Aquí se muere de
verdad y vicio,
se nace para un
mismo oficio: morir.
A cielo abierto se
abren fosas
con hornos y silencio crematorio.
Nadie despide a
los muertos.
Asesinos
desalmados viajan
como ángeles de la
muerte
al infierno,
en sus propias naves,
sin ser vistos,
en todo México.
Rolando Gabrielli©2014
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