Chagall, no
es escusa en este teatro de horror,
ni una comedia, sin más ni menos
lo que el
espanto pone en escena,
a veces, de
vez en cuando,
como si la
lección debiera repetirse
hasta el
cansancio o la estupidez.
La pintura
del ruso es una metáfora,
dijo Bretón, y el surrealismo corría por París,
como un
caballo con riendas, sin jinete,
yo diría en
la delirante atmósfera
de los colores, sueños y visiones
del maestro
ruso, que tiene tiempo
para la
comedia en el arte de la vida.
Me quedo
con este Chagall,
inclasificable,
a veces, y que me lleva
a la
infancia, donde los colores no se repiten,
ni tienen
frontera.
Rolando Gabrielli2024
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