dio un sano consejo, subrayó,
ten cuidado con la egolatría,
no anida ni fecunda
un solo corazón,
carece de fronteras y límites,
galopa sin riendas,
crece como toda mala yerba,
abunda en los campos más fértiles
Una vez, un poeta caminando por Itaca
se encontró con Homero y le preguntó:
¿por qué no me habías visto antes
si he pasado tantas veces frente a ti?
Esa misma pregunta se repitió
casi treinta siglos después a Borges,
cuando paseaba por la Plaza San Martín,
por sus calles preferidas de Buenos Aires,
con su bastón de laca,
frágil, flexible, casi invisible
como una rama de bambú,
uniendo a Oriente y Occidente,
ciegos aún en sus guerras.
Rolando Gabrielli 2022
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Homero (según la leyenda), y Borges, nuestro contemporáneo, dos extraordinarios y singulares poetas, hoy clásicos, fueron ciegos, he ahí la metáfora del poema.
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