“Si ésta es la última vez que subo a un escenario, pinten el cajón de rojo y celebren, porque mi vida es una fiesta”. FC
Facundo Cabral cantó, vivió y reescribíó su vida cada vez que subía a un escenario. Fue un trovador de su tiempo. Memoria viva de la vida de un hombre frente al mundo. Un marginal anclado en la humanidad de su palabra que nos hacía ver y oír un mensaje que hablaba del centro de las cosas, a lo humano y divino. El azar, que tantas veces jugó a su favor, le tendió una trampa en uno de los países que amaba. Su vida siempre fue y será una sorpresa. Quería finalizar su carrera en México, un país que amaba entrañablemente. Regresó por última vez a Argentina, ya sin vida, en un avión del gobierno de México.
Su viuda, la psicóloga venezolana, Silvia Pousa, inició un velatorio privado en el teatro ND/Ateneo de Buenos Aires, donde actuó en vivo por última vez. Su público, la gente del pueblo, artistas, amigos, no han dejado de desfilar frente a su féretro, luego que su mujer decidiera el ingreso de las personas común y corrientes al velatorio.
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