,
se comportan como dioses
y me dejan ver detrás del cristal,
tu olimpo terrenal
que el tiempo mide en ti
y derrama a manos llenas,
aquí y ahora,
el poema reclama
a su diosa,
convertida en palabra,
que ha nacido en mí.
que ha nacido en mí.
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