Vienen con sus paragüitas
para protegerse del sol y la lluvia,
bien modestamente vestidos,
negras, mulatos y mestizos,
pulcros como talismanes,
quizás que fueron en la otra vida.
Casa por casa,
sin hacer ruido, sudando,
con la palabra en la boca,
bajo el brazo el libro mayor,
y a la hora del mediodía te anuncian
el fin del mundo como si nada,
dejan unas hojitas con la salvación
dejan unas hojitas con la salvación
y se van.
Rolando Gabrielli©2014
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