Al caer la tarde el espejo es el mar
y todo alrededor su horizonte,
inmóvil, inasible.
Sin pensar en nada, ociosos,
convocados a ver morir en la orilla
las pequeñas olas en su vieja rutina,
pasar inadvertidos los bañistas frente al mar
y nosotros compartimos ese tiempo,
que consumimos sin ningún pensamiento especial,
que no sea el mar y sus olas en un mismo lugar.
Algunas aves cruzan ordenadas en fila india,
sobre un cielo despejado como un cristal.
Sin nostalgia, caminan mis pies
por la suave arena donde alguna vez,
en otro tiempo y lugar,
construí castillos,
sin príncipes ni reinas.
Rolando Gabrielli 2022
1 comentario:
En el Universo Medieval habìa Dios, ordenamiento segùn el Verbo, patriarcado como dices, vigor. Hoy asistimos al vaciamiento y al fin del Padre, la civilizaciòn cambiò su Paradigma por lo inestable, diverso. Lo inmanente dejò de serlo, y todo es efìmero . Adiòs a las tradiciones. Hay que reivindicar algunas cosas del Medioevo, mirarlas desde lo EPOCAL.
Eso tiene consecuencias tremendas en las subjetividades colectivas, el hombre cortò los hilos con los Dioses imaginados, creados, existentes, y se sintiò solo en el desierto del mundo.
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Cuando en tu poema aparece la palabra "Bañistas" lo dice todo, es un estado de andar y estar, el bañista vive entre el Mar y la arena, expone su cuerpo a esas temperaturas, es ligero en su carga , està como inmerso en la magia paisajistica , custodia de amaneceres y atardeceres, levanta su remera , su gorra, sus lentes y camina para volver a ese escenario donde el mar no serà el mismo que ayer- y èl seguramente tampoco.
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