No separarse del mundo. No malogra uno su vida cuando la pone en contacto con el mundo. Todo mi esfuerzo, en diversas situaciones, las desdichas, las desilusiones, consiste en volver a reanudar los contactos. Y aún en medio de esta tristeza qué deseos siento de amar y qué embriaguez ante el solo espectáculo de una colina en el aire de la tarde. Contactos con lo verdadero: la naturaleza, en primer lugar; luego el arte de aquellos que han comprendido, y mi arte si soy capaz de ello. Si no, la luz y el agua y la embriaguez están aún ante mí, y los labios húmedos del deseo. Desesperación sonriente. Sin salida, pero ejerciendo sin cesar un dominio que uno sabe vano. Lo esencial: no perderse y no perder lo que de sí está latente en el mundo.
Rolando Gabrielli nació en Santiago de Chile. Estudió Periodismo en la Universidad de Chile.
Ejerció hasta el 11 de septiembre de 1973 en su país. Fue Corresponsal Extranjero en Colombia y Panamá (1975-79).
Funcionario Internacional durante una dècada, Editor de una publicación científico-técnica y económica, con circulación en 56 países, columnista de la revista alemana D+C (1979-89).
Escribió para periódicos panameños como Analista Internacional y trabajó en el programa de la Unión Europea-PNUD, Tips On Line.
Asesor en estrategias empresariales, editor de Suplementos especializados, ha trabajado en marketing. Labora desde hace más de dos décadas en una reconocida empresa de arquitectura. Hace más de 25 años se inició en Internet. El Blog contiene más de 5350 textos. Es admirador de Silvia Banfield.
Ha publicado dos libros de
Poesìa en Colombia: Entre parèntesis, amor y Los Poetas de Chile.
Tiene varios libros por editar: poesía y prosa.
(Puedes ver más en View my Complete Profile)
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No separarse del mundo. No malogra uno su vida cuando la pone en contacto con el mundo. Todo mi esfuerzo, en diversas situaciones, las desdichas, las desilusiones, consiste en volver a reanudar los contactos. Y aún en medio de esta tristeza qué deseos siento de amar y qué embriaguez ante el solo espectáculo de una colina en el aire de la tarde.
Contactos con lo verdadero: la naturaleza, en primer lugar; luego el arte de aquellos que han comprendido, y mi arte si soy capaz de ello. Si no, la luz y el agua y la embriaguez están aún ante mí, y los labios húmedos del deseo.
Desesperación sonriente. Sin salida, pero ejerciendo sin cesar un dominio que uno sabe vano. Lo esencial: no perderse y no perder lo que de sí está latente en el mundo.
Albert Camus
Carnets I, 1936
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