Violeta Parra, es nuestra Frida Kalho, ambas sufrientes en el arte de la vida, grandes en sus expresiones vivas, auténticas, valientes para su época y todos los tiempos. Violeta, chilena raizal, chilensis, y Frida, mexicana de toda la mexicanidad de México. Poco se dice de Violeta más allá de su canto, y se relega su condición de artista más integral, diversa, completa. Las arpilleras absolutamente originales, (el lado Naif de Violeta), nacieron un día en medio de la enfermedad. Comenzó a bordar un nuevo hilo en su vida, donde el dolor no tiene comienzo ni fin, y también la felicidad que ella buscó con desesperación y vivió. Las arpilleras surgieron sobre rústicas telas, confeccionadas con lana e hilo y mucho colorido, el amor de sus entrañas. Las vivencias de su vida. Gracias a la Vida naciste en Chile Violeta, país de humo y sueños, largo sangrante copihue. Nos diste tanto y aún más te pedimos clavados en tus sueños, la voz de tu camino, cántanos Violeta, cántanos a la vida, vieja amiga de cántaros nocturnos, greda insigne de mi patria. Oh, Violeta, estas viva esta mañana y siempre en la guitarra que alguien pulsa, cuerda invicta de todos nuestros silencios. Es el verano de tu despedida, pero yo sé que no te has ido. Cómo podría volar un pájaro, sino fuera para seguir volando... Siempre vuelves a los 17...
Rolando Gabrielli
Rolando Gabrielli
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